Felices
45 Años de servicio.

Iglesia Presbiteriana Los Olivos

Nosotros.

"Somos una iglesia dedicada a la enseñanza de la Palabra de Dios de una manera bíblica y reformada.Creemos en Dios como el creador del universo y soberano sobre su creación. Creemos en Jesucristo nuestro Salvador y Redentor, hijo de Dios Padre, a través del cual y por su sacrificio podemos llegar al Padre.Creemos en el Espíritu Santo, quien es nuestro Consolador y a través del cual tenemos relación con nuestro Dios. Reconocemos la autoridad suprema de las Escrituras y la importancia de la predicación expositiva y la sana doctrina en nuestras reuniones.Nos reunimos y compartimos la Palabra de Dios, a fin de edificarnos mutuamente y encontrar a través de su palabra la orientación necesaria para toda área de nuestra vida, siempre en conformidad con los principios reformados de la fe."

Agenda.


#PróximasActividades

Agenda de Eventos
Ludgero Bonilla

Semana de confraternidad presbiteriana.

Expositor: Dr. Ludgero Bonilla - Brasil | Lugar: Iglesia Los Olivos

05 al 10 de Agosto

Tema: Doctrinas que explosionaron la reforma.
Organizado por: Iglesia Evangélica Presbiteriana del Perú


#ActividadesAnteriores

CLASE BÍBLICA

Haced discípulos.

Viviendo y enseñando la verdad de Cristo.

Horario: Jueves 7:30 pm.

Reuniones.

#JuntosEnArmonía

Iglesia Presbiteriana Los Olivos
DíaTipo de reuniónHora
Martes* Oración7:00 pm.
Miércoles* Evangelismo4:00 pm.
Jueves* Estudio Bíblico7:30 pm.
Sábado* Reunión de Jóvenes6:30 pm.
Domingo* Culto de Adoración10:00 am.
Domingo* Escuelita Dominical11:40 am.
Domingo* Reunión de Adolescentes11:40 am.
Domingo* Escuela Bíblica11:40 am.

Artículos.

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Nuestra fe.

Biblia

Toda la doctrina de nuestra Iglesia Presbiteriana Los Olivos deriva de las Sagradas Escrituras con la que Dios se reveló de manera especial a la humanidad. La Biblia, en los 66 libros del Antiguo y Nuevo Testamento, es la Palabra de Dios, inspirada, infalible e inerrante.
Leer aquí


Confesión de fe

La Confesión de Fe de Westminster, es un documento clave en la tradición reformada. Resume las creencias fundamentales de las iglesias presbiterianas y reformadas sobre Dios, la salvación, las Escrituras y la adoración. Es una guía doctrinal utilizada por muchas denominaciones presbiterianas y reformadas en todo el mundo.
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Catecismo mayor

El Catecismo Mayor de Westminster, es un documento doctrinal que presenta enseñanzas cristianas fundamentales en forma de preguntas y respuestas. Cubre temas como la fe, la ley de Dios, el pecado, la salvación y los sacramentos, entre otros. Es utilizado como una herramienta de enseñanza y formación en las iglesias presbiterianas y reformadas, ayudando a los creyentes a comprender y aplicar las verdades centrales de la fe cristiana en sus vidas diarias.
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Catecismo menor

El Catecismo Menor de Westminster, es un documento más breve que el Catecismo Mayor y está diseñado para ser más accesible, especialmente para niños y personas nuevas en la fe. Presenta enseñanzas básicas del cristianismo en forma de preguntas y respuestas concisas, abordando temas como la fe, el arrepentimiento, la oración y los sacramentos. Este catecismo se utiliza como una herramienta efectiva para la instrucción y la formación en la fe tanto en el hogar como en la iglesia.
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Credo Apostólico


Este credo se llama Credo de los Apóstoles o Credo Apostólico, no porque haya sido elaborado por los propios apóstoles, sino porque contiene un breve resumen de sus enseñanzas. Escrito en el siglo II, expone su doctrina, como acertadamente se ha dicho, "con sencillez sublime, brevedad insuperable, orden elegante y solemnidad litúrgica".
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¿Por qué nuestra iglesia es cristiana?

Somos cristianos porque creemos en la Palabra de Cristo, la Biblia. Así, creemos y confesamos que Él es Dios y Salvador nuestro. Creemos que Cristo es nuestro Señor y nosotros somos su pueblo, su iglesia. Fuimos comprados por su sacrificio hecho en la cruz, tal como lo dice San Juan 3:16 "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." Cristo significa "Ungido", tal como la Biblia nos declara en 1 Timoteo 2:5 "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre".

¿Por qué nuestra iglesia es evangélica?

Porque creemos que Jesucristo nos ha dado el encargo de compartir su evangelio, o sea, la buena noticia de salvación. Jesucristo, siendo Dios, bajó del cielo para estar entre nosotros y enseñó la voluntad del Padre, luego hizo el sacrificio de morir en la cruz para que nuestros pecados sean perdonados al creer en Él. Esta buena noticia de salvación es lo que la Biblia llama "El Evangelio". Siendo Jesús mismo quien ordenó en San Marcos 16:15 "... Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura".

¿Por qué nuestra iglesia es presbiteriana?

La palabra presbiteriana proviene del término griego "presbuteros" que significa "anciano", refiriéndose a quienes ejercían el gobierno en las primeras congregaciones cristianas. La Biblia enseña en Hechos 14:23 "Y constituyeron ancianos (presbíteros) en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído". Por lo tanto, siguiendo este principio, nuestra iglesia ha mantenido y continúa con la sucesión de la autoridad espiritual y eclesiástica.

¿Por qué nuestra iglesia es reformada?

Somos una iglesia reformada porque creemos en 5 principios bíblicos:

● La sola escritura, esto significa que solo la Palabra de Dios es nuestra regla de fe y conducta.
● La sola fe, porque creemos que hay perdón de pecados sólo por creer en Jesús.
● La sola gracia, porque creemos que la salvación es un regalo completo de Dios e inmerecido para el hombre.
● Solo Cristo, porque solamente Él es el único mediador entre Dios y los hombres.
● Solo a Dios gloria, porque sólo a Él exaltamos en todo.

Ministerios

"¡Descubre todo lo que nuestra Iglesia Presbiteriana Los Olivos tiene para ofrecerte! Contamos con una vibrante variedad de ministerios para todas las edades y etapas de la vida. Desde nuestros emocionantes programas para niños y jóvenes, hasta nuestros grupos de estudio y apoyo para damas y varones, hay algo para todos en nuestra comunidad de fe.Únete a nosotros mientras crecemos juntos en la Palabra de Dios, fortalecemos nuestras relaciones y servimos a otros con amor y compasión. ¡Ven y forma parte de esta familia de fe donde cada miembro es valorado y animado a crecer en su relación con Cristo y con los demás!"

Niños.

Escuelita Dominical

¡Atención padres y niños!¡Están invitados a nuestra emocionante Escuelita Dominical todos los domingos a las 11:40 a.m. ! Únete a nosotros mientras exploramos las maravillosas historias de la Biblia y aprendemos lecciones valiosas que ayudarán en el crecimiento espiritual de tus hijos.Nuestro programa está lleno de diversión, juegos, y mensajes edificantes diseñados especialmente para los más pequeños. ¡No te lo pierdas! ¡Esperamos verte este domingo en nuestra Iglesia Presbiteriana Los Olivos y así compartir juntos en este tiempo edificante!

Reuniones:

Todos los domingos 11:40 a.m.

Adolescentes.

¡Hola, la aventura comienza aquí! Están cordialmente invitados a nuestras reuniones de adolescentes cada domingo a las 11:40 a.m.Únete a nosotros para explorar, aprender y crecer juntos mientras navegamos por esta emocionante etapa de la vida. Desde discusiones profundas hasta actividades divertidas, nuestras reuniones están diseñadas para inspirarte, desafiarte y fortalecer tu fe.¡Ven a nuestra Iglesia Presbiteriana Los Olivos y forma parte de nuestra comunidad juvenil! ¡Te esperamos para un tiempo de conexión, diversión y descubrimiento!"

Reuniones:

Todos los domingos 11:40 a.m.
Dinámica de memoria.

Jóvenes.

¡Jóvenes de todas partes!, únanse a nosotros en nuestras reuniones juveniles todos los sábados a las 6:30 p.m.! Es el momento perfecto para conectar, crecer y divertirse mientras exploramos juntos nuestra fe y aprendemos cómo aplicarla en nuestras vidas diarias.Con actividades emocionantes, discusiones significativas y momentos de alabanza y adoración, estas reuniones son una oportunidad única para fortalecer tu relación con Dios y con otros jóvenes.¡Ven y forma parte de nuestra comunidad juvenil! ¡Te esperamos este sábado para una experiencia inolvidable!La Iglesia Presbiteriana Los Olivos te espera.

Reuniones:

Todos los sábados 6:30 p.m.

Damas.

Queridas hermanas en Cristo, ¡están cordialmente invitadas a nuestros encuentros de Damas! Únete a nosotras para un tiempo especial de conexión, crecimiento espiritual y apoyo mutuo.Nuestros encuentros están diseñados para nutrir nuestra fe, compartir nuestras experiencias y fortalecer nuestros lazos como hermanas en Cristo. ¡Ven y únete a nosotras para un tiempo de comunión y crecimiento espiritual!¡Esperamos verte pronto y compartir juntas en la gracia y el amor de nuestro Señor!La Iglesia Presbiteriana Los Olivos te espera.

Varones.

Hermanos en Cristo, Únete a nosotros para explorar temas variados, todos relacionados con la Palabra de Dios, mientras compartimos nuestras experiencias y crecemos juntos en nuestra fe.Desde estudios bíblicos hasta discusiones profundas, estas reuniones son una oportunidad invaluable para fortalecer nuestra relación con Dios y con nuestros hermanos en la fe. ¡No te lo pierdas! ¡Esperamos verte este domingo para un tiempo de compañerismo, aprendizaje y crecimiento espiritual!Te esperamos en nuestra Iglesia Presbiteriana Los Olivos.

Adoración.

Únase a nosotros a las 10:00 a.m. todos los domingos.

El culto semanal es la actividad más importante en la vida cristiana, donde Dios encuentra a su pueblo. Él nos habla a través de su Palabra y sus sacramentos; nosotros respondemos con oración, confesión y canto. Él nutre nuestras almas, fortalece nuestra fe y nos construye como cuerpo de Cristo. Venimos preparados para escuchar, recibir y complacerlo. La Biblia nos ordena ofrecer a Dios "un culto aceptable, con reverencia y temor, porque nuestro Dios es fuego consumidor" (Hebreos 12:28-29). En la Iglesia Presbiteriana Los Olivos, puedes experimentar un culto solemne y alegre al Dios viviente, una liturgia bíblica y a Cristo proclamado en toda la Escritura.¿QUÉ SIGNIFICA "LITURGIA"?La palabra "liturgia" simplemente se refiere al orden de culto en un servicio público. Cada iglesia tiene alguna forma de liturgia. La liturgia que experimentarás en la Iglesia Presbiteriana Los Olivos tiene un precedente histórico: cada parte se puede encontrar en las liturgias de la histórica iglesia cristiana, especialmente en la de la iglesia primitiva y la Reforma del siglo XVI.Pero aún más importante, nuestra liturgia se conforma plenamente a la Palabra de Dios y está cuidadosamente diseñada para conducirnos a un diálogo con nuestro Creador y Redentor. Es un diálogo en el que Dios habla a su pueblo a través de su Palabra y sus sacramentos, y nosotros respondemos con oración, confesión y canto. Dios entra en este diálogo con su pueblo cada semana, a través de la adoración pública, para renovar su pacto de gracia con nosotros. A continuación, una breve explicación de cada parte de nuestra liturgia.Haz clic aquí para descargar el PDF de nuestra liturgia.

Llamado a la adoración

La adoración comienza con el Dios trino llamándonos por Su Palabra a adorarlo con reverencia y asombro. Un texto bíblico, generalmente un salmo, se lee como un llamado al pueblo de Dios:
"Venid, adoremos y postrémonos, arrodillémonos delante del Señor que nos hizo" (Salmos 95:6).
Él nos llama a adorarlo y recibir de su mano abierta, los buenos dones que brinda a nuestras almas.

Cántico de Salmo

Cantamos un salmo donde alabamos a nuestro Señor y exaltamos su soberanía.

Entrando en la presencia de Dios

Habiendo escuchado el llamado de Dios a adorarlo y el cántico de un Salmo, respondemos en oración. Como pueblo del pacto de Dios, nos levantamos y invocamos el nombre de Dios, confesando que "nuestro socorro está en el nombre del Señor, quien hizo el cielo y la tierra"
(Salmo 124:8).

Confesión de pecados

Habiendo escuchado a Dios hablarnos en su ley, nos sentimos impulsados a confesar nuestros pecados. Confesamos al Señor: “Contra ti, contra ti solo he pecado; he hecho lo malo ante tus ojos”
(Salmo 51:4).

Cántico de Salmo

Después de confesar nuestros pecados, procedemos a cantar un salmo donde refleje ese arrepentimiento.

Promesa de perdón

Después de confesar nuestros pecados a Dios, escuchamos el anuncio gozoso de su promesa de que, “si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Como embajador de Cristo, el ministro declara el perdón a todos los que confían en Cristo y se arrepienten de sus pecados.

Saludos

Este saludo no solo es un gesto de cortesía, sino también una expresión de unidad, armonía y deseo de bendición entre los hermanos en la fe. Además, puede servir como un recordatorio del mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y de buscar la reconciliación y la paz en todas las relaciones.

Cántico de Salmo

Con alegría cantamos un salmo mostrando expresión de amor, devoción y deseo de paz para con todos, así como una invitación a la adoración.

Lectura de la palabra de Dios

Escuchar la lectura pública de la Palabra de Dios (1 Timoteo 4:13) es un acto de adoración, porque "la Palabra de Dios es viva y eficaz" (Hebreos 4:12) y es el instrumento que el Espíritu usa para comunicarse.

Cántico Bíblico

Después de escuchar la palabra de nuestro Señor, todos juntos hacemos un cántico bíblico apuntando a la adoración celestial incesante dirigida a Dios, resaltando su santidad, poder y eternidad.

Sermón

Dios continúa hablando mientras Su Palabra es explicada y proclamada. Como dijo el apóstol Pablo al ministro Timoteo: “Predica la Palabra, insiste en toda ocasión favorable y desfavorable, convence, reprende, exhorta con toda clase de enseñanza y paciencia. Porque llegará el tiempo en que ya no soportarán la sana doctrina, sino que, deseosos de oír, buscarán muchos maestros según sus propias concupiscencias, apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas”. (2 Timoteo 4:2-4). El ministro ofrece una exposición fiel del texto, que en última instancia nos llama al arrepentimiento del pecado y a la fe en Cristo.

Credo Apostólico

Luego de escuchar el sermón, todos los hermano manifestamos el Credo Apostólico, el cual sirve como una declaración unificadora de las creencias fundamentales del cristianismo, proporcionando una base común de fe compartida, expresada durante el culto y utilizada para la enseñanza y la instrucción.

Recepción de ofrendas

Una de las formas en que respondemos a la gracia de Dios es con nuestras donaciones financieras, que son para el avance del evangelio en el mundo y la formación de discípulos. Lo hacemos como un acto de adoración, sabiendo que “cada uno dé como se propuso en su corazón; no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre”
(2 Corintios 9:7).

Cántico Bíblico

En este espacio, los creyentes cantamos con gozo y amor entendiendo que somos un pueblo elegido y consagrado por Dios, con la responsabilidad de proclamar Su gloria y mostrar Su misericordia en el mundo.

Cena del Señor

Habiendo escuchado a nuestro Dios a través de su Palabra, ahora nos unimos a Él en una comida de pacto. Así como la Palabra predicada nos prometió el favor de Dios en Cristo, así también nuestro Padre Celestial añade esta conformidad visible de su promesa inmutable. Tomemos juntos para comulgar y participar del cuerpo y la sangre de Cristo
(1 Corintios 10:16).

Bendición Apostólica

En el servicio de adoración, el Dios trino tiene la primera y la última palabra. Y ambos son anuncios de su gracia. Con las manos levantadas, el ministro bendice al pueblo de Dios con Su Palabra, la cual está disponible para todos los que la reciben a través de la fe: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”.
(2 Corintios 13:13).

Cántico de Salmo

Habiendo escuchado la Palabra de Cristo y participado del cuerpo y la sangre de Cristo, respondemos nuevamente con alabanza: “La Palabra de Cristo more en vosotros en abundancia, enseñándonos y exhortándonos unos a otros con toda sabiduría, cantando a Dios de corazón, bajo el impulso de la gracia, salmos, himnos y cánticos espirituales” (Colosenses 3:16).

Oración.

¡Únete a nosotros cada martes a las 7:00 p.m. para nuestro poderoso tiempo de oración en nuestra Iglesia Presbiteriana Los Olivos! Es un momento especial para conectarnos con Dios, compartir nuestras peticiones y fortalecer nuestra fe como comunidad.Juntos, levantamos nuestras voces en oración, confiando en el poder de Dios para transformar nuestras vidas y nuestra iglesia. ¡Te esperamos para experimentar la maravillosa comunión con Dios y con nuestros hermanos en la fe!"Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios."
- Filipenses 4:6

Evangelismo.

"En nuestra Iglesia Presbiteriana Los Olivos, llevamos a cabo una variedad de actividades de evangelismo para compartir el amor y la verdad de Jesucristo con nuestra comunidad, cada actividad está diseñada para mostrar el amor de Cristo de manera práctica y relevante.Te invitamos a unirte a nosotros en esta emocionante misión de llevar el evangelio a los perdidos y necesitados. Ya sea a través de programas de servicio, estudios bíblicos, eventos especiales o campañas de alcance, hay un lugar para ti en nuestro equipo de evangelismo.¡Ven y sé parte de este movimiento de amor y esperanza que transforma vidas! descubre cómo nuestro Señor puede usarte como instrumento de bendición."

DíaEvangelismoHora
Miércoles* 1er. turno4:00 pm.
Miércoles* 2do. turno5:05 pm.
Domingos* Único turno4:00 pm.

Estudio.

"¡Te invitamos cordialmente todos los Jueves a las 7:30 p.m. a nuestras reuniones de estudio bíblico en nuestra Iglesia Presbiteriana Los Olivos! Descubre junto a nosotros las profundidades de la Palabra de Dios en un ambiente de compañerismo y crecimiento espiritual. Cada encuentro es una oportunidad para explorar las enseñanzas de la Biblia y reflexionar sobre cómo aplicarlas en nuestra vida diaria.Ven y únete a nosotros mientras profundizamos en la fe, compartimos perspectivas y fortalecemos nuestra relación con Dios y unos con otros. No importa tu nivel de conocimiento bíblico, todos son bienvenidos a participar y aprender juntos. ¡Esperamos verte pronto en nuestras reuniones de estudio bíblico!"

Tema en desarrollo:

"Evangelismo - Misiología"
Expositor: Pr. Alex Woehr

Contáctanos.

"Experimenta el calor de una comunidad acogedora y el poder de la fe en nuestra iglesia presbiteriana. Te invitamos a unirte a nosotros en adoración, enseñanza y servicio.Descubre un lugar donde tus preguntas encuentran respuestas y tu espíritu encuentra descanso. En nuestra iglesia, encontrarás un ambiente de amor, apoyo y crecimiento espiritual.Nos comprometemos a caminar contigo en tu jornada de fe. ¡Contáctanos hoy mismo para comenzar este emocionante viaje juntos hacia Dios!"

iepplosolivosperu@gmail.com
Av. Pacasmayo 4504, Callao
+51 904 390 682

Eventos.

#EventosAnteriores

CLASE BÍBLICA

El Matrimonio y la familia.

Según la palabra de Dios


Por: Alex Woehr

El Matrimonio y la familia es un tema sumamente importante. Casi todos nosotros estamos en una familia, o tenemos alguna relación familiar con su debida responsabilidad, sea de hijo, de padre, de esposo, o de hermano. ¿Cuál de las muchas opiniones debemos aceptar acerca de esto? ¿Cómo podemos aplicar a nuestra vida real algo tan antiguo como la biblia, escrita en un diferente contexto que lo moderno? ¿Cuál es el rol correcto de hombre y de mujer, de padre y de hijo? ¿Cómo puedo tener una familia realmente cristiana? ¿Con quién puedo casarme? Estas preguntas, y más, vamos a considerar a través de la brillante luz de las santas escrituras.

El Regalo.

La Biblia dice:

"Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva (regalo) de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro""
- Romanos 6:23

El regalo de Dios consiste en gozar de la presencia de Dios, en vida eterna, plena y perfecta.


¿Cómo podemos recibir el regalo de Dios?

Para recibir el regalo de la vida eterna se necesita santidad, en Hebreos 12:14 nos dice "seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor."El problema es que todos hemos pecado, y por eso nadie puede vivir en la eternidad con Dios, pues Él es Santísimo.


¿Entonces nadie puede recibir el regalo de Dios?

Dios mismo ha dado una solución a este problema, la Biblia dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna"
- Juan 3:16
¡Esta es la buena noticia! el regalo de Dios, se puede recibir al creer en Jesucristo, en el perdón de los pecados y la salvación que ofrece.

El Valor de las Reuniones Juveniles en la Iglesia Presbiteriana Los Olivos

¡Descubre la renovación de las reuniones juveniles en nuestra Iglesia Presbiteriana Los Olivos! Con un nuevo horario todos los sábados a las 5:50 p.m, te esperamos con actividades edificantes y un ambiente de crecimiento espiritual. Únete a nosotros para experimentar la belleza de congregarnos en comunidad, encontrar fortaleza en la fe y formar conexiones significativas. Te esperamos con los brazos abiertos para compartir juntos este emocionante viaje espiritual.

14/02/2024


¡Saludos, queridos amigos y hermanos! Hoy queremos compartir con ustedes una emocionante noticia que viene directamente desde la Iglesia Presbiteriana Los Olivos. Como jóvenes comprometidos con nuestra fe en la Iglesia Evangélica Presbiteriana del Perú, estamos encantados de anunciar que nos estamos renovando y ¡tenemos un nuevo horario para nuestras reuniones juveniles! Ahora nos encontraremos todos los sábados a las 5:50 p.m. ¡Sí, eso mismo que acaban de leer! Los sábados serán aún más especiales con nuestras actividades edificantes y enriquecedoras.

Temporada de Verano : Un Tiempo de Renovación y Crecimiento Espiritual

El verano nos brinda una oportunidad única para renovarnos, tanto física como espiritualmente. Mientras disfrutamos del cálido sol y las largas tardes, también podemos aprovechar este tiempo para sumergirnos más profundamente en nuestra relación con Dios y con nuestra comunidad de fe. Es en este espíritu de renovación que hemos decidido reestructurar nuestras reuniones juveniles, con la esperanza de ofrecer un espacio donde los jóvenes puedan crecer, aprender y conectarse de una manera significativa.

Congregar : Un Mandato Bíblico y una Fuente de Fortaleza

La importancia de congregarnos como comunidad de creyentes está arraigada en las Escrituras. En Hebreos 10:25, se nos insta a no dejar de congregarnos, sino a animarnos mutuamente, especialmente en tiempos de adversidad y desafíos. Este versículo nos recuerda que nuestra fe no está destinada a ser vivida en aislamiento, sino en comunidad, donde podemos fortalecernos unos a otros y encontrar consuelo y apoyo en momentos de necesidad.El Salmo 133:1 nos dice: "¡Qué bueno y agradable es que los hermanos convivan en armonía!" Este verso nos recuerda la belleza y la bendición de la comunión cristiana, donde los corazones se unen en adoración y compañerismo, formando un vínculo indestructible en el amor de Cristo.

Un Lugar de Encuentro y Crecimiento Espiritual

Nuestras reuniones juveniles no son simplemente un evento más en el calendario de la iglesia. Son un espacio sagrado donde los jóvenes pueden encontrar refugio en la presencia de Dios y en la comunidad de creyentes. Aquí, en la Iglesia Presbiteriana Los Olivos, nos esforzamos por ofrecer un ambiente acogedor y enriquecedor donde los jóvenes puedan crecer en su fe, desarrollar relaciones significativas y descubrir su propósito en el plan de Dios para sus vidas.

¡Te Esperamos con los Brazos Abiertos!

Queridos amigos, en estos tiempos desafiantes, es crucial recordar la importancia de estar juntos, de fortalecernos mutuamente y de nutrir nuestra fe en comunidad. Nuestras reuniones juveniles son un reflejo de nuestro compromiso con estos valores fundamentales. Te invitamos cordialmente a unirte a nosotros cada sábado a las 6:00 pm en la Iglesia Presbiteriana Los Olivos.

Únete a Nosotros en este Viaje Espiritual

En conclusión, los invitamos a unirse a nosotros en este emocionante viaje espiritual. Ven con tus amigos, ven con tu familia, podemos hacer de este verano un tiempo de crecimiento, conexión y bendición. ¡Te esperamos con los brazos abiertos!Por: Iglesia Presbiteriana Los Olivos

Celebración del primer culto público del Año 2024 en el parque El Rosedal, Ciudad Satélite Santa Rosa - Callao.

"Te invitamos a leer sobre nuestro emocionante primer culto público del año 2024. Descubre cómo nuestra comunidad de fe enfrentó desafíos como el fuerte sol con entusiasmo y compromiso, y cómo la diversidad de edades entre los participantes enriqueció nuestra experiencia de adoración y comunión.

10/02/2024


El pasado domingo 04 de Febrero marcó un momento especial para nuestra comunidad de fe, ya que celebramos el primer culto público del año 2024. Emocionados y llenos de expectativas, nos reunimos en el hermoso entorno del Parque Rosedal, ubicado en Ciudad Satélite Santa Rosa - Callao, para dar inicio a esta significativa ocasión.Antes del inicio del culto, nuestro equipo se congregó en la iglesia para revisar los detalles finales y asegurarnos de que todo estuviera preparado para recibir a nuestros hermanos y a todos aquellos que se unirían a nosotros en este momento de adoración y comunión.Una parte de nuestros hermanos, cargados con los materiales necesarios para llevar a cabo la actividad evangelística, partieron juntos hacia el Parque Rosedal. A pesar del desafío del fuerte sol, que intentó jugarnos en contra, nos sentimos bendecidos por la respuesta entusiasta y el compromiso de los aproximadamente 35 hermanos que se unieron a nosotros en este esfuerzo evangelístico.Lo más notable de nuestra reunión fue la diversidad de edades representadas entre los participantes. Desde los más jóvenes hasta los más mayores, todos unidos en un propósito común: proclamar el amor y la verdad del Evangelio.Nos alegramos y damos gracias a Dios por el numeroso número de hermanos que estuvieron presentes, demostrando una vez más el vínculo especial que compartimos como comunidad de fe. Con corazones llenos de gratitud y expectativa, esperamos con ansias los futuros cultos y actividades que fortalecerán nuestra fe y nuestro compromiso con el servicio a nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.Por: Iglesia Presbiteriana Los Olivos

Ha partido John MacArthur, una vida entregada a la verdad de Dios.

El mundo cristiano reformado despide con profundo respeto al pastor John MacArthur, cuya vida fue testimonio firme de fidelidad a la Palabra de Dios. Su partida deja un vacío, pero también un legado que sigue hablando con poder y verdad.

14/07/2025


Este 14 de julio de 2025, el reconocido pastor reformado y maestro de la Biblia, John Fullerton MacArthur Jr., ha sido llamado a la presencia del Señor a los 86 años. El fallecimiento de John MacArthur se produjo tras complicaciones por una neumonía, dejando una profunda huella en el mundo cristiano, especialmente entre quienes valoran la teología reformada y la fidelidad a las Escrituras.MacArthur fue pastor de la Grace Community Church durante más de cinco décadas y fundador del ministerio Grace to You. Dedicó su vida a la predicación expositiva, afirmando con claridad que la Biblia es inerrante, infalible y suficiente.Miles de cristianos, iglesias, seminarios y ministerios —incluyendo muchas Iglesias Presbiterianas— fueron edificados por su ejemplo de integridad doctrinal. Su legado sigue vivo en sus sermones, libros y en la célebre Biblia de Estudio MacArthur.

Una amistad marcada por la teología y la gracia: John MacArthur y R.C. Sproul.

Entre los muchos aspectos entrañables del legado de John MacArthur, destaca su profunda y pública amistad con el teólogo R.C. Sproul. Ambos compartieron escenarios, debates, y sobre todo, una convicción común: el compromiso con la gloria de Dios, la soberanía divina y la centralidad del Evangelio.A pesar de venir de trasfondos eclesiásticos distintos, MacArthur y Sproul mostraron que la unidad basada en la verdad es posible. Su respeto mutuo y su colaboración en conferencias —como las organizadas por Ligonier Ministries— ofrecieron un testimonio poderoso de cómo la comunión reformada trasciende denominaciones.Hoy, muchos recordamos con gratitud esos momentos. Y al pensar en que John MacArthur ha partido, imaginamos ese glorioso reencuentro con su amigo R.C. Sproul, ambos gozando de la presencia del Salvador que amaron y proclamaron.

Reflexión: El siervo se ha ido, pero la Palabra permanece.

El pueblo de Dios —en especial dentro de la Iglesia Reformada y la Iglesia Presbiteriana— llora su partida. No solo por la pérdida de un pastor, sino porque se ha apagado una voz firme y clara en medio del ruido de este siglo. Pero no lloramos como los que no tienen esperanza (1 Tesalonicenses 4:13). Sabemos que John MacArthur ha terminado su carrera con fidelidad, y ahora está con Cristo, su galardón eterno.En un tiempo donde muchos abandonan la sana doctrina, el ejemplo de MacArthur nos impulsa a perseverar en la fe, en la predicación fiel, y en la obediencia a la Palabra.Gracias, pastor John.
Nos mostraste cómo amar la verdad sin temor, cómo ser pastores sin concesiones, y cómo vivir con los ojos puestos en Cristo.
Descansa ahora en la presencia del Señor, donde ya no hay dolor, ni enfermedad, ni división.
“Bien, buen siervo y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.”
— Mateo 25:21

Por: Iglesia Presbiteriana Los Olivos

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Experiencias de la conferencia junto al Pastor José "Pepe" Mendoza.

¿Qué sucede cuando hermanos en Cristo se reúnen con un propósito común en el corazón?
¡Bienvenido a una experiencia que va más allá de las palabras y nos invita a sumergirnos en la riqueza de la comunión y la fe!

25/04/2024


Un encuentro inspirador

El pasado 20 de abril de 2024, nuestra comunidad de creyentes y de otras denominaciones se congregaron en un evento significativo titulado "La diligencia de la Iglesia: El crecimiento y el estancamiento", bajo la exposición del respetado Pastor José "Pepe" Mendoza.

Unión entre hermanos

Este encuentro no solo ofreció un espacio para la reflexión espiritual, sino también sirvió como punto de reunión para hermanos y hermanas de diversas congregaciones. Desde el inicio, la atmósfera vibraba con un sentido de ánimo y expectativa.Gracias a la participación de diferentes miembros de nuestra iglesia hizo que todo el evento marche de manera ordenada. Esto demuestra la importancia de la unidad y el trabajo en equipo en guía del Espíritu de Dios dentro de cada uno nuestros hermanos.Asimismo, algo que debemos destacar fue la colaboración de la Librería CLC Perú que ofrecieron descuentos exclusivos y algunos libros que fueron sorteados al término de la conferencia.

Precisión en la enseñanza

Durante la exposición del Pastor José Mendoza, la claridad de su enseñanza fue evidente para todos los presentes. El uso de la pizarra facilitó la comprensión y permitió a los asistentes profundizar en los temas abordados.

Estrechando nuevos lazos de amistad

Además de la enseñanza, el evento ofreció momentos de compañerismo y conexión. El coffee break brindó la oportunidad de conocer a nuevos hermanos y hermanas; ayudando así a fortalecer los lazos de amor fraternal entre cada uno de nosotros.

Un impacto duradero

El evento, que inició aproximadamente a las 6:45 pm, no solo fue una experiencia enriquecedora para los asistentes, sino también un recordatorio del llamado a la diligencia y el compromiso en la obra del Señor. La alegría y el ánimo compartidos entre los participantes reflejan el impacto positivo que este tipo de encuentros pueden tener en la vida espiritual de los creyentes.

Un llamado a la acción

"La Diligencia de la Iglesia: El Crecimiento y el Estancamiento" no fue solo un evento memorable, sino también una inspiración para continuar organizando y participando en actividades que fortalezcan y edifiquen el cuerpo de Cristo. Que este encuentro sirva como un recordatorio de la importancia de trabajar juntos en la expansión del Reino de Dios.

En resumen, no cabe duda que cada reflexión compartida, cada lazo de amistad forjado y cada lección aprendida durante esta conferencia, sirven como un faro de inspiración en nuestro camino de fe. Recordemos que la diligencia en la obra del Señor fortalece nuestra comunión como creyentes y además nos impulsa a ser agentes activos de cambio y crecimiento dentro y fuera de nuestra comunidad.Que nuestras acciones reflejen el amor y la gracia de nuestro Dios Padre mientras continuamos avanzando juntos diligentemente en este viaje de fe.

Por: Iglesia Presbiteriana Los Olivos

Quince razones por las que el darwinismo está en completa contradicción con la Biblia:

Descubre quince puntos clave que resaltan las diferencias fundamentales entre el darwinismo y la visión bíblica de la creación. Desde la duración de la creación hasta la providencia divina, exploramos cómo estas perspectivas divergentes ofrecen visiones contrastantes sobre el origen y propósito de la vida en la Tierra.

7/01/2024


1. La Biblia enseña que el mundo y todas las criaturas fueron hechas en seis días (Gén. 1), pero Darwin enseña que se requirieron mil millones de años.2. La Biblia enseña que Adán fue el primer hombre (Rom. 5), pero Darwin enseña que el hombre tuvo muchos antepasados en la evolución gradual de la especie.3. La Biblia enseña que el espíritu del hombre fue y es creado inmediatamente por Dios (Gén. 2:7, Ecl. 12:7), pero el darwinismo enseña que todas las facultades del hombre son el resultado de una progresión natural de las de los simios.4. La Biblia enseña que Dios creó a cada animal como una especie distinta y discreta (Génesis 1:21, 24, 25 «según su género»), pero el darwinismo enseña que las especies evolucionaron gradualmente de una a otra, sin ninguna especiación discreta.5. El darwinismo enseña que la biología es el fundamento de toda vida, pero la Biblia enseña que hay criaturas de naturaleza enteramente espiritual, llamadas ángeles, que observaron la creación de todo ser terrenal (Job. 38:4-7).6. El darwinismo enseña que la creación y providencia de Dios, si tal cosa existe, está sujeta a las leyes de la naturaleza, pero la Biblia enseña que las leyes de la naturaleza y el comportamiento de toda criatura es el resultado propio de la creación y providencia de Dios. Dios «midió la tierra», «la vistió de nubes», y «estableció su decreto sobre ella», diciendo al mar «hasta aquí llegarás y nunca más» (Job. 38).7. Es bien sabido que Darwin enseñó que los pinzones son como son debido a la adaptación a su entorno, pero Cristo enseñó que los gorriones (y los pinzones) son vestidos por Dios, tal como él da comida y bebida a los hombres (Mt. 5).8. Darwin enseñó que las especies florecen y mueren debido a su capacidad de adaptarse a las circunstancias cambiantes, pero la Biblia enseña que no solo fueron creadas, sino que su preservación es una preocupación particular de la providencia de Dios (Job. 38, Dios satisface el hambre de los cachorros de león y prepara comida para el cuervo y sus polluelos).9. El darwinismo enseña que las especies compiten constantemente entre sí por la supervivencia, la humanidad tanto como cualquier otra, pero la Biblia enseña que toda la creación fue ordenada para el bienestar y uso del hombre, sobre el cual se le dio dominio y potestad (Gén. 1:28).10. El darwinismo asume que el hombre vino de los simios porque se parece más a un simio, pero la Biblia enseña que la imagen y semejanza del hombre no es la de los simios, sino la de Dios (Génesis 1:27).11. El darwinismo enseña que las cosas continúan como siempre, y que el estado actual de las cosas no es resultado de la caída, que es el pensamiento del impío (2 Pedro 3:4).12. El darwinismo enseña que el hombre continuará evolucionando hacia un estado superior, pero la Biblia enseña que la glorificación del hombre viene solo a través de Cristo.13. La Biblia enseña que Dios creó todas las cosas «por la palabra de Dios», pero el darwinismo enseña que las creó por procesos naturales. (Hebreos 11:3).14. La Biblia enseña que la doctrina de la creación es un artículo de la fe cristiana que debe recibirse por fe (Heb. 11:3), pero el cristiano que abraza el darwinismo tiene una doctrina de la creación en común con los incrédulos.15. La Biblia enseña que las cosas que son fueron hechas de cosas invisibles (Hebreos 11:3), pero el darwinismo enseña que todo ser viviente se formó de otro ser viviente.Por: Charles Johnson.

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Resumen del culto público:
"Amor verdadero"

Las pirámides se iluminaron para dar la bienvenida a los líderes mundiales a la cumbre climática de la ONU en Sharm el-Sheikh, Egipto, en lo que casi parecía una feria comercial del fin del mundo, patrocinada por Coca-Cola y otras grandes corporaciones.





Salmos 149.


Salmos.


ESTUDIO EXPOSITIVO

La Diligencia
de la Iglesia

El crecimiento y el estancamiento

Sábado 20 de Abril

Confesión de fe Westminster.


CAPÍTULO 1: ACERCA DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS

I. Aunque la luz de la naturaleza y las obras de la creación y providencia manifiestan la
bondad, la sabiduría y el poder de Dios hasta tal punto que dejan a los hombres sin excusa;1 sin
embargo, estas no son suficientes para dar aquel conocimiento de Dios y de su voluntad que es
necesario para la salvación.2 Por tanto, agradó al Señor, en diferentes ocasiones y de diversas
maneras, revelarse a sí mismo y declarar su voluntad a su iglesia.3 Y después, para la mejor preservación y propagación de la verdad, y para el establecimiento y consuelo más seguros de la iglesia contra la corrupción de la carne, la malicia de Satanás y del mundo, le agradó también poner por escrito dicha revelación, en forma completa.4 Ello hace que las Santas Escrituras sean de lo más necesarias,5 puesto que ahora han cesado ya aquellos modos anteriores por los cuales Dios reveló su voluntad a su pueblo.6
II. Bajo el nombre de Santas Escrituras o Palabra de Dios escrita están contenidos todos
los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos, todos los cuales fueron dados por inspiración de
Dios para que sean la regla de fe y vida.7 Estos libros son:

Del antiguo testamento:
Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, I Samuel, II Samuel, I Reyes, II Reyes, I Crónicas, II Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester, Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías.

Del nuevo testamento:
Los Evangelios según Mateo, Marcos, Lucas y Juan; los Hechos de los Apóstoles, las Epístolas de Pablo a los Romanos, Corintios (I), Corintios (II), Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, Tesalonicenses (I) y Tesalonicenses (II), a Timoteo (I), a Timoteo (II), a Tito y a Filemón; la Epístola a los Hebreos, la Epístola de Santiago, la primera y segunda Epístola de Pedro, la primera, segunda y tercera Epístola de Juan, la Epístola de Judas y la Apocalipsis (Revelación).
─────────────────────
1.  Rom. 2:14-15; Rom. 1:19-20; Sal. 19:1-3; Rom. 1:32, 2:1.
2.  1 Cor. 1:21, 2:13-14.
3.  Heb. 1:1.
4.  Prov. 22:19-21; Lc. 1:3-4; Rom. 15:4; Mt. 4:4, 7, 10; Is. 8:19-20.
5.  2 Ti. 3:15; 2 Ped. 1:19.
6.  Heb. 1:1-2.
7.  Lc. 16:29, 31; Ef. 2:20; Ap. 22:18-19; 2 Ti. 3:16.
III. Los libros comúnmente llamados Apócrifos, no siendo de inspiración divina, no son
parte del canon de la Biblia, y por tanto no tienen autoridad en la Iglesia de Dios, ni deben ser
aprobados o usados de otra manera que otros escritos humanos.8
IV. La autoridad de las Sagradas Escrituras, por la cual deben ser creídas y obedecidas,
no depende del testimonio de ningún hombre o iglesia, sino enteramente de Dios (quien es la
Verdad misma), el autor de ellas, y por tanto deben ser recibidas porque son la Palabra de Dios.9
V. El testimonio de la iglesia puede movernos e inducirnos a tener una estimación alta y
reverencial por las Santas Escrituras.10 Asimismo, constituyen argumentos por los cuales ellas
evidencian abundantemente, por sí mismas, ser la Palabra de Dios: el carácter celestial de su
contenido, la eficacia de su doctrina, la majestad de su estilo, la armonía de todas sus partes, el
propósito de todo su conjunto (que es dar toda gloria a Dios), la plena revelación que hacen del
único camino de la salvación del hombre, las muchas otras incomparables excelencias y su total perfección. Sin embargo, nuestra completa persuasión y seguridad de su infalible verdad y de su autoridad divina, proviene del Espíritu Santo que obra en nuestro interior, dando testimonio en
nuestros corazones mediante la Palabra y con la Palabra.11
VI. La totalidad del consejo de Dios concerniente a todas las cosas necesarias para su
propia gloria y para la salvación, fe, y vida del hombre, está expresamente expuesto en las
Escrituras, o por buena y necesaria consecuencia puede deducirse de las Escrituras, a las cuales nada debe añadirse en ningún momento ya sea por nuevas revelaciones del Espíritu o por tradiciones humanas.12 Sin embargo, reconocemos que la iluminación interna del Espíritu es necesaria para una comprensión salvífica de las cosas reveladas en la Palabra.13 Reconocemos
también que hay algunas circunstancias concernientes a la adoración de Dios y al gobierno de la Iglesia, comunes a las acciones y sociedades humanas, que deben ordenarse conforme a la luz de la naturaleza y la prudencia cristiana, según las reglas generales de la Palabra, las cuales siempre han de ser obedecidas.14
VII. Todas las cosas en las Escrituras no son igualmente evidentes en sí mismas, ni igualmente claras para todos.15 Sin embargo, todas aquellas cosas que son necesarias obedecer,
creer y observar para la salvación están tan claramente propuestas y expuestas en uno u otro
lugar de las Escrituras, que no sólo los eruditos, sino también los que no son eruditos pueden
llegar a una comprensión suficiente de ellas mediante el debido uso de los medios ordinarios.16
─────────────────────
8. Lc. 24:27, 44; Rom. 3:2; 2 Ped. 1:21.
9. 2 Ped. 1:19, 21; 2 Ti. 3:16; 1 Jn. 5:9; 1 Ts. 2:13.
10. 1 Ti. 3:15.
11. 1 Jn. 2:20, 27; Jn. 16:13-14; 1 Cor. 2:10-12; Is. 59:21.
12. 2 Ti. 3:15-17; Gal. 1:8-9; 2 Tes. 2:2.
13. Jn. 6:45; 1 Cor. 2:9-12.
14. 1 Cor. 11:13-14; 1 Cor. 14:26, 40.
15. 2 Ped. 3:16.
16. Sal. 119:105, 130.
VIII. El Antiguo Testamento, escrito en hebreo (que era la lengua nativa del pueblo de Dios en la antigüedad), y el Nuevo Testamento, escrito en griego (que era el idioma más conocido por todas las naciones en el momento de escribirlo), siendo directamente inspirados por Dios y conservados puros en todos los tiempos por su singular cuidado y providencia, son,
por tanto, las versiones autoritativas.17 Por esta razón, en toda controversia religiosa, la iglesia debe, en última instancia, apelar a ellos.18 Sin embargo, ya que estas lenguas originales no son
conocidas por todo el pueblo de Dios, que tiene derecho a las Escrituras, e interés en ellas, y que
fue mandado leer y escudriñarlas en el temor de Dios,19 por tanto, tienen que ser traducidas al
idioma común de cada nación a la que lleguen,20 para que, morando la palabra de Dios
abundantemente en todos, le adoren a él de una manera aceptable,21 y para que, a través de la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengan esperanza.22
IX. La regla infalible de la interpretación de la Escritura es la Escritura misma. Por
tanto, cuando hay una duda acerca del total y verdadero sentido de algún texto de la Escritura
(el cual no es múltiple, sino único), debe investigarse y entenderse mediante otras partes que
hablen más claramente.23
X. El Juez Supremo, por el cual todas las controversias de la religión tienen que ser
determinadas, y todos los decretos de los concilios, las opiniones de los escritores antiguos, las
doctrinas de los hombres y los espíritus privados, tienen que ser examinados, y en cuya
sentencia tenemos que estar firmes, no puede ser otro que el Espíritu Santo, que habla en las
Escrituras.24
─────────────────────
17  Mt. 5:18.
18  Is. 8:20; Hch. 15:15; Jn. 5:39, 46.
19  Jn. 5.39.
20  1 Cor. 14.6, 9, 11-12, 24, 27-28.
21  Col. 3.16.
22  Rom. 15.4.
23  2 Ped. 1.20-21; Hch. 15.15-16.
24  Mt. 22.29, 31; Ef. 2.20; Hch. 28.25.

CAPÍTULO 2: ACERCA DE DIOS, Y ACERCA DE LA SANTÍSIMA TRINIDADI. No hay más que un solo Dios25 vivo y verdadero26: quien es infinito en ser y perfección27, espíritu purísimo28, invisible29, sin cuerpo, partes30 o pasiones31, inmutable32, inmenso33, eterno34, incomprensible35, todopoderoso36, sapientísimo37, santísimo38, libérrimo39, absolutísimo40, que obra todas las cosas según el consejo de su inmutable y justísima voluntad41, para su propia gloria42; amorosísimo43, clementísimo, misericordiosísimo, lento para la ira, abundante en bondad y verdad, perdonador de iniquidad, transgresión y pecado44; galardonador de los que lo buscan con diligencia45; y, al mismo tiempo, el más justo y terrible en sus juicios46, aborrecedor de todo pecado47 y quien de ningún modo tendrá por inocente al culpable48.─────────────────────
25  Deu. 6.4; 1 Cor. 8.4, 6.
26  1 Tes. 1.9; Jer. 10.10.
27  Job 11.7-9; 26.14.
28  Jn. 4.24.
29  1 Ti. 1.17.
30 Deu. 4.15-16; Jn. 4.24 con Lc. 24.39.
31  Hch. 14.11, 15.
32  Stg. 1.17; Mal. 3.6.
33  1 Rey. 8.27; Jer. 23.23-24.
34  Sal. 90.2; 1 Ti. 1.17.
35  Sal. 145.3.
36  Gen. 17.1; Apo. 4.8.
37  Rom. 16.27.
38  Isa. 6.3; Apo. 4.8.
39  Sal. 115.3.
40  Ex. 3.14.
41  Ef. 1.11.
42  Prov. 16.14; Rom. 11.36.
43  1 Jn. 4.8, 16.
44  Ex. 34.6-7.
45  Heb. 11.6.
46  Neh. 9.32-33.
47  Sal. 5.5-6.
48  Nah. 1.2-3; Ex. 34.7.
II. Dios tiene toda vida49, gloria50, bondad51, bienaventuranza52, en y de sí mismo; y solo él es todo-suficiente en y para sí mismo, no estando en necesidad de ninguna de las criaturas que ha hecho53 , ni derivando ninguna gloria de ellas54, sino solamente manifestando su propia gloria en, por, hacia, y sobre ellas. Él es la única fuente de todo ser, de quien, por quien y para quien son todas las cosas55; y él tiene un dominio soberanísimo sobre ellas, para hacer mediante ellas, para ellas, o sobre ellas cualquier cosa que a él le plazca56. A sus ojos todas las cosas están desnudas y abiertas57; su conocimiento es infinito, infalible e independiente de la criatura58, de modo que para él nada es contingente o incierto59. Él es santísimo en todos sus consejos, en todas sus obras y en todos sus mandamientos60. A él es debida, de parte de ángeles y hombres, y de toda otra criatura, cualquier adoración, servicio y obediencia que a él le plazca requerir de ellos61.III. En la unidad de la Deidad hay tres personas, de una sola sustancia, poder y eternidad; Dios
Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo62. El Padre es auto-existente, no siendo ni engendrado ni procedente; el Hijo es eternamente engendrado del Padre63; y el Espíritu Santo es eternamente procedente del Padre y del Hijo64.
─────────────────────
49.  Jn. 5.26.
50.  Hch. 7.2.
51.  Sal. 119.68.
52.  1 Ti. 6.15; Rom. 9.5.
53.  Hch. 17.24-25.
54.  Job. 22.2-3.
55.  Rom. 11.36.
56.  Apo. 4.11; 1 Ti. 6.15; Dan. 4.25, 35.
57.  Heb. 4.13.
58.  Rom. 11.33-34; Sal. 147.5.
59.  Hec. 15.18; Ez. 11.5.
60.  Sal. 145.17; Rom. 7.12.
61.  Apo. 5.12-14.
62.  1 Jn. 5.7; Mat. 3:16-17; 28.19; 2 Cor 13.14.
63.  Jn. 1.14, 18.
64.  Jn. 15.26; Gal. 4.6.

CAPÍTULO 3: ACERCA DEL DECRETO ETERNO DE DIOSI. Dios, desde toda la eternidad, por el sapientísimo y santísimo consejo de su propia voluntad, ordenó libre e inmutablemente todo lo que acontece65; pero de tal manera que Dios no es el autor del pecado66, ni violenta la voluntad de las criaturas, ni quita la libertad o contingencia de las causas secundarias, sino que más bien queda establecida67.II. Aunque Dios conoce todo lo que podría o pueda acontecer bajo todas las condiciones
supuestas68; sin embargo, nada decretó Él porque lo previó como futuro, o como aquello que
acontecería bajo tales condiciones69.
III. Por el decreto de Dios, para la manifestación de su gloria, algunos hombres y ángeles70 están predestinados a la vida eterna, y otros preordenados a la muerte eterna71.─────────────────────
65. Ef. 1.11; Ro. 11.33; Heb. 6.17; Ro. 9.15, 18
66. Stg. 1.13, 17; I Jn. 1.5.
67. Hch. 2.23; Mt. 17.12; Hch. 4.27-28; Jn. 19.11; Pr. 16.33.
68. Hch. 15.18; 1 Sam. 23.11-12; Mt. 11.21, 23.
69. Ro. 9:11,13,16,18.
70. 1 Ti. 5.21; Mt. 25.41.
71. Rom. 9.22, 23; Ef. 1.5, 6; Prov. 16.4.
IV. Estos ángeles y hombres, así predestinados y preordenados, están particular e inmutablemente designados; y su número es tan cierto y definido, que no puede ser ni aumentado ni disminuido72.V. Aquellos de la humanidad que están predestinados a la vida, Dios, antes de que se estableciera la fundación del mundo, de acuerdo con su propósito eterno e inmutable, y el consejo secreto y el beneplácito de su voluntad, los ha escogido en Cristo para gloria eterna73, por su mera gracia y amor gratuitos, sin ninguna previsión de fe o buenas obras, o perseverancia en cualquiera de ellas, o cualquier otra cosa en la criatura, como condiciones, o causas que lo muevan a ello74, y todo para la alabanza de su gloriosa gracia75.VI. Así como Dios ha destinado a los elegidos a la gloria, así también, por el eterno y más libre propósito de su voluntad, ha preordenado todos los medios para ello.76 Por tanto, los que son elegidos, habiendo caído en Adán, son redimidos por Cristo77; son eficazmente llamados a la fe en Cristo por su Espíritu que obra su debido tiempo; son justificados, adoptados, santificados78 y guardados por su poder mediante la fe para salvación79. No son redimidos por Cristo, ni llamados eficazmente, ni justificados, ni adoptados, ni santificados, ni salvados, sino solo los elegidos. No hay otros redimidos por Cristo, llamados eficazmente, justificados, adoptados, santificados y salvados, sino sólo los elegidos80.─────────────────────
72. 2 Ti. 2.19; Jn. 13.18.
73. Ef. 1.4, 9, 11; Ro. 8.30; 1 Ti. 1.9; 1 Tes. 5.9.
74. Ro. 9.11, 13, 16; Ef. 1.4, 9.
75. Ef. 1.6, 12.
76. 1 Pe. 1.2; Ef. 1.4-5; Ef. 2.10; 2 Ts. 2.13.
77. 1 Tes. 5.9-10; Tit. 2.14.
78. Ro. 8.30; Ef. 1.5; 2 Ts. 2.13.
79. 1 Pe. 1.5.
80. Jn. 17.9; Ro. 8.28-39; Jn. 6.64-65; Jn. 10.26; Jn. 8.47; 1 Jn. 2.19.
VII. Al resto de la humanidad, Dios se complació, según el inescrutable consejo de su propia voluntad, por el que extiende o retiene la misericordia según le place, para gloria de su poder soberano sobre sus criaturas, en pasar de largo y ordenarlos a la deshonra y la ira por su pecado, para alabanza de su gloriosa justicia81.VIII. La doctrina de este alto misterio de la predestinación debe ser tratado con especial prudencia y cuidado82, para que los hombres, prestando atención a la voluntad de Dios revelada en su Palabra, y rindiendo obediencia a ella, por la certeza de su vocación eficaz, tengan la certeza de su elección eterna83. Así, que esta doctrina será motivo de alabanza, reverencia y admiración a Dios84, y de humildad, diligencia y abundante consuelo a todos los que sinceramente obedecen el Evangelio85.─────────────────────
81. Mt. 11:25-26; Ro. 9.17-18, 21-22; 2 Ti. 2.19-20; Jud. 4; 1 Pe. 2.8.
82. Ro. 9.20; Ro. 11.33; Dt. 29.29.
83. 2 Pe. 1.10.
84. Ef. 1.6; Ro. 11.33.
85. Ro. 11.5, 6, 20; 2 Pe. 1.10; Ro. 8.33; Lc. 10.20.

CAPÍTULO 4: ACERCA DE LA CREACIÓNI. Agradó a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo86, para manifestación de la gloria de su eterno poder, sabiduría y bondad87, en el principio, crear o hacer de la nada el mundo y todas las cosas que en él hay, visibles e invisibles, en el espacio de seis días, y todo muy bueno88.II. Después de haber hecho Dios todas las demás criaturas, creó al hombre, varón y hembra89, con almas racionales e inmortales90, dotados de ciencia, de justicia y de verdadera santidad, a su propia imagen91, teniendo la ley de Dios escrita en sus corazones92 y poder para cumplirla93; y, sin embargo, bajo la posibilidad de transgredirla, al ser dejados al libre albedrío de su propia voluntad, que estaba expuesta a cambios94. Además de esta ley escrita en sus corazones, recibieron el mandamiento de no comer del árbol de la conocimiento del bien y del mal95, que mientras guardaron, fueron felices en su comunión con Dios, y tuvieron dominio sobre las criaturas96.─────────────────────
86. Heb. 1.2; Jn. 1.2-3; Gn. 1.2; Job. 26.13; Job. 33.4.
87. Ro. 1.20; Jer. 10.12; Sal. 104.24; Sal. 33.5-6.
88. Gn. 1.1-31; Heb. 11.3; Col. 1.16; Hch. 17.24.
89. Gn. 1.27.
90. Gn. 2.7; con Ecl. 12.7; Lc. 23.43; Mt. 10:28.
91. Gn. 1.26; Col. 3.10; Ef. 4.24.
92. Ro. 2.14-15.
93. Ecl. 7.29.
94. Gn. 3.6; Ecl. 7.29.
95. Gn. 2.17; 3.8-11, 23.
96. Gn. 1.26, 28.

CAPÍTULO 5: ACERCA DE LA PROVIDENCIAI. Dios, el gran Creador de todas las cosas, sostiene97, dirige, dispone y gobierna a todas las criaturas, acciones y cosas98, desde la mayor hasta la menor99, por su sapientísima y santísima providencia100, conforme a su infalible presciencia101 y al libre e inmutable consejo de su propia voluntad102, para la alabanza de la gloria de su sabiduría, poder, justicia, bondad y misericordia103.II. Aunque con relación a la presciencia y el decreto de Dios, la causa primera, todas las cosas suceden inmutable e infaliblemente104; no obstante, mediante la misma providencia él las ordena que acontezcan conforme a la naturaleza de las causas secundarias, ya sea necesaria, libre o contingentemente105.III. Dios en su providencia ordinaria hace uso de medios106, sin embargo él es libre de obrar sin ellos107, sobre ellos108 o contra ellos, según le plazca109.─────────────────────
97. Heb. 1.3
98. Dn. 4.34-35; Sal. 135.6; Hch. 17.25-26, 28; Job cap. 38-41
99. Mt. 10.29-31
100. Prov. 15.3; Sal. 104.24; 145.17
101. Hch. 15.18; Sal. 94.8-11
102. Ef. 1.11; Sal. 33.10-11
103. Isa. 63.14; Ef. 3.10; Rom. 9.17; Gen. 45.7; Sal. 145.7
104. Hch. 2.23
105. Gn. 8.22; Jer. 31.35; Ex. 21.13 con Dt. 19.5; 1 Reyes 22.28, 34; Isa. 10.6-7
106. Hch. 27.31, 44; Isa. 55.10-11; Os. 2.21-22
107. Os. 1.7; Mat. 4.4; Job 34.20 (Job 34.10 en algunas versiones, pero ese texto no corresponde)
108. Rom. 4.19-21
109. 2 Rey. 6.6; Dan. 3.27
IV. El poder omnipotente, la sabiduría inescrutable y la bondad infinita de Dios se manifiestan hasta tal punto en su providencia, que se extiende incluso a la primera caída y a todos los demás pecados de los ángeles y de los hombres,110 y esto no por un consentimiento simple,111 sino uno que tiene unido a sí una sapientísima y poderosísima limitación de ellos,112 y por otra parte ordenación y gobernanza de ellos, en una dispensación múltiple, para sus propios fines santos;113 sin embargo, de tal manera que la pecaminosidad de éstos sólo procede de la criatura, y no de Dios, quien, siendo santísimo y justísimo, ni es ni puede ser el autor o aprobador del pecado.114V. El sapientísimo, justísimo y clementísimo Dios a menudo deja por temporadas a sus propios hijos a diversas pruebas y a la corrupción de sus propios corazones para disciplinarlos
por sus pecados anteriores, o para manifestarles la fuerza escondida de la corrupción y el engaño de sus corazones, para hacerles humildes115; y también para provocarles a una más cercana y constante dependencia en él para su apoyo, y para volverlos más vigilantes contra todas las futuras ocasiones de pecado, y para otros varios fines justos y santos116.
VI. En cuanto a aquellos hombres malvados e impíos a quienes Dios, como un juez justo, ciega y endurece por pecados anteriores117, de ellos él no solo retiene su gracia, por la cual hubieran sido iluminados en sus entendimientos e influenciados en sus corazones118; sino que a veces también les quita los dones que tenían119 , y los expone a cosas que su corrupción convierte en ocasión de pecado120 ; y, a la vez, los entrega a sus propias concupiscencias, a las tentaciones del mundo y al poder de Satanás121. Por lo que sucede que ellos se endurecen a sí mismos,
incluso bajo aquellos medios que Dios usa para el ablandamiento de otros122.
VII. Tal como la providencia de Dios alcanza en general a todas las criaturas, así, de la manera más especial, cuida de su Iglesia y dispone todas las cosas para el bien de ella123.─────────────────────
110. Rom. 11.32-34; 2 Sam. 24.1 con 1 Cr. 21.1; 1 Rey. 22.22-23; 1 Cr. 10.4, 13-14; 2 Sam. 16.10; Hch. 2.23; 4:27-28.
111. Hch. 14.16.
112. Sal. 76.10; 2 Rey. 19.28.
113. Gn. 50.20; Isa. 10.6-7, 12.
114. Stg. 1.13-14, 17; 1 Jn. 2.16; Sal. 50.21.
115. 2 Cr. 32.25-26, 31; 2 Sam. 24.1.
116. 2 Cor. 12.7-9; Sal. 73; 77.1-12; Mc. 14.66-72, con Jn. 21.15-17.
117. Rom. 1.24, 26, 28; Rom. 11.7-8.
118. Dt. 29.4.
119. Mt. 13.12; 25.29.
120. Dt. 2.30; 2 Rey. 8.12-13.
121. Sal. 81.11-12; 2 Tes. 2.10-12.
122. Ex. 7.3 con Ex. 8.15, 32; 2 Cor. 2.15-16; Isa. 8.14; 1 Ped. 2.7-8; Isa. 6.9-10 con Hch. 28.26-27.
123. 1 Ti. 4:10; Amos 9:8-9; Rom. 8:28; Isa. 43:3-5, 14.

CAPÍTULO 6: ACERCA DE LA CAÍDA DEL HOMBRE, DEL PECADO Y DE SU CASTIGOI. Nuestros primeros padres, siendo seducidos por la sutileza y tentación de Satanás, pecaron al comer del fruto prohibido.124 Dios, según su sabio y santo consejo, quiso permitirles este pecado, habiéndose propuesto ordenarlo para su propia gloria.125II. Por este pecado cayeron de su rectitud original y de su comunión con Dios,126 y de esta manera quedaron muertos en el pecado,127 y totalmente contaminados en todas las partes y
facultades del alma y del cuerpo.128
III. Siendo ellos la raíz de toda la humanidad, la culpa de este pecado fue imputada,129 y la misma muerte en el pecado y la naturaleza corrompida fue transmitida a toda la posteridad que desciende de ellos por generación ordinaria.130IV. De esta corrupción original (por la cual estamos totalmente hechos inaptos, inhabilitados y opuestos a todo bien,131 y completamente inclinados a todo mal)132 proceden todas las transgresiones activas.133V. Esta corrupción de nuestra naturaleza permanece durante esta vida en aquellos que son regenerados;134 y a pesar de que por medio de Cristo sea perdonada y mortificada, sin embargo, dicha naturaleza, tanto en sí misma, como todos sus efectos son verdadera y propiamente pecado.135VI. Todo pecado, tanto original como activo, siendo una transgresión de la justa ley de Dios, y contrario a ella,136 por su propia naturaleza trae la culpa sobre el pecador, 137 por la cual, este queda supeditado a la ira de Dios138 y a la maldición de la ley, 139 y de esta manera queda sujeto a la muerte,140 con todas las miserias espirituales,141 temporales142 y eternas.143─────────────────────
124. Gn. 3.13; 2 Cor. 11.3.
125. Rom. 11.32.
126. Gn. 3.6-8; Ecl. 7.29; Rom. 3.23.
127. Gn. 2.17; Ef. 2.1.
128. Tit. 1.15; Gen. 6.5; Jer. 17.9; Rom. 3.10-18.
129. Gn. 1.27-28; 2.16-17; Hch. 17.26 con Rom. 5.12, 15-19; 1 Cor. 15.21-22, 45, 49.
130. Sal. 51.5; Gn. 5.3; Job 14.4; 15.14.
131. Rom. 5.6; 7.18; 8.7; Col. 1.21.
132. Gn. 6.5; 8.21; Rom. 3.10-12.
133. Mt. 15:19; Ef. 2:2-3; Stg. 1.14-15.
134. Prov. 20.9; Ecl. 7.20; Rom. 7.14, 17-18, 23; Stg. 3.2; 1 Jn. 1.8, 10.
135. Rom. 7.5, 7-8, 25; Gal. 5.17.
136. 1 Jn. 3.4.
137. Rom. 2.15; 3.9, 19.
138. Ef. 2.3.
139. Gal. 3.10.
140. Rom. 6.23.
141. Ef. 4.18.
142. Lam. 3.39; Rom. 8.20.
143. Mt. 25.41; 2 Tes. 1.9.

CAPÍTULO 7: ACERCA DEL PACTO DE DIOS CON EL HOMBREI. La distancia entre Dios y la criatura es tan grande que, aunque las criaturas racionales le deben obediencia como a su Creador, sin embargo, nunca podrían disfrutar de él como su bienaventuranza y recompensa, a no ser por alguna condescendencia voluntaria de parte de Dios, que él ha tenido a bien expresar por medio del pacto144.II. El primer pacto hecho con el hombre fue un pacto de obras145 , en el que se prometió la vida a Adán, y en él a su posteridad146, a condición de una obediencia perfecta y personal147.III. Habiéndose hecho el hombre, por su caída, incapaz de la vida por aquel pacto, el Señor se complació en hacer un segundo148, llamado comúnmente el Pacto de la Gracia: por el cual ofrece gratuitamente a los pecadores la vida y la salvación por Jesucristo, exigiéndoles la fe en él, para que sean salvados149, y prometiendo dar a todos los que están ordenados para la vida su Espíritu Santo, para hacerlos dispuestos y capaces de creer150.IV. Este pacto de gracia se presenta frecuentemente en la Escritura con el nombre de
Testamento, en referencia a la muerte de Jesucristo, el testador, y a la herencia eterna, legadas
en él con todas las cosas que le pertenecen151.
V. Este pacto fue administrado de manera diferente en tiempos de la ley y en tiempos del evangelio:152 bajo la ley fue administrado por promesas, profecías, sacrificios, la circuncisión, el cordero pascual, y otros tipos y ordenanzas entregados al pueblo de los judíos, todos presagiando al Cristo venidero153 , que fueron por aquel tiempo suficientes y eficaces, a través de la operación del Espíritu, para instruir y edificar a los elegidos en la fe en el Mesías prometido154 por quien tenían la remisión completa de los pecados, y la salvación eterna; y es llamado el Antiguo Testamento155.VI. Bajo el Evangelio, cuando Cristo la sustancia156 fue manifestado, las ordenanzas en las que se dispensa este pacto son la predicación de la Palabra y la administración de los sacramentos del Bautismo y de la Cena del Señor157, que, aunque son menos numerosos y se administran con más sencillez y menos gloria exterior, sin embargo, en ellos se manifiesta con más plenitud, evidencia y eficacia espiritual158 a todas las naciones, tanto judías como gentiles159 y se llama el Nuevo Testamento160 . Por tanto, no hay dos pactos de gracia que difieran en sustancia, sino uno y el mismo bajo diversas dispensaciones161.
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144. Is.40.13-17; Job. 9.32-33; 1 S. 2.25; Sal. 113.5-6; 100.2-3; Job. 22.2-3; 35.7-8; Lc. 17.10; Hch. 17.24-25.
145. Gál. 3.12.
146. Ro. 10.5; 5.12-20.
147. Gn. 2.17; Gl. 3.10.
148. Gl. 3.21; Ro. 8.3; 3.20-21; Gn. 3.15; Is. 42.6.
149. Mc. 16.15-16; Jn. 3.16; Ro. 10.6, 9; Gl. 3.11.
150. Ez. 36.26-27; Jn. 6.44-45.
151. Heb. 9.15-17; 7.22; Lc. 22.20; 1 Co. 11.25.
152. 2 Co.3.6-9.
153. Hebreos capítulos 8 a 10; Ro. 4:11; Col. 2.11-12; 1 Co. 5.7.
154. 1 Cor. 10.1-4; Heb. 11.13; Jn. 8.56.
155. Gl. 3.7-9, 14.
156. Col. 2.17.
157. Mt. 28.19-20; 1 Cor. 11.23-25.
158. Heb. 12.22-27; Jer. 31.33-34.
159. Mt. 28.19; Ef. 2.15-19.
160. Lc. 22.20.
161. Gl. 3.14, 16; Hch. 15.11; Ro. 3.21-23, 30; Sal. 32.1, con Ro. 4:3, 6, 16-17, 23-24; Heb. 13.8.

CAPÍTULO 8: ACERCA DE CRISTO, EL MEDIADORI. Agradó a Dios, en su propósito eterno, elegir y ordenar al Señor Jesús, su Hijo unigénito, para ser el Mediador entre Dios y el hombre162; el Profeta163 , Sacerdote164 y Rey165 ; la Cabeza y Salvador de su Iglesia166; el Heredero de todas las cosas167 y Juez del mundo168: a quien, desde toda la eternidad, Dios dio un pueblo para ser su simiente169, y para ser redimido, llamado, justificado, santificado y glorificado por él en el tiempo170.II. El hijo de Dios, la segunda persona en la Trinidad, siendo verdadero y eterno Dios, de una sola sustancia con el Padre, e igual a él, cuando vino el cumplimiento del tiempo, tomó la naturaleza humana171 con todas las propiedades esenciales y debilidades comunes de esta, pero
sin pecado172: siendo concebido por el poder del Espíritu Santo en el vientre de la virgen María, de la sustancia de ella173. De modo que dos naturalezas completas, perfectas y distintas, la Deidad y la humanidad, fueron inseparablemente unidas en una sola persona sin conversión, composición ni confusión174. Dicha persona es verdadero Dios y verdadero hombre y, no obstante, un solo Cristo, el único Mediador entre Dios y el hombre175.
III. El Señor Jesús, en su naturaleza humana unida así a la divina, fue santificado y ungido con el Espíritu Santo sobre medida176, teniendo en sí todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.177 En él agradó al Padre que habite toda la plenitud178; a fin de que, siendo santo, inocente, sin mancha y lleno de gracia y de verdad179, esté completamente equipado para desempeñar el oficio de Mediador y Fiador180. Él no tomó este oficio para sí, sino que fue llamado a este por su Padre181, quien puso todo poder y juicio en su mano, y le dio el mandato de ejecutarlo182.IV. Este oficio lo asumió el Señor Jesús de una manera absolutamente voluntaria183; y para poder desempeñarlo fue hecho súbdito a la ley184 y la cumplió perfectamente185, soportó los más graves tormentos inmediatamente en su alma186 y los más dolorosos sufrimientos en su cuerpo187; fue crucificado y murió188; fue sepultado y permaneció bajo el poder de la muerte; sin embargo, no vio corrupción189. Al tercer día resucitó de entre los muertos190 con el mismo cuerpo con el que sufrió191, con el cual también ascendió al cielo y allí está sentado a la diestra de su Padre192, intercediendo193, y volverá para juzgar a hombres y ángeles en el fin del mundo194.─────────────────────
162. Isa. 42:1; 1 Ped. 1:19-20; Jn. 3:16; 1 Ti. 2:5.
163. Hch. 3:22.
164 Heb. 5:5-6.
165. Sal. 2:6; Luc. 1:33.
166. Ef. 5:23.
167. Heb. 1:2.
168. Hch. 17:31.
169. Jn. 17:6; Sal. 22:30; Isa. 53:10.
170. 1 Ti. 2:6; Isa. 55:4-5; 1 Cor. 1:30.
171. Jn. 1.1, 14; 1 Jn. 5.20; Fil. 2.6; Gal. 4.4.
172. Heb. 2.14, 16-17; Heb. 4.15.
173. Lc. 1.27, 31, 35; Gal. 4.4.
174. Lc. 1.35; Col. 2.9; Rom. 9.5; 1 Ped. 3.18; 1 Ti. 3.16.
175. Rom. 1.3-4; 1 Ti. 2.5.
176. Sal. 45.7; Jn. 3.34.
177. Col. 2.3.
178. Col. 1.19.
179. Heb. 7.26; Jn. 1.14.
180. Hch. 10.38; Heb. 12.24, 7.22.
181. Heb. 5.4-5.
182. Jn. 5.22, 27; Mt. 28.18; Hch. 2.36.
183. Sal. 40.7-8 con Heb. 10.5-10; Jn. 10.18; Fil. 2.8.
184. Gal. 4.4.
185. Mt. 3.15, 5.17.
V. El Señor Jesús, por su perfecta obediencia y sacrificio de sí mismo, el cual él, mediante el Espíritu eterno, ofreció una sola vez a Dios, ha satisfecho completamente la justicia de su Padre195; y ha comprado no solo la reconciliación, sino una herencia eterna en el reino de los cielos para todos aquellos que el Padre le ha dado196.VI. Aunque la obra de redención no fue realmente obrada por Cristo sino hasta después de su encarnación, sin embargo, la virtud, la eficacia y los beneficios de ella fueron comunicados a los elegidos en todas las épocas sucesivamente desde el comienzo del mundo, en y por aquellas promesas, tipos y sacrificios en los cuales Cristo fue revelado y representado como la Simiente de la mujer que había de herir la cabeza de la serpiente; y como el Cordero inmolado desde el principio del mundo, siendo el mismo ayer, hoy y por los siglos.197VII. En la obra de mediación, Cristo actúa según ambas naturalezas, haciendo por medio de cada naturaleza lo que es propio de ella.198 Sin embargo, en razón de la unidad de la persona, aquello que es propio de una naturaleza se le atribuye a veces en la Escritura a la Persona, denominada por la otra naturaleza.199VIII. Cristo aplica y comunica la redención, cierta y eficazmente, a todos aquellos para quienes la ha comprado,200 intercediendo por ellos,201 y revelándoles los misterios de la salvación en y por la palabra,202 persuadiéndolos eficazmente por medio de su Espíritu para creer y obedecer y gobernando sus corazones por medio de su palabra y de su Espíritu;203 venciendo a todos sus enemigos por medio de su gran poder y sabiduría, de tales maneras y formas que concuerdan más con su maravillosa e inescrutable dispensación.204─────────────────────
186 Mt. 26.37-38; Lc. 22.44; Mt. 27.46.
187 Mt. 26-27.
188 Fil. 2.8.
189 Hch. 2.23-24, 27; 13.37; Rom. 6.9.
190 1 Cor. 15.3-4 *v5
191 Jn. 20.25, 27.
192 Mc. 16.19.
193 Rom. 8.34; Heb. 9.24, 7.25.
194 Rom. 14.9-10; Hch. 1.11, 10.42; Mt. 13.40-42; Jud. 6; 2 Ped. 2.4.
195 Rom. 5.19; Heb. 9.14, 16; 10.14; Ef. 5.2; Rom. 3.25-26.
196 Dan. 9.24, 26; Col. 1.19-20; Ef. 1.11, 14; Jn. 17.2; Heb. 9.12, 15.
197 Gal. 4.4-5; Gen. 3.15; Apo. 13.8; Heb. 13.8.
198 Heb. 9.14; 1 Ped. 3.18.
199 Hch. 20.28; Jn. 3.13; 1 Jn. 3.16.
200 Jn. 6.37, 39; Jn. 10.15-16.
201 1 Jn. 2.1-2; Rom. 8.34.
202 Jn. 15.13, 15; Ef. 1.7-9; Jn. 17.6.
203 Jn. 14.16; Heb. 12.2; 2 Cor. 4:13; Rom. 8.9, 14; Rom. 15.18-19; Jn. 17.17.
204 Sal. 110.1; 1 Cor. 15.25-26; Mal. 4.2-3; Col. 2.15.

CAPÍTULO 9: ACERCA DEL LIBRE ALBEDRÍOI. Dios ha dotado a la voluntad del hombre con aquella libertad natural que consiste en no ser forzada, ni determinada por alguna necesidad absoluta de la naturaleza, hacia el bien o hacia el mal.205II. El hombre, en su estado de inocencia, tenía la libertad y el poder para desear y hacer lo que es bueno y agradable a Dios;206 pero de una manera mutable, de tal manera que podía caer de él.207III. El hombre, mediante su caída en el estado de pecado, ha perdido totalmente toda capacidad en su voluntad para cualquier bien espiritual que acompañe a la salvación;208 de tal manera que, un hombre natural, siendo completamente opuesto a aquel bien,209 y muerto en pecado,210 es incapaz de convertirse, o prepararse para ello, por su propia fuerza.211IV. Cuando Dios convierte a un pecador y lo traslada al estado de gracia, lo libera de su esclavitud natural bajo el pecado,212 y solo por su gracia lo capacita para desear y hacer libremente aquello que es espiritualmente bueno;213 pero de tal manera que, debido a la corrupción que aún queda en él, este no desea ni perfectamente ni solamente lo que es bueno, sino que desea también lo que es malo.214V. Solamente en el estado de gloria, la voluntad del hombre es hecha perfecta e inmutablemente libre para hacer únicamente lo que es bueno.215─────────────────────
205 Mt. 17.12; Stg. 1.14; Dt. 30.19.
206 Ecl. 7.29; Gen. 1.26
207 Gen. 2.16-17; Gen. 3.6
208 Rom. 5.6, 8.7; Jn. 15.5
209 Rom. 3.10, 12
210 Ef. 2.1, 5; Col. 2.13
211 Jn. 6.44, 65; Ef. 2.2-5; 1 Cor. 2.14; Tit. 3.4-5
212 Col. 1.13; Jn. 8.34, 36
213 Fil. 2.13; Rom. 6.18, 22
214 Gal. 5.17; Rom. 7.15, 18-19, 21, 23
215 Ef. 4.13; Heb. 12.23; 1 Jn. 3.2; Jud. 24

CAPÍTULO 10: ACERCA DEL LLAMAMIENTO EFICAZI. A todos los que Dios ha predestinado para vida, y solo a ellos, se complace en llamarlos eficazmente216 , en el tiempo señalado y aceptable a él, por su palabra y Espíritu217, de ese estado de pecado y muerte en que se encuentran por naturaleza, a la gracia y salvación por Jesucristo218; iluminando sus mentes espiritual y salvíficamente para que entiendan las cosas de Dios219, quitándoles su corazón de piedra y dándoles un corazón de carne220; renovando sus voluntades y, por su poder omnipotente, determinándolos a lo que es bueno221 y atrayéndolos eficazmente a Jesucristo222 ; pero de tal manera que vengan muy libremente, siendo hechos dispuestos por su gracia223.II. Este llamamiento eficaz procede únicamente de la gracia especial y gratuita de Dios, y no de absolutamente nada previsto en el hombre224, que es totalmente pasivo al respecto, hasta que, vivificado y renovado por el Espíritu Santo225, es por ese medio capacitado para responder a este llamamiento y abrazar la gracia que se le ofrece y transmite en él226.III. Los niños elegidos que mueren en la infancia son regenerados y salvados por Cristo mediante el Espíritu227, que obra cuándo, dónde y cómo le agrade228. De la misma manera lo son todas las demás personas elegidas, que son incapaces de ser llamadas exteriormente por el
ministerio de la palabra229.
IV. Otros no elegidos, aunque pueden ser llamados por el ministerio de la palabra230 y pueden tener algunas operaciones comunes del Espíritu231 , sin embargo, nunca vienen verdaderamente a Cristo, y, por tanto, no pueden ser salvados232 , y mucho menos pueden los hombres que no profesan la religión cristiana ser salvados de ninguna otra manera, aunque sean muy diligentes para organizar sus vidas de acuerdo con la luz de la naturaleza y la ley de la
religión que profesan233 ; y afirmar y sostener que pueden hacerlo es muy pernicioso y debe ser detestado234.
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216 Ro. 8.30; 11.7; Ef. 1.10-11
217 2 Ts. 2.13-14; 2 Co. 3.3, 6
218 Ro. 8.2; Ef. 2.1-5; 2 Ti.1.9-10
219 Hch. 26.18; 1 Co. 2.10, 12; Ef. 1.17-18
220 Ez. 36.26
221 Ez. 11.19; Fil. 2.13; Dt. 30.6; Ez. 36:27
222 Ef. 1.19; Jn. 6:44-45
223 Cant.1.4; Sal. 110.3; Jn. 6.37; Ro. 6.16-18
224 2 Ti. 1.9; Tit. 3.3-5; Ef. 2.4-5, 8-9; Ro. 9.11.
225 1 Co. 2.14; Ro. 8.7; Ef. 2.5.
226 Jn. 6.37, Ez. 36.27; Jn. 5.25.
227 Lc.18.15-16; Hch. 2.38-39; Jn. 3.3, 5; 1 Jn. 5.12 cp. Ro. 8.9.
228 Jn. 3.8.
229 1 Jn. 5.12; Hch. 4.12.
230 Mt. 22.14.
231 Mt. 7.22; 13.20-21; Heb. 6.4-5.
232 Jn. 6.64-66; 8.24.
233 Hch. 4.12; Jn. 14.6; Ef. 2.12: Jn. 4.22, 17:3.
234 2 Jn. 9-11; 1 Co. 16.22; Gl. 1.6-8.

CAPÍTULO 11: ACERCA DE LA JUSTIFICACIÓNI. A los que Dios llama eficazmente, también los justifica gratuitamente235, no a través de infundirles la justicia, sino a través de perdonarles sus pecados, y considerar y aceptar sus personas como justas; no por algo obrado en ellos, o hecho por ellos, sino sólo por causa de Cristo; no imputándoles la fe misma, el acto de creer, o cualquier otra obediencia evangélica, como su justicia; sino imputándoles la obediencia y satisfacción de Cristo236, ellos recibiendo y
descansando en él y en su justicia por la fe; fe que no tienen por sí mismos; es don de Dios237.
II. La fe, que así recibe y descansa en Cristo y en su justicia, es el único instrumento de la justificación238; sin embargo, no está sola en la persona justificada, sino que va siempre acompañada de todas las demás gracias salvíficas, y no es una fe muerta, sino que obra por amor239.III. Cristo, por su obediencia y muerte, saldó plenamente la deuda de todos los que son así justificados, y satisfizo adecuada, real y plenamente la justicia de su Padre en favor de ellos240. Sin embargo, puesto que fue dado por el Padre en favor de ellos241 y su obediencia y satisfacción aceptadas en su lugar242, y ambas gratuitamente, no por nada en ellos, su justificación es sólo de gracia gratuita243 para que tanto la exacta justicia como la abundante gracia de Dios sean glorificadas en la justificación de los pecadores244.IV. Dios, desde la eternidad, decretó justificar a todos los elegidos245 ; y Cristo, en la plenitud de los tiempos, murió por sus pecados y resucitó para su justificación246; sin embargo, no son justificados hasta que el Espíritu Santo, a su debido tiempo, aplique realmente Cristo a ellos247.V. Dios continúa perdonando los pecados de aquellos que son justificados248: y aunque nunca pueden caer del estado de justificación249, sin embargo pueden por sus pecados caer bajo el desagrado paternal de Dios, y no tener la luz de su semblante restaurado a ellos, hasta que se humillen, confiesen sus pecados, pidan perdón y renueven su fe y arrepentimiento250.VI. Bajo el Antiguo Testamento, la justificación de los creyentes era, en todos estos aspectos, una y la misma que la justificación de los creyentes bajo el Nuevo Testamento251.─────────────────────
235 Rom. 8.30; Rom. 3.24.
236 Rom. 4.5-8; 2 Cor. 5.19, 21; Rom. 3.22, 24-25, 27-28; Tit. 3.5, 7; Ef. 1.7; Jer. 23.6; 1 Cor. 1.30-31; Rom. 5.17-19.
237 Hch. 10.44; Gal. 2.16; Fil. 3.9; Hch. 13.38-39; Ef. 2.7-8.
238 Jn. 1.12; Ro. 3.28; 5.1.
239 Stg. 2.17, 22, 26; Gá. 5.6.
240 Ro. 5.8-10, 19; 1 Ti. 2.5-6; Heb. 10.10, 14; Dn. 9.24, 26; Is. 53.4-6, 10-12.
241 Ro. 8.32.
242 2 Co. 5.21; Mt. 3.17; Ef. 5.2.
243 Ro. 3.24; Ef. 1.7.
244 Ro. 3.26; Ef. 2.7.
245 Gá. 3.8; 1 Pe. 1.2, 19-20; Ro. 8.30.
246 Gá. 4.4; 1 Ti. 2.6; Ro. 4.25.
247 Col. 1.21-22; Gá. 2.16; Tit. 3.3-7 "v. 4-7 en la edición Johnstone y Hunter, 1855".
248 Mt. 6.12; 1 Jn. 1.7, 9; 1 Jn. 2.1-2.
249 Lc. 22.32; Jn. 10.28; Heb. 10.14.
250 Sal. 89.31-33; 51.7-12; 32.5; Mt. 26.75; 1 Cor. 11.30, 32; Lc. 1.20.
251 Gá. 3.9, 13-14; Ro. 4.22-24; Heb. 13.8.

CAPÍTULO 12: ACERCA DE LA ADOPCIÓNI. A todos aquellos que son justificados, Dios se digna hacer partícipes de la gracia de la adopción en y por su único Hijo Jesucristo.252 Mediante esta gracia, son recibidos en el número
de los hijos de Dios y gozan de sus libertades y privilegios;253 tienen su nombre impuesto en ellos;254 reciben el Espíritu de adopción;255 tienen libre acceso con confianza al trono de la gracia;256 son capacitados para clamar, Abba, Padre;257 son compadecidos,258 protegidos,259 mantenidos260 y castigados por Él, como por un Padre,261 pero nunca son desechados,262 sino que son sellados para el día de la redención263 y heredan las promesas,264 como herederos de la salvación eterna.265
─────────────────────
252 Ef. 1.5; Gal. 4.4-5.
253 Rom. 8.17; Jn. 1.12.
254 Jer. 14.9; 2 Cor. 6.18; Apo. 3.12.
255 Rom. 8.15.
256 Ef. 3.12; Rom. 5.2.
257 Gal. 4.6.
258 Sal. 103.13.
259 Prov. 14.26.
260 Mt. 6.30, 32; 1 Ped. 5.7.
261 Heb. 12.6.
262 Lam. 3.31.
263 Ef. 4.30.
264 Heb. 6:12.
265 1 Ped. 1.3-4; Heb. 1.14.

CAPÍTULO 13: ACERCA DE LA SANTIFICACIÓNI. Los que son eficazmente llamados y regenerados, teniendo un corazón nuevo y un espíritu nuevo creados en ellos, son santificados más, y real y personalmente, mediante la virtud de la muerte y resurrección de Cristo,266 por su palabra y Espíritu que moran en ellos267; el dominio de todo el cuerpo de pecado es destruido268 y los diversas deseos del mismo son cada vez más debilitados y mortificados269; y [los llamados y regenerados eficazmente] son cada vez más vivificados y fortalecidos en todas las gracias salvíficas270, para la práctica de la verdadera santidad, sin la cual ningún hombre verá al Señor271.II. Esta santificación está en cada parte del hombre entero272, aunque es imperfecta en esta vida. Todavía quedan algunos restos de corrupción en cada parte273, de donde surge una guerra continua e irreconciliable: la carne deseando contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne274.III. En esta guerra, aunque la corrupción remanente puede prevalecer mucho por un tiempo275, sin embargo, mediante el continuo suministro de fuerza de parte del Espíritu santificador de Cristo, la parte regenerada vence:276 y así los santos crecen en gracia277, perfeccionando la santidad en el temor de Dios278.─────────────────────
266 1 Co. 6.11; Hch. 20.32; Fil. 3.10; Ro. 6.5-6.
267 Jn. 17.17; Ef. 5.26; 2 Ts. 2.13.
268 Ro. 6.6, 14.
269 Gl. 5.24; Ro. 8.13.
270 Col. 1.11; Ef. 3.16-19.
271 2 Co. 7.1; Heb. 12.14.
272 1 Tes. 5.23.
273 1 Jn. 1.10; Ro. 7.18, 23; Fil. 3.12.
274 Gl. 5.17; 1 Pe. 2:11.
275 Ro. 7.23.
276 Ro. 6.14; 1 Jn. 5.4; Ef. 4:15-16.
277 2 Pe. 3.18; 2 Co. 3.18.
278 2 Co. 7.1.

CAPÍTULO 14: ACERCA DE LA FE SALVADORAI. La gracia de la fe, por la cual los elegidos son capacitados para creer para la salvación de sus almas279, es obra del Espíritu de Cristo en sus corazones280 y ordinariamente es efectuada por el ministerio de la palabra281, por el cual también, y por la administración de los sacramentos y la oración, es aumentada y fortalecida282.II. Mediante esta fe, el cristiano cree que es verdad todo lo que está revelado en la palabra, porque la autoridad de Dios mismo habla en ella283; y actúa de manera diferente según lo que contiene cada pasaje particular de la misma, produciendo obediencia a los mandamientos284, temblando ante las amenazas285 y acogiendo las promesas de Dios para esta vida y la venidera286. Pero los actos principales de la fe salvadora son: aceptar, recibir y descansar únicamente en Cristo para la justificación, santificación y vida eterna, en virtud del pacto de la gracia287.III. Esta fe es diferente en grados, o débil o fuerte.288 Puede ser atacada y debilitada con frecuencia y de muchas maneras, pero obtiene la victoria;289 y en muchos, crece hasta la obtención de una completa certeza a través de Cristo,290 quien es el autor y consumador de nuestra fe.291─────────────────────
279 Heb. 10.39.
280 2 Co. 4.13; Ef. 1.17-19; Ef. 2.8.
281 Ro. 10.14, 17.
282 1 Pe. 2.2; Hch. 20.32; Ro. 4.11; Lc. 17.5; Rom. 1.16-17.
283 Jn. 4.42; 1 Ts. 2:13; 1 Jn. 5.10; Hc. 24.14.
284 Ro. 16.26.
285 Is. 66.2.
286 Heb. 11.13; 1 Ti. 4.8.
287 Jn. 1.12; Hch. 16.31; Gá. 2.20; Hch. 15.11.
288 Heb. 5.13-14; Rom. 4.19-20; Mt. 6.30, 8.10.
289 Lc. 22.31-32; Ef. 6.16; 1 Jn. 5.4-5.
290 Heb. 6.11-12; Heb. 10.22; Col. 2.2.
291 Heb. 12.2.

CAPÍTULO 15: ACERCA DEL ARREPENTIMIENTO PARA VIDAI. El arrepentimiento para vida es una gracia evangélica,292 cuya doctrina, así como aquella de la fe en Cristo, debe ser predicada por todo ministro del evangelio.293II. Mediante este arrepentimiento, un pecador, movido no solo por la visión y sentimiento del peligro, sino también de la inmundicia y odiosidad de sus pecados, como contrarios a la naturaleza santa y la justa ley de Dios— y al comprender la misericordia de Dios en Cristo para con los arrepentidos — se entristece a causa de sus pecados y los aborrece de tal modo que se aparte de todos ellos y se convierta a Dios,294 proponiéndose y procurando caminar con Él en todos los caminos de sus mandamientos.295III. Aunque no se debe confiar en el arrepentimiento, como si fuese una satisfacción por el pecado, o una causa del perdón de este,296 pues el perdón es un acto de la gratuita gracia de Dios en Cristo;297 sin embargo, el arrepentimiento es de tal necesidad para todos los pecadores, que ninguno puede esperar ser perdonado sin él.298IV. Así como no hay pecado tan pequeño que no merezca la condenación,299 de la misma manera, no hay pecado tan grande que pueda traer condenación sobre aquellos que se arrepienten verdaderamente.300V. Los hombres no deben contentarse con un arrepentimiento general, sino que es el deber de cada uno procurar arrepentirse de cada de uno de sus pecados en particular.301VI. Así como todo hombre está obligado a confesar sus pecados a Dios en privado, orando por el perdón de los mismos;302 pues, al hacer esto y al apartarse de ellos alcanzará misericordia;303 del mismo modo, el que escandaliza a su hermano o a la iglesia de Cristo, debe estar dispuesto a declarar su arrepentimiento a quienes fueron ofendidos, mediante confesión y muestra de dolor públicas o privadas por su pecado,304 y acto seguido, los ofendidos deben reconciliarse con él y recibirlo con amor.305─────────────────────
292 Zac. 12.10; Hch. 11.18.
293 Lc. 24.47; Mc. 1.15; Hch. 20.21.
294 Ez. 18.30-31, 36.31; Is. 30.22; Sal. 51.4; Jer. 31.18-19; Joel 2.12-13, Am. 5.15; Sal. 119.128; 2 Cor. 7.11.
295 Sal. 119.6, 59, 106; Lc. 1.6; 2 Rey. 23.25.
296 Ez. 36.31-32, 16.61-63.
297 Os. 14.2, 4; Rom. 3.24; Ef. 1.7.
298 Lc. 13.3, 5; Hch. 17.30-31.
299 Rom. 6.23, 5.12; Mt. 12.36.
300 Is. 55.7; Rom. 8.1; Is. 1.16, 18.
301 Sal. 19.13; Lc. 19.8; 1 Ti. 1.13, 15.
302 Sal. 51.4-5, 7, 9, 14; 32.5-6.
303 Prov. 28.13; 1 Jn. 1.9.
304 Stg. 5.16; Lc. 17.3-4; Jos. 7.19; Sal. 51.
305 2 Cor. 2.8.

CAPÍTULO 16: ACERCA DE LAS BUENAS OBRASI. Las buenas obras son solo aquellas que Dios ha ordenado en su Santa Palabra306 y no aquellas que, sin la garantía de la misma, son concebidas por los hombres mediante un fervor ciego, o bajo cualquier pretensión de buena intención307.II. Estas buenas obras, hechas en obediencia a los mandamientos de Dios, son los frutos y evidencias de una fe verdadera y viva308: y mediante ellas los creyentes manifiestan su gratitud,309 fortalecen su confianza310 , edifican a sus hermanos311, adornan la profesión del evangelio312, tapan la boca de los adversarios y glorifican a Dios313, de quien son hechura, creados en Cristo Jesús para buenas obras;314 para que fructificando en santidad, tengan como fin la vida eterna 315.III. Su capacidad para hacer buenas obras no proviene en absoluto de ellos mismos, sino enteramente del espíritu de Cristo316. Y para que puedan ser capacitados para ello, además de las gracias que ya hayan recibido, se requiere una influencia activa del mismo Espíritu Santo para que obre en ellos el querer como el hacer, por su buena voluntad317; sin embargo, no por ello deben volverse negligentes, como si no estuvieran obligados a cumplir ningún deber, a menos que sea por un impulso especial del Espíritu; sino que deben ser diligentes en estimular la gracia de Dios que esté en ellos318.IV. Los que en su obediencia alcanzan el mayor grado que es posible en esta vida, están tan lejos de poder sobreabundar y hacer más de lo que Dios exige, que fallan en mucho de lo que por deber están obligados a hacer319.V. No podemos, por nuestras mejores obras, merecer el perdón de los pecados, o la vida eterna, de la mano de Dios, por razón de la gran desproporción que hay entre ellas y la gloria venidera, y la infinita distancia que hay entre nosotros y Dios, a quien por ellas no podemos beneficiar ni satisfacer por la deuda de nuestros pecados anteriores320, sino que cuando hayamos hecho todo lo que podemos, hemos hecho solo lo que debíamos, y somos siervos inútiles;321y porque, en cuanto sean buenas, proceden del Espíritu322 y en cuanto sean obradas por nosotros, están contaminadas y mezcladas con tanta debilidad e imperfección, que no pueden soportar la severidad del juicio de Dios.323VI. No obstante, siendo aceptadas por Cristo las personas de los creyentes, también son aceptadas en él sus buenas obras324; no como si en esta vida ellas fuesen enteramente irreprensibles e irreprochables a los ojos de Dios325 ; sino que, considerándolas en su Hijo, se complace en aceptar y recompensar lo que es sincero, aunque esté acompañado de muchas debilidades e imperfecciones326.VII. Las obras hechas por hombres no regenerados, aunque, en cuanto a su contenido, pueden ser cosas que Dios manda, y útiles tanto para sí mismos como para otros327; sin embargo, debido a que no proceden de un corazón purificado por la fe328, ni son hechas de una manera correcta, según la palabra329, ni para un fin correcto, el cual es la gloria de Dios,330 son por lo tanto pecaminosas, y no pueden agradar a Dios331, ni hacer a un hombre apto para recibir la gracia de Dios. Y, sin embargo, su descuido es más pecaminoso y desagradable a Dios332.─────────────────────
306 Miq. 6.8; Ro. 12.2; Heb. 13.21.
307 Mt. 15.9; Is. 29.13; 1 P. 1.18; Ro. 10.2; Jn. 16.2; 1 Sam. 15.21-23.
308 Stg. 2.18, 22.
309 Sal. 116.12-13; 1 P. 2.9.
310 1 Jn. 2.3, 5; 2 P. 1.5-10.
311 2 Co. 9.2; Mt. 5.16.
312 Tit. 2.5, 9-12; 1 Ti. 6.1.
313 1 Pe. 2.12; Fil. 1.11; Jn. 15.8.
314 Ef. 2.10.
315 Rom. 6.22.
316 Jn. 15.4-6; Ez. 36.26-27.
317 Fil. 2.13; Fil. 4.13; 2 Co. 3.5.
318 Fil. 2.12; Heb. 6.11-12; 2 Pe. 1.3, 5, 10-11; Isa. 64.7; 2 Ti. 1.6; Hch. 26.6-7; Jud. 20-21.
319 Lc. 17.10; Neh. 13.22; Job. 9.2-3; Gl. 5.17.
320 Ro. 3.20; 4.2, 4, 6; Ef. 2.8-9; Tit. 3.5-7; Ro. 8:18; Sal. 16.2; Job 22:2-3; 35:7-8.
321 Lc. 17.10.
322 Gl. 5.22-23.
323 Isa. 64.6; Gl. 5:17; Ro. 7:15, 18; Sal. 143.2; 130.3.
324 Ef. 1.6; 1 Pe. 2.5; Ex. 28.38; Gen. 4.4; con Heb. 11.4.
325 Job. 9.20; Sal. 143.2.
326 Heb. 13.20-21; 2 Co. 8.12; Heb. 6.10; Mt. 25.21, 23.
327 2 Reyes. 10.30-31; 1 Reyes. 21.27, 29; Fil. 1. 15-16, 18.
328 Gn. 4.5; con Heb. 11.4, 6.
329 1 Co. 13.3; Isa. 1.12.
330 Mt. 6.2, 5, 16.
331 Hag. 2.14; Tit. 1.15; Am. 5.21-22; Os. 1.4; Ro. 9.16; Tit. 3.15.
332 Sal. 14.4; 36.3; Job 21.14-15; Mt. 25.41-43, 45; Mt. 23.23.

CAPÍTULO 17: ACERCA DE LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOSI. Aquellos a quienes Dios ha aceptado en su Amado, eficazmente llamados y santificados por su Espíritu, no pueden caer total ni finalmente del estado de gracia, sino que ciertamente perseverarán en él hasta el fin, y serán eternamente salvos333.II. Esta perseverancia de los santos no depende de su propio libre albedrío, sino de la inmutabilidad del decreto de elección, que brota del amor libre e inmutable de Dios el Padre334;
de la eficacia del mérito y de la intercesión de Cristo Jesús335; de la permanencia del Espíritu y de la simiente de Dios dentro de ellos336; y de la naturaleza del pacto de la gracia337: de todo lo cual se deriva también la certeza e infalibilidad de la misma338.
III. Sin embargo, por las tentaciones de Satanás y del mundo, la prevalencia de la corrupción que permanece en ellos, y el descuido de los medios para su preservación, pueden caer en pecados graves339 ; y por un tiempo continuar en ellos340: por lo que incurren en el desagrado de Dios341 y contristan a su Espíritu Santo342; llegan a ser privados de alguna medida de sus gracias y consuelos343; tienen sus corazones endurecidos344 y sus conciencias heridas345; hieren y escandalizan a otros346 y traen juicios temporales sobre sí mismos347.─────────────────────
333 Fil. 1.6; 2 P. 1.10; Jn. 10.28-29; 1 Jn. 3.9; 1 P. 1.5, 9.
334 1 Ti. 2.18-19; Jer. 31.3.
335 Heb. 10.10, 14; 13.20-21; 9.12-15; Ro. 8.33-39; Jn. 17.11, 24; Lc. 22.32; Heb. 7.25.
336 Jn. 14.16-17; 1 Jn. 2.27; 3.9.
337 Jer. 32.40.
338 Jn. 10.28: 2 Ts. 3.3; 1 Jn. 2.19.
339 Mt. 26.70, 72, 74.
340 Sal. 51 (título) y el v. 14.
341 Is. 64.5, 7, 9; 2 S. 11.27.
342 Ef. 4.30.
343 Sal. 51.8, 10, 12; Ap. 2.4; Cnt. 5.2-4, 6.
344 Is. 63.17; Mc. 6.52; 16.14.
345 Sal. 32.3-4; 51.8.
346 2 S. 12.14.
347 Sal. 89.31-32; 1 Co. 11.32.

CAPÍTULO 18: ACERCA DE LA CERTEZA ACERCA DE LA GRACIA Y LA SALVACIÓNI. Aunque los hipócritas y otros hombres no regenerados se pueden engañar vanamente con falsas esperanzas y presunciones carnales de estar en el favor de Dios, y en el estado de salvación348 (cuya esperanza perecerá);349 sin embargo, quienes verdaderamente creen en el Señor Jesús y le aman con sinceridad, procurando caminar en toda buena conciencia delante de
Él, en esta vida pueden estar ciertamente seguros que están en el estado de gracia,350 y pueden
regocijarse en la esperanza de la gloria de Dios, cual esperanza nunca los avergonzará.351
II. Esta certeza no es una simple persuasión conjetural y probable, basada en una esperanza falible,352 sino que es una certeza infalible acerca de la fe (de uno mismo), fundada en la verdad divina de las promesas de la salvación,353 en la evidencia interna de aquellas gracias a las cuales estas promesas fueron hechas,354 y en el testimonio del Espíritu de adopción que testifica con nuestro espíritu de que somos los hijos de Dios.355 Este Espíritu es las arras de nuestra herencia. Por él somos sellados para el día de la redención.356III. Esta certeza infalible no pertenece a la esencia de la fe de tal modo que un verdadero creyente no pueda esperar por mucho tiempo y luchar contra muchas dificultades antes de ser partícipe de ella.357 Sin embargo, estando capacitado por el Espíritu Santo para conocer las cosas que Dios le da gratuitamente, el creyente puede alcanzar esta certeza por el uso correcto de los medios ordinarios, sin una revelación extraordinaria.358 Por tanto, es el deber de cada uno poner toda diligencia para hacer firme su vocación y elección,359 para que así su corazón se ensanche de gozo y paz en el Espíritu Santo, en amor y gratitud a Dios, y en fortaleza y alegría en los deberes de la obediencia,360 que son los frutos propios de esta certeza; tan lejos está de inducir a los seres humanos al libertinaje.361IV. La certeza de la salvación de los verdaderos creyentes puede ser sacudida de diferentes maneras, disminuida e interrumpida debido a la negligencia para preservarla, por caer en algún pecado excepcional que hiere la conciencia y contrista al Espíritu; por una tentación repentina y vehemente; porque Dios les retira la luz de su rostro, permitiendo, inclusive, que los que le temen caminen en tinieblas y carezcan de luz.362 Sin embargo, los verdaderos creyentes nunca están totalmente destituidos de aquella simiente de Dios, y vida de la fe; de aquel amor de Cristo y de los hermanos; de aquella sinceridad de corazón y conciencia del deber, a través de los cuales, esta certeza puede ser resucitada a su debido tiempo, por medio de la operación del Espíritu,363 por el cual están sostenidos mientras tanto para no caer en una desesperación total.364─────────────────────
348 Job 8.13-14; Miq. 3.11; Dt. 29.19; Jn. 8.41.
349 Mt. 7.22-23.
350 1 Jn. 2.3, 3.14, 18-19, 21, 24, 5.13.
351 Rom. 5.2, 5.
352 Heb. 6.11, 19.
353 Heb. 6.17-18.
354 2 Ped. 1.4-5, 10-11; 1 Jn. 2.3, 3.14; 2 Cor. 1.12 "El lenguaje aquí tiene una referencia clara a 1 Ti. 4.8, pero no está incluido en los textos de prueba originales".
355 Rom. 8.15-16.
356 Ef. 1.13-14, 4.30; 2 Cor. 1.21-22.
357 1 Jn. 5.13; Is. 50.10; Mc. 9.24 "Véanse también todo el Salmo 88, y el Salmo 77 hasta el versículo 12".
358 1 Cor. 2.12; 1 Jn. 4.13; Heb. 6.11-12; Ef. 3.17-19.
359 2 Ped. 1.10.
360 Rom. 5.1-2, 5; Rom. 14.17, 15.13; Ef. 1.3-4; Sal. 4.6-7; Sal. 119.32.
361 1 Jn. 2.1-2; Rom. 6.1-2; Tit. 2.11-12, 14; 2 Cor. 7.1; Rom. 8.1, 12; 1 Jn. 3.2-3; Sal. 130.4; 1 Jn. 1.6-7.
362 Cant. 5.2-3, 6; Sal. 51.8, 12, 14; Ef. 4.30-31; Sal. 77.1-10; Mt. 26.69-72; Sal. 31.22; "Sal. 88"; Is. 50.10
363 1 Jn. 3.9; Lc. 22.32; Job 13.15; Sal. 73.15; Sal. 51.8, 12; Is. 50.10.
364 Mic. 7.7-9; Jer. 32.40; Is. 54.7-10; Sal. 22.1; Sal. 88.

CAPÍTULO 19: ACERCA DE LA LEY DE DIOSI. Dios dio a Adán una ley, como pacto de obras, por la cual les obligó a él y a toda su posteridad a una obediencia personal, entera, exacta y perpetua; le prometió la vida si la cumplía y lo amenazó con la muerte si la rompía; y le dotó de poder y capacidad para cumplirla.365II. Esta ley, después de su caída, continuó siendo una regla perfecta de justicia y, como tal, fue entregada por Dios en el monte Sinaí en diez mandamientos, y escrita en dos tablas366; los primeros cuatro mandamientos contienen nuestro deber para con Dios, y los otros seis nuestro deber para con el hombre367.III. Además de esta ley, comúnmente llamada moral, Dios se complació en dar al pueblo de Israel, como iglesia menor de edad, leyes ceremoniales que contenían varias ordenanzas tipológicas; en parte acerca de la adoración, prefigurando a Cristo, sus gracias, acciones, sufrimientos y beneficios368 , y en parte conteniendo diversas instrucciones acerca de deberes morales369. Todas estas leyes ceremoniales están abrogadas bajo el Nuevo Testamento370.IV. A ellos también, como cuerpo político, les dio diversas leyes judiciales, las cuales caducaron junto con el estado de ese pueblo, no obligando a ningún otro ahora, más allá de lo que la justicia general de las mismas pueda requerir.371V. La ley moral obliga para siempre a todos, tanto a los justificados como a los demás, a obedecerla372; y esto no sólo en cuanto a la materia que contiene, sino también en cuanto a la autoridad de Dios, el Creador, que la dio373 . En el Evangelio, Cristo no disuelve en modo alguno
esta obligación, sino que la refuerza374.
VI. Aunque los verdaderos creyentes no están bajo la ley como un pacto de obras, para ser por ella justificados o condenados375, sin embargo, es de gran utilidad para ellos, así como para los demás; en que, como regla de vida, les informa acerca de la voluntad de Dios y de su deber, les dirige y les obliga a caminar de acuerdo con ella376; descubriéndoles también las contaminaciones pecaminosas de su naturaleza, corazones y vidas377, de modo que, examinándose a sí mismos a través de ella, puedan llegar a una mayor convicción, humillación y odio contra el pecado378, junto con una visión más clara de la necesidad que tienen de Cristo y de la perfección de su obediencia379. Del mismo modo es útil a los regenerados para refrenar sus corrupciones, porque prohíbe el pecado380; y sus amenazas sirven para mostrarles lo que realmente merecen sus pecados, y las aflicciones que pueden esperar por ellos en esta vida, aunque estén libres de la maldición con que los amenazaba la ley381. De la misma manera, las promesas de la ley les muestran la aprobación de Dios en cuanto a la obediencia y las bendiciones que pueden esperar al cumplirla382, aunque no como si les fueran debidas por la ley como un pacto de obras383. De este modo, el hacer el bien, y abstenerse de hacer el mal, porque la ley llama a hacer lo uno, y disuade de hacer lo otro, no es ninguna evidencia de estar bajo la ley, y no bajo la gracia384.VII. Tampoco los usos de la ley antes mencionados son contrarios a la gracia del Evangelio, sino que cumplen con él dulcemente385; el Espíritu de Cristo somete y capacita la voluntad del hombre para hacer libre y alegremente lo que la voluntad de Dios revelada en la ley exige que se haga386.─────────────────────
365 Gn.1.26, 27 cp. Gn. 2.17; Ro. 2.14-15; Ro. 10.5; 5.12, 19; Gl. 3.10, 12; Ecl.7.29; Job. 28.28.
366 Stg. 1.25; 2.8,10-12; Ro. 13.8-9; Dt. 5.32; 10.4; Ex. 34.1 "la edición de 1855 erróneamente dice «Ex. 24.1»".
367 Mt. 22.37-40.
368 Heb. 9.1-28; 10.1; Gl. 4.1-3; Col. 2.17.
369 1 Co. 5.7; 2 Co. 6.17, Jud. 23.
370 Col. 2.14, 16-17; Dan. 9.27; Ef. 2.15-16.
371 Ex. 21.1-36; Ex. 22.1-29; Gén 49.10; con 1 P. 2.13-14; Mt. 5.17, 38-39; 1 Co. 9.8-10.
372 Ro.13.8-10; Ef. 6.2; 1 Jn. 2.3-4, 7-8.
373 Stg. 2.10-11.
374 Mt. 5.17-19; Stg. 2.8; Ro. 3.31.
375 Ro. 6.14, Gl. 2.16; 3.13; 4.4-5; Hch. 13.39; Ro. 8.1.
376 Ro. 7.12, 22, 25; Sal. 119.4-6; 1 Co. 7.19; Gl. 5.14, 16, 18-23.
377 Ro. 7.7; 3.20.
378 Stg. 1.23-25; Ro. 7.9, 14, 24.
379 Gl. 3.24; Ro. 7.24; Ro. 8.3-4.
380 Stg. 2.11; Sal. 119.101, 104, 128.
381 Esd. 9.13-14; Sal. 89.30-34.
382 Lv. 26.1-14; 2 Co. 6.16; Ef. 6.2-3; Sal. 37.11; con Mt. 5.5; Sal. 19.11.
383 Gl. 2.16; Lc. 17.10.
384 Ro.6.12, 14; 1 P. 3.8-12; con Sal. 34.12-16; Sal. 34.12-16; Heb. 12.28-29.
385 Gl. 3.21.
386 Ez. 36.27; Heb. 8.10; con Jer. 31.33.

CAPÍTULO 20: ACERCA DE LA LIBERTAD CRISTIANA Y LA LIBERTAD DE CONCIENCIAI. La libertad que Cristo ha comprado para los creyentes bajo el evangelio consiste en su libertad de la culpa del pecado, de la ira condenatoria de Dios y de la maldición que impone la ley moral387; en su liberación de este presente mundo malo, de la esclavitud a Satanás y del dominio del pecado388, del mal de las aflicciones, del aguijón de la muerte, de la victoria de la tumba y de la condenación eterna389; así como en su libre acceso a Dios390 y en su ofrecimiento de obediencia a él, no por temor servil, sino por amor filial y mente dispuesta391. Todo lo cual era común también a los creyentes bajo la ley392; pero bajo el nuevo testamento, la libertad de los cristianos se amplía aún más en su libertad del yugo de la ley ceremonial, al cual estaba sujeta la Iglesia judía393, y en una mayor confianza de acceso al trono de la gracia394, y en imparticiones más plenas del libre Espíritu de Dios de las que participaban ordinariamente los creyentes bajo la ley395.II. Solamente Dios es señor de la conciencia396, y la ha dejado libre de las doctrinas y mandamientos de los hombres, que sean contrarios en cualquier cosa a su Palabra o añadidos a ella en asuntos de fe y adoración397. De modo que creer tales doctrinas, u obedecer tales mandamientos por conciencia, es traicionar la verdadera libertad de conciencia398; y la exigencia de una fe implícita, y una obediencia absoluta y ciega, es destruir la libertad de conciencia, y también la razón399.III. Los que, con el pretexto de la libertad cristiana, practican cualquier pecado o abrigan cualquier concupiscencia, destruyen con ello el fin de la libertad cristiana, que es que, librados de las manos de nuestros enemigos, sirvamos al Señor sin temor, en santidad y justicia delante de él, todos los días de nuestra vida400.IV. Y, debido a que los poderes que Dios ha ordenado, y la libertad que Cristo ha comprado, no están destinados por Dios a destruirse, sino a sostenerse y preservarse mutuamente el uno al otro, aquellos que, con el pretexto de la libertad cristiana, se opongan a cualquier poder legítimo, o al ejercicio legítimo del mismo, ya sea civil o eclesiástico, resisten la ordenanza de Dios401. Y por publicar tales opiniones o mantener prácticas que sean contrarias a la luz de la naturaleza, o a los principios conocidos del cristianismo, ya sea respecto a la fe, la adoración o la conducta; o al poder de la piedad; o por opiniones o prácticas erróneas que, ya sea por su propia naturaleza, o por la manera de publicarlas o mantenerlas, sean destructivas para la paz y el orden externos que Cristo ha establecido en la Iglesia, pueden ser legítimamente llamados a rendir cuentas402 y procesados por medio de las censuras de la Iglesia y mediante el poder del gobernante civil403.─────────────────────
387 Tit. 2.14; 1 Ts. 1.10; Gá. 3.13.
388 Gá. 1.4; Col. 1.13; Hch. 26.18: Ro. 6.14.
389 Ro. 8.28; Sal. 119.71; 1 Co. 15.54-57; Ro. 8.1.
390 Ro. 5.1-2.
391 Ro. 8.14-15; 1 Jn. 4.18.
392 Gá. 3.9, 14.
393 Gá. 4.1-3, 6-7; 5.1; Hch. 15.10-11.
394 Heb. 4.14, 16; 10.19-22.
395 Jn. 7.38-39; 2 Co. 3.13, 17-18.
396 Stg. 4.12; Ro. 14.4.
397 Hch. 4.19; 5.29; 1 Co. 7.23; Mt. 23.8-10; 2 Co. 1.24; Mt. 15.9.
398 Col. 2.20, 22-23; Gá. 1.10; 2.4-5; 5.1.
399 Ro. 10.17; 14.23; Is. 8.20; Hch. 17.11; Jn. 4.22; Os. 5.11; Ap. 13.12, 16-17; Jer. 8.9.
400 Gá. 5.13; 1 P. 2.16; 2 P. 2.19; Jn. 8.34; Lc. 1.74-75.
401 Mt. 12.25; 1 P. 2.13-14, 16; Rom. 13.1-8; Heb. 13.17.
402 Ro. 1.32; con 1 Co. 5.1, 5, 11, 13; 2 Jn. 10-11; 2 Ts. 3.14; 1 Ti. 6.3-5; Tit. 1.10-11, 13; 3.10; con Mt.18.15-17; 1 Ti. 1.19-20; Ap. 2.2, 14-15, 20; 3.9.
403 Dt. 13.6-12; Ro. 13.3-4; con 2 Jn. 10-11; Esd. 7.23, 25-28; Ap. 17.12, 16-17; Neh. 13.15, 17, 21-22, 25,30; 2 R. 23.5-6, 9, 20-21; 2 Cr. 34.33; 15.12-13, 16; Dn. 3.29; 1 Ti. 2.2; Is. 49.23; Zac. 13.2-3.

CAPÍTULO 21: ACERCA DE LA ADORACIÓN RELIGIOSA Y EL DÍA DE REPOSOI. La luz de la naturaleza enseña que hay un Dios, que tiene señorío y soberanía sobre todo, que es bueno y que hace bien a todos, y por tanto, debe ser temido, amado, alabado, invocado, servido y en quien se debe confiar, con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas.404 Sin embargo, la forma aceptable de adoración al Dios verdadero, está instituida por él mismo, y está de tal manera limitada por su propia voluntad revelada, que no debe ser adorado según las imaginaciones e invenciones de los hombres, ni según las sugerencias de Satanás; ni bajo ninguna representación visible, ni en ninguna otra manera que no esté prescrita en la Sagrada Escritura.405II. La adoración religiosa debe ser dada a Dios, el Padre, Hijo y Espíritu Santo, y solamente a él;406 no a los ángeles, ni a los santos, ni a ninguna otra criatura;407 y, desde la caída, no sin un Mediador, ni tampoco por la mediación de ningún otro, sino de Cristo solo.408III. Siendo la oración, con acción de gracias, una parte especial de la adoración religiosa,409 Dios la demanda de parte de todos los seres humanos.410 Y para que sea aceptada debe hacerse en el nombre del Hijo,411 con la ayuda de su Espíritu,412 conforme a su voluntad,413 con entendimiento, reverencia, humildad, fervor, fe, amor y perseverancia;414 y cuando la oración se hace en forma oral, debe ser en un idioma conocido.415IV. La oración debe hacerse por cosas lícitas,416 y por toda clase de personas que están con vida
y por quienes vivirán en el futuro,417 pero no por los muertos,418 ni por aquellos de quienes se sepa que hayan cometido el pecado de muerte.419
V. Son partes de la adoración religiosa ordinaria a Dios:420 la lectura de la biblia con temor piadoso,421 la sana predicación,422 y el escuchar la Palabra conscientemente, en obediencia a Dios, con entendimiento, fe y reverencia;423 el canto de los salmos con gracia en el corazón;424 así como también la debida administración y digna recepción de los sacramentos instituidos por Cristo. Además, deben usarse, de una manera santa y religiosa, en sus diferentes tiempos y ocasiones:425 los juramentos426 y votos religiosos,427 los ayunos solemnes428 y acciones de gracias en ocasiones especiales.429VI. Actualmente, bajo el Evangelio, ni la oración, ni ninguna otra parte de la adoración religiosa están atadas a algún lugar, ni son más aceptables según el lugar donde se realizan, o hacia el cual se dirigen.430 Al contrario, Dios debe ser adorado en todo lugar, 431 en espíritu y en verdad,432 privadamente en las familias433 todos los días,434 y en lo secreto cada uno por sí mismo;435 y tanto más solemnemente en las reuniones públicas, las cuales no deben abandonarse u olvidarse voluntariamente o por descuido, cuando Dios nos llame a ellas por medio de su Palabra o providencia.436VII. Así como es ley de la naturaleza que, en general, una debida proporción de tiempo sea separada para la adoración a Dios; así también, en su Palabra, mediante un mandamiento positivo, moral y perpetuo, que obliga a todo hombre, en todos los tiempos, Dios ha nombrado de manera particular un día de cada siete, para un reposo, para ser guardado santo para él.437 Desde el principio del mundo hasta la resurrección de Cristo, este día era el último de la semana, pero desde la resurrección de Cristo, fue cambiado al primer día de la semana,438 que en la biblia se llama el Día del Señor, 439 el cual debe continuar hasta el fin del mundo como el día de reposo cristiano.440VIII. El día de reposo es, pues, guardado santo para el Señor, cuando los hombres, después de una debida preparación de sus corazones y arreglando con anticipación sus asuntos comunes, no solamente observan todo el día un santo reposo de sus propios labores, palabras y pensamientos acerca de sus empleos y recreaciones terrenales,441 sino que también se ocupan,
todo el tiempo, en los ejercicios de la adoración pública y privada, y en los deberes de necesidad
y misericordia.442
─────────────────────
404 Rom. 1.20; Hch. 17.24; Sal. 119.68; Jer. 10.7; Sal. 31.23, 18.3; Rom. 10.12; Sal. 62.8; Jos. 24.14; Mc. 12.33.
405 Dt. 12.32; Mt. 15.9; Hch. 17.25; Mt. 4.9-10; Dt. 4.15-20; Ex. 20.4-6; Col. 2.23.
406 Mt. 4.10 con Jn. 5.23; 2 Cor. 13.14.
407 Col. 2.18; Apo. 19.10; Rom. 1.25.
408 Jn. 14.6; 1 Ti. 2.5; Ef. 2.18; Col. 3.17.
409 Fil. 4.6.
410 Sal. 65.2.
411 Jn. 14.13-14; 1 Ped. 2.5.
412 Rom. 8.26.
413 1 Jn. 5.14.
414 Sal. 47.7; Ecl. 5.1-2; Heb. 12.28; Gen. 18.27; Stg. 5.16, 1.6-7; Mc. 11.24; Mt. 6.12, 14-15; Col. 4.2; Ef. 6.18.
415 1 Cor. 14.14.
416 1 Jn. 5:14.
417 1 Ti. 2.1-2; Jn. 17.20; 2 Sam 7.29; Rut 4.12.
418 2 Sam. 12.21-23; Lc. 16.25-26; Apo. 14.13.
419 1 Jn. 5.16.
420 Mt. 28.19; 1 Cor. 11.23-29; Hch. 2.42.
421 Hch. 15.21; Apo. 1.3.
422 2 Ti. 4.2.
423 Stg. 1.22; Hch. 10.33; Mt. 13.19; Heb. 4.2; Is. 66.2.
424 Col. 3.16; Ef. 5.19; Stg. 5.13.
425 Heb. 12.28.
426 Dt. 6.13 con Neh. 10.29.
427 Is. 19.21 con Ecl. 5.4-5.
428 Joel 2.12; Es. 4.16; Mt. 9.15; 1 Cor. 7.5.
429 Sal. 107; Es. 9.22.
430 Jn. 4.21.
431 Mal. 1.11; 1 Ti. 2.8.
432 Jn. 4.23-24.
433 Jer. 10.25; Dt. 6.6-7; Job 1.5; 2 Sam. 6.18, 20; 1 Ped. 3.7; Hch. 10.2.
434 Mt. 6.11.
435 Mt. 6.6; Ef. 6.18.
436 Is. 56.6-7; Heb. 10.25; Prov. 1.20-21, 24, 8.34; Hch. 13.42; Lc. 4.16; Hch. 2.42.
437 Ex. 20.8, 10-11; Is. 56.2, 4, 6-7.
438 Gen. 2.2-3; 1 Cor. 16.1-2; Hch. 20.7.
439 Apo. 1.10.
440 Ex. 20.8, 10, con Mt. 5.17-18.
441 Ex. 20.8, 16.23, 25-26, 29-30; Ex. 31.15-17; Is. 58.13; Neh. 13.15-19, 21-22.
442 Is. 58.13; Mt. 12.1-13.

CAPÍTULO 22: DE LOS JURAMENTOS Y DE LOS VOTOS LÍCITOSI. Un juramento lícito es una parte de la adoración religiosa (1) por el cual una persona, en la debida ocasión, al jurar solemnemente, pone a Dios como testigo de lo que afirma o promete, y para que le juzgue conforme a la verdad o a la falsedad de lo que jura. (2)
1. Deuteronomio 10:20.
2. Éxodo 20:7; Levítico 19:12; 2 Corintios 1:23; 2 Crónicas 6:22,23.
II. Sólo en el nombre de Dios deben jurar los hombres, y este nombre ha de usarse con todo temor santo y con reverencia. (1) Por lo tanto, jurar vana o temerariamente en ese nombre glorioso y terrible, o definitivamente jurar por cualquier otra cosa, es pecaminoso y debe aborrecerse. (2) Sin embargo, como en asuntos de peso y de importancia, un juramento está justificado por la Palabra de Dios, tanto en el Nuevo Testamento como en el Antiguo, (3) por eso, cuando una autoridad legítima exija un juramento legal para tales asuntos, este juramento debe hacerse. (4)
1. Deuteronomio 6:13.
2. Jeremías 5:7; Santiago 5:12; Éxodo 20:7; Mateo 5:34,37.
3. Hebreos 6:16; Isaías 65:16; 2 Corintios 1:23.
4. 1 Reyes 8:31; Esdras 10:5; Nehemías 13:25.
III. Todo aquel que hace un juramento debe considerar seriamente la gravedad de un acto tan solemne, y por lo tanto no afirmar sino aquello de lo cual esté plenamente persuadido de que es la verdad. (1) Ni tampoco puede algún hombre obligarse por un juramento a alguna cosa, sino a lo que es bueno y justo, y a lo que él cree que lo es, y a lo que es capaz y está dispuesto a cumplir. (2)
1. Jeremías 4:2; Éxodo 20:7
2. Génesis 24:2,3,5,6,8,9.
IV. Un juramento debe hacerse en el sentido claro y común de las palabras, sin equivocación o reservas mentales. (1) Tal juramento no puede obligar a pecar; pero en todo aquello que no sea pecaminoso, habiéndose hecho, es obligatorio cumplirlo aun cuando sea en el propio daño del que lo hizo, (2) ni debe violarse porque haya sido hecho a herejes o a incrédulos. (3)
1. Salmos 24:4; Jeremías 4:2.
2. Salmos 15,4; 1 Samuel 25:22, 32-34.
3. Ezequiel 17:16,18,19; Josué 9:18,19 con 2 Samuel 21:1.
V. Un voto es de naturaleza semejante a la de un juramento promisorio, y debe hacerse con el mismo cuidado
religioso y cumplirse con la misma fidelidad. (1)
1. Isaías 19:21; Eclesiastés 5:4-6; Salmos 61:8; 66:13,14.
VI. El voto no debe hacerse a ninguna criatura sino solo a Dios, (1) y para que sea acepto ha de hacerse voluntariamente, en fe y conciencia del deber, como muestra de gratitud por la misericordia recibida, o bien para obtener lo que queremos; por lo que nos obligamos a cumplir más estrictamente nuestros deberes necesarios u otras cosas, en cuanto puedan ayudarnos adecuadamente al cumplimiento de ellos. (2)
1. Salmos 76:11; Jeremías 44:25,26.
2. Deuteronomio 23:21-23; Salmos 50:14; Génesis 28:20-22; 1 Samuel 1:11; Salmos 132:2-5; 66:13,14.
VII. Ningún hombre puede hacer voto para ejecutar alguna cosa prohibida en la Palabra de Dios, o que impida el cumplimiento de algún deber ordenado en ella, o una cosa que no está en su capacidad, y para cuya ejecución no tenga ninguna promesa de ayuda por parte de Dios. (1) A tales respectos, los votos monásticos de los papistas de celibato perpetuo, de pobreza y de obediencia a las reglas eclesiásticas, están tan lejos de ser grados de perfección superior, que no son sino supersticiones y trampas pecaminosas en las que ningún cristiano debe enredarse. (2)
1. Hechos 23:12,14; marcos 6:26; Números 30:5,8,12 y 13.
2. Mateo 19:11,12; 1 Corintios 7:2,9; 7:23; Efesios 4:28; 1 Pedro 4:2.

CAPÍTULO 23: DEL MAGISTRADO CIVILI. Dios, el Supremo Señor y Rey de todo el mundo, ha instituido a los magistrados civiles para estar sujetos a Él, gobernando al pueblo para la gloria de Dios y el bien público; y con este fin les ha armado con el poder de la espada, para la defensa y aliento de los que son buenos, para el castigo de los malhechores. (1)
1. Romanos 13:1-4; 1 Pedro 2:13,14.
II. Es lícito para los cristianos aceptar y desempeñar el cargo de magistrado cuando sean llamados para ello; (1) en el desempeño de su cargo, deben mantener especialmente la piedad, la justicia y la paz, según las leyes sanas de cada estado, (2) así con este fin, bajo el Nuevo Testamento, pueden legalmente ahora hacer la guerra en ocasiones justas y necesarias. (3)
1. Proverbios 8:15,16; Romanos 13:1,2,4.
2. Salmos 2:10-12; 1 Timoteo 2:2; Salmos 82:3,4; 2 Samuel 23:3; 1 Pedro 2:13.
3. Lucas 3:14; Mateo 8:9,10; Hechos 10:1,2; Romanos 13:4; Apocalipsis 17:14,16.
III. Los magistrados civiles no deben tomar para sí la administración de la palabra y de los sacramentos; (1) o el poder de las llaves del reino de los cielos; (2) ni se entremeterán en lo más mínimo en asuntos de la fe. (3) Sin embargo, como padres cuidadosos es el deber de los magistrados civiles proteger la Iglesia de nuestro Señor común, sin dar preferencia a alguna denominación de cristianos sobre las demás, de tal modo, que todas las personas eclesiásticas, cualesquiera que sean, gocen de completa, gratuita e incuestionable libertad, para desempeñar cada parte de sus funciones sagradas, sin violencia ni peligro. (4) Y como Jesucristo ha designado un gobierno regular y una disciplina en su Iglesia, ninguna ley de estado alguno debe interferir con ella, estorbar o limitar los ejercicios debidos entre los miembros voluntarios de alguna denominación de cristianos conforme a su propia confesión y creencia. (5) Es el deber de los magistrados civiles proteger a la persona y buen nombre de todo su pueblo, de una manera tan efectiva que no se permita que ninguna persona, sobre pretexto de religión o por incredulidad cometa alguna indignidad, violencia, abuso o injuria a otra persona cualquiera; debiendo procurar además que todas las reuniones eclesiásticas y religiosas se lleven a cabo sin molestia o disturbio. (6)
1. 2 Crónicas 26:18.
2. Mateo 16:19.
3. Juan 18:36.
4. Isaías 49:23.
5. Salmos 105:15.
6. 2 Samuel 23:2; 1 Timoteo 2:1; Romanos 13:4.
IV. Es el deber del pueblo orar por los magistrados, (1) honrar sus personas, (2) pagarles tributo y otros derechos, (3) obedecer sus mandatos legales y estar sujetos a su autoridad por causa de la conciencia. (4) La infidelidad o la diferencia de religión no invalida la autoridad legal y justa del magistrado, ni exime al pueblo de la debida obediencia a él; (5) de la cual las personas eclesiásticas no están exentas; (6) mucho menos tiene el Papa algún poder o jurisdicción sobre los magistrados en sus dominios, ni sobre alguno de los de su pueblo; y mucho menos tiene poder para quitarles sus propiedades o la vida, si les juzgara herejes, o por cualquier otro pretexto. (7)
1. 1 Timoteo 2:1,2.
2. 1 Pedro 2:17.
3. Romanos 13:6,7.
4. Romanos 13:5; Tito 3:1.
5. 1 Pedro 2:13,14,16.
6. Romanos 13:1; 1 Reyes 2:35; Hechos 25:9-11; 2 Pedro 2:1,10,11; Judas 8-11.
7. 2 Tesalonicenses 2:4; Apocalipsis 13:15-17.

CAPÍTULO 24: DEL MATRIMONIO Y DEL DIVORCIOI. El matrimonio ha de ser entre un hombre y una mujer; no es lícito para ningún hombre tener más de una esposa, ni para ninguna mujer tener más de un marido, al mismo tiempo. (1)
1. Génesis 2:24; Mateo 19:5,6; Proverbios 2:17.
II. El matrimonio fue instituido para la mutua ayuda de esposo y esposa; (1) para multiplicar la raza humana por generación legítima y la iglesia con una simiente santa, (2) y para prevenir la impureza. (3)
1. Génesis 2:18.
2. Malarias 2:15.
3. 1 Corintios 7:2,9.
III. Es lícito para toda clase de personas casarse con quien sea capaz de dar su consentimiento con juicio; (1) sin embargo, es deber de los cristianos casarse solamente en el Señor. (2) Y por lo tanto los que profesan la verdadera religión reformada no deben casarse con los incrédulos, papistas u otros idólatras; ni deben los que son piadosos unirse en yugo desigual, casándose con los que notoriamente son perversos en sus vidas o que sostienen herejías detestables. (3)
1. Hebreos 13:4; 1 Timoteo 4:3; Génesis 24:57,58; 1 Corintios 7:36-38.
2. 1 Corintios 7:39.
3. Génesis 34:14; Éxodo 34:16; Deuteronomio 7:3,4; 1 Reyes 11:4; Nehemías 13:25-27; Malaquías 2:11,12;
2 Corintios 6:14.
IV. El matrimonio no debe contraerse dentro de los grados de consanguinidad o afinidad prohibidos en la Palabra de Dios, (1) ni pueden tales matrimonios incestuosos legalizarse por ninguna ley de hombre, ni por el consentimiento de las partes, de tal manera que esas personas puedan vivir juntas como marido y mujer. (2)
1. Levítico 18; 1 Corintios 5:1; Amós 2:7.
2. Marcos 6:18; Levítico 18:24-28.
V. El adulterio o la fornicación cometidos después del compromiso, siendo descubiertos antes del casamiento, dan ocasión justa a la parte inocente para anular aquel compromiso. (1) En caso de adulterio después del matrimonio, es lícito para la parte inocente promover su divorcio, (2) y después de éste, puede casarse con otra persona como si la parte ofensora hubiera muerto. (3)
1. Mateo 1:18-20.
2. Mateo 5:31,32.
3. Mateo 19:9; Romanos 7:2,3.
VI. Aunque la corrupción del hombre sea tal que le haga estudiar argumentos para separar indebidamente a los que Dios ha unido en matrimonio; sin embargo, nada sino el adulterio o la deserción obstinada que no puede ser remediada, ni por la Iglesia ni por el magistrado civil, es causa suficiente para disolver los lazos del matrimonio. (1) En este caso debe observarse un procedimiento público y ordenado, y las personas involucradas en el no deben ser dejadas en su caso a su propia voluntad y discreción. (2)1. Mateo 19:8,9; 1 Corintios 7:15; Mateo 19:6.
2. Deuteronomio 24:1-4.

CAPÍTULO 25: DE LA IGLESIAI. La iglesia católica o universal, que es invisible, se compone del número de los elegidos que han sido, son o serán reunidos en uno, bajo Cristo la cabeza de ella; y es la esposa, el cuerpo, la plenitud de Aquel que llena todo en todo. (1)
1. Efesios 1:10,22,23; 5:23,27,32; Colosenses 1:18.
II. La iglesia visible, que también es católica o universal bajo el evangelio (no está limitada a una nación como anteriormente en el tiempo de la ley), se compone de todos aquellos que en todo el mundo profesan la religión verdadera, (1) juntamente con sus hijos, (2) y es el reino del Señor Jesucristo, (3) la casa y familia de Dios, (4)
fuera de la cual no hay posibilidad ordinaria de salvación. (5)
1. 1 Corintios 1:2; 12:12,13; Salmos 2:8; Apocalipsis 7:9; Romanos 15:9-12.
2. 1 Corintios 7:14; Hechos 2:39; Ezequiel 16:20-21; Romanos 11:16; Génesis 3:15; 17:7.
3. Mateo 13:47; Isaías 9:7.
4. Efesios 2:19; 3:15.
5. Hechos 2:47.
III. A esta iglesia católica visible ha dado Cristo el ministerio, los oráculos y los sacramentos de Dios, para reunir y perfeccionar a los santos en esta vida y hasta el fin del mundo; y por su propia presencia y espíritu, de acuerdo con su promesa los hace eficientes para ello. (1)
1. 1 Corintios 12:28; Efesios 4:11-13; Isaías 59:21; Mateo 28:19,20.
IV. Esta iglesia católica ha sido más visible en unos tiempos que en otros. (1) Y las iglesias específicas que son parte de ella, son más puras o menos puras, de acuerdo como se enseñe y se abrace la doctrina del Evangelio, se administren los sacramentos y se celebre con mayor o menor pureza el culto público en ellas. (2)
1. Romanos 11:3,4; Apocalipsis 12:6,14.
2. 1 Corintios 5:6,7; Apocalipsis 2 y 3.
V. Las más puras iglesias bajo el cielo están expuestas tanto a la impureza como al error, (1) y algunas han degenerado tanto que han llegado a ser, no iglesias de Cristo, sino sinagogas de Satanás. (2) Sin embargo, siempre habrá una iglesia en la tierra para adorar a Dios conforme a su voluntad. (3)
1. 1 Corintios 13:12; Mateo 13:24-30,47; Apocalipsis 2 y 3.
2. Apocalipsis 18:2; Romanos 11:18-22.
3. Mateo 16:18; 28:19-20; Salmos 72:17; 102:28.
VI. No hay otra cabeza de la Iglesia sino el Señor Jesucristo; (1) ni puede en ningún sentido el Papa de Roma ser cabeza de ella. (2)
1. Colosenses 1:18; Efesios 1:22.
2. Mateo 23:8-10; 2 Tesalonicenses 2:3,4,8,9; Apocalipsis 13:6.

CAPÍTULO 26: DE LA COMUNIÓN DE LOS SANTOSI. Todos los santos que están unidos a Jesucristo su cabeza, por su Espíritu y por la fe, tienen comunión con Él en sus gracias, sufrimientos, muerte, resurrección y gloria. (1) Y estando unidos unos a otros en amor, tienen comunión en sus mutuos dones y gracias; (2) y están obligados al cumplimiento de tales deberes, públicos y privados, que conducen a su mutuo bien, tanto en el hombre interior como en el exterior. (3)
1. 1 Juan 1:3; Efesios 3:16-19; Juan 1:16; Efesios 2:5,6; Filipenses 3:10; Romanos 6:5,6; 2 Timoteo 2:12.
2. Efesios 4:15,16; 1 Corintios 12:7; 3:21-23; Colosenses 2:19.
3. 1 Tesalonicenses 5:11,14; Romanos 1:11,12,14; Gálatas 6:10; 1 Juan 3:16-18.
II. Los santos, por profesión, están obligados a mantener una comunión y un compañerismo santos en la adoración a Dios y a realizar los otros servicios espirituales que promueven su edificación mutua; (1) y también a socorrerse los unos a los otros en las cosas externas, de acuerdo con sus diferentes habilidades y necesidades. Esta comunión debe extenderse, según Dios presente la oportunidad, a todos aquellos que en todas partes invocan el nombre del Señor Jesús. (2)
1. Hebreos 10:24,25; Hechos 2:42,46; Isaías 2:3; 1 Corintios 11:20.
2. Hechos 2:44,45; 1 Juan 3:17; Hechos 11:29,30; 2 Corintios 8:9.
III. Esta comunión que los santos tienen con Cristo no les hace de ninguna manera partícipes de la sustancia de su divinidad; ni ser iguales a Cristo en ningún respecto; el afirmar cualquiera de estas cosas sería impiedad y blasfemia. (1) Tampoco la mutua comunión como santos, invalida ni infringe el título o propiedad que cada hombre tiene sobre sus bienes y posesiones. (2)
1. Isaías 42:8; Colosenses 1:18,19; 1 Corintios 8:6; Salmos 45:7; 1 Timoteo 6:15,16; Hebreos 1:8,9.
2. Hechos 5:4; Éxodo 20:15; Efesios 4:28.

CAPÍTULO 27: DE LOS SACRAMENTOSI. Los sacramentos son señales y sellos santos del pacto de gracia, (1) instituidos directamente por Dios, (2) para representar a Cristo y a sus beneficios y para confirmar nuestra participación en él, (3) y también para establecer una distinción visible entre aquellos que pertenecen a la iglesia y el resto del mundo, (4) y para obligarlos solamente al servicio de Dios en Cristo, conforme a Su Palabra. (5)
1. Romanos 4:11; Génesis 17:7,10.
2. Mateo 28:19; 1 Corintios 11:23.
3. 1 Corintios 10:16; 11:25,26; Gálatas 3:27.
4. Romanos 15:8; Éxodo 12:48; Génesis 34:14.
5. Romanos 6:3,4; 1 Corintios 10:16,21.
II. Hay en cada sacramento una relación espiritual o unión sacramental entre la señal y la cosa significada; de
donde llega a suceder que los hombres y efectos del uno se atribuyen al otro. (1)
1. Génesis 17:10; Mateo 26:27,28; Tito 3:5.
III. La gracia que se manifiesta en los sacramentos o por ellos, mediante su uso correcto no se confiere por algún poder que hay en ellos; ni depende la eficacia de un sacramento de la piedad o intención del que lo administra, (1) sino de la obra del Espíritu, (2) y de la palabra de la institución; la cual contiene junto con un precepto que autoriza el uso del sacramento, una promesa de bendición para los que lo reciben dignamente. (3)
1. Romanos 2:28,29; 1 Pedro 3:21.
2. Mateo 3:11; 1 Corintios 12:13.
3. Mateo 26:27,28; 28:19,20.
IV. Sólo hay dos sacramentos instituidos por Cristo Nuestro Señor en el Evangelio; y son el Bautismo y la Cena del Señor; ninguno de los cuales debe ser administrado sino por un ministro de la palabra legalmente ordenado. (1)
1. Mateo 28:19; 1 Corintios 11:20,23; 4:1; Hebreos 5:4.
V. Los sacramentos del Antiguo Testamento, en cuanto a las cosas espirituales significadas y manifestadas por ellos, eran en sustancia los mismos del Nuevo. (1)
1. 1 Corintios 10:1-4.

CAPÍTULO 28: DEL BAUTISMOI. El Bautismo es un sacramento del Nuevo Testamento, instituido por Jesucristo, (1) no para admitir solemnemente en la iglesia visible a la persona bautizada, (2) sino también para que sea para ella una señal y un sello del pacto de gracia, (3) de su injerto en Cristo, (4) de su regeneración, (5) de la remisión de sus pecados, (6) y de su rendición a Dios por Jesucristo, para andar en novedad de vida. (7) Este sacramento, por institución propia de Cristo debe continuarse en su Iglesia hasta el fin del mundo. (8)
1. Mateo 28:19.
2. 1 Corintios 12:13.
3. Romanos 4:11; Colosenses 2:11,12.
4. Gálatas 3:27; Romanos 6:5.
5. Tito 3:5.
6. Marcos 1:4.
7. Romanos 6:3,4.
8. Mateo 28:19,20.
II. El elemento externo que ha de usarse en este sacramento es agua, con la cual ha de ser bautizada la persona en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, por un ministro del Evangelio legalmente llamado para ello. (1)
1. Mateo 3:11; Juan 1:33; Mateo 28:19,10.
III. No es necesaria la inmersión de la persona en el agua; sin embargo se administra correctamente el bautismo por la aspersión o efusión del agua sobre la persona. (1)
1. Hechos 2:41; 16:33; Marcos 7:4; Hebreos 9:10, 19-22.
IV. No sólo han de ser bautizados los que de hecho profesan fe en Cristo y obediencia a ÉL, (1) sino también los niños hijos de uno o de ambos padres creyentes. (2)
1. Marcos 16:15,16; Hechos 8:37,38.
2. Génesis 17:7,9; Gálatas 3:9,14; Colosenses 2:11,12; Hechos 2:38,39; Romanos 4:11,12; 1 Corintios 7:14;
Mateo 28:19; Marcos 10:13-16; Lucas 18:15.
V. Aun cuando el menosprecio o descuido de este sacramento sea un pecado grave, (1) sin embargo, la gracia y la salvación no están tan inseparablemente unidas a ella, de manera que no pueda alguna persona ser regenerada o salvada sin el bautismo, (2) o que todos los que son bautizados sean indudablemente regenerados. (3)
1. Lucas 7:30 con Éxodo 4:24-26.
2. Romanos 4:11; Hechos 10:2,4,22,31,45,47.
3. Hechos 8:13,23.
VI. La eficacia del bautismo no está ligada al preciso momento en que es administrado; (1) sin embargo, por el uso correcto de este sacramento, la gracia prometida no solamente se ofrece, sino que realmente se manifiesta y se otorga por el Espíritu Santo a aquellos (sean adultos o infantes) a quienes corresponde aquella gracia, según el consejo de la propia voluntad de Dios; en su debido tiempo. (2)
1. Juan 3:5,8.
2. Gálatas 3:27; Tito 3:5; Efesios 5:25,26; Hechos 2:38,41.
VII. El sacramento del bautismo ha de administrarse una sola vez a cada persona. (1)
1. Tito 3:5.

CAPÍTULO 29: DE LA CENA DEL SEÑORI. Nuestro Señor Jesús, la noche que fue entregado, instituyó el sacramento de su cuerpo y de su sangre, llamado la Cena del Señor, para que se observará en su Iglesia hasta el fin del mundo, para un recuerdo perpetuo del sacrificio de sí mismo en su muerte, para sellar en los verdaderos creyentes los beneficios de ella, para su alimentación espiritual y crecimiento en ÉL, para un mayor compromiso en y hacia todas las obligaciones que le deben a Cristo; y para ser un lazo y una prenda de su comunión con ÉL y de su mutua comunión, como miembros de su cuerpo místico. (1)
1. I Corintios 11:23-26; 10:16,17, 21 y 12:13.
II. En este sacramento Cristo no es ofrecido a su Padre, ni se hace ningún verdadero sacrificio por la remisión de los pecados de los vivos ni de los muertos; (1) sino que solamente es una conmemoración del único ofrecimiento de sí mismo y por sí mismo en la cruz, una sola vez para siempre y una ofrenda espiritual de la mayor alabanza posible a Dios a causa de esto. (2) Así que el sacrificio papal de la misa, como ellos le llaman, es la injuria más abominable al único sacrificio de Cristo, la única propiciación por todos los pecados de los elegidos. (3)
1. Hebreos 9:22,25,26,28.
2. 1 Corintios 11:24-26; Mateo 26:26,27.
3. Hebreos 7:23,24,27 y 10:11,12,14,18.
III. El Señor Jesús, en este sacramento, ha designado a sus ministros que declaren al pueblo su palabra de institución, que oren y bendigan los elementos del pan y del vino, y que los aparten así del uso común para el servicio sagrado; que tomen y partan el pan, y beban de la copa y (participando ellos mismos), den de los dos elementos a los comulgantes; (1) pero no a ninguno que no esté presente entonces en la congregación. (2)
1. Mateo 26:26-28; y Marcos 14:22-24; y Lucas 22:19,20; 1 Corintios 11:23-26.
2. Hechos 20:7; 1 Corintios 11:20.
IV. Las misas privadas o la recepción de este sacramento de un sacerdote o por cualquier otro privadamente; (1) como también el negar la copa al pueblo; (2) el adorar los elementos, el elevarlos o llevarlos de un lugar a otro para adorarlos y el guardarlos para pretendidos usos religiosos; todo esto es contrario a la naturaleza de este sacramento y a la institución de Cristo. (2)
1. 1 Corintios 10:16.
2. Marcos 14:23; 1 Corintios 11:25-29.
3. Mateo 15:9.
V. Los elementos exteriores de este sacramento, debidamente apartados para los usos ordenados por Cristo, tienen tal relación con El crucificado, que verdadera aunque sólo sacramentalmente, se llaman algunas veces por el nombre de las cosas que representan, a saber: el cuerpo y la sangre de Cristo; (1) no obstante, en sustancia y en naturaleza ellos todavía son verdadera y solamente pan y vino, como eran antes. (2)
1. Mateo 26:26-28.
2. 1 Corintios 11:26-28; Mateo 26:29.
VI. Esa doctrina que sostiene un cambio de sustancia del pan y del vino a la sustancia del cuerpo y de la sangre de Cristo, (llamada comúnmente transubstanciación), por la consagración del sacerdote, o de algún otro modo, es repugnante no sólo a la Escritura sino también a la razón y al sentido común; echa abajo la naturaleza del sacramento; y ha sido y es la causa de muchísimas supersticiones, y además una crasa idolatría. (1)
1. Hechos 3:21; 1 Corintios 11:24-26; Lucas 24:6,39.
VII. Los que reciben dignamente este sacramento, participando exteriormente de los elementos visibles, (1) también participan interiormente, por la fe, de una manera real y verdadera aunque no carnal ni corporal, sino alimentándose espiritualmente de Cristo crucificado y recibiendo todos los beneficios de su muerte. El cuerpo y la sangre de Cristo no están entonces ni carnal ni corporalmente dentro, con o bajo el pan y el vino; sin embargo, están real pero espiritualmente presentes en aquella ordenanza para la fe de los creyentes, tanto como los elementos mismos lo están para sus sentidos corporales. (2)
1. 1 Corintios 11:28.
2. 1 Corintios 10:16.
VIII. Aunque los ignorantes y malvados reciban los elementos exteriores en este sacramento, con todo, no reciben lo significado por ellos, sino que por acercarse indignamente son culpados del cuerpo y de la sangre del Señor para su propia condenación. Entonces, todas las personas ignorantes e impías como no son aptas para gozar de comunión con ÉL, tampoco son dignas de acercarse a la mesa del Señor, y mientras permanezcan en ese estado, no pueden, sin cometer un gran pecado contra Cristo, participar de estos sagrados misterios, (1) ni ser admitidos a ellos. (2)
1. 1 Corintios 11:27-29; 2 Corintios 6:14-16.
2. 1 Corintios 5:6,7,13; 2 Tesal. 3:6,14,15; Mateo 7:6.

CAPÍTULO 30: DE LA DISCIPLINA ECLESIÁSTICAI. El Señor Jesús como Rey y Cabeza de su Iglesia, ha designado en ella un gobierno dirigido por oficiales de la iglesia, diferentes de los magistrados civiles. (1)
1. Isaías 9:6,7; 1 Timoteo 5:17; 1 Tesal. 5:12; Hechos 20:17,18; 1 Corintios 12:28; Hebreos 13:7,17,24; Mateo 28:18-20.
II. A estos oficiales han sido entregadas las llaves del reino de los cielos, en virtud de lo cual tienen poder respectivamente para retener y remitir pecados, para cerrar aquel reino a los que no se arrepienten tanto por la palabra como por la disciplina; y para abrirlo a los pecadores arrepentidos, por el ministerio del Evangelio, y por la absolución de la disciplina según lo requieran las circunstancias. (1)
1. Mateo 16:19 y 18:17,18; Juan 20:21-23; 2 Corintios 2:6-8.
III. La disciplina eclesiástica es necesaria para ganar y hacer volver a los hermanos que ofenden; para disuadir a otros de cometer ofensas semejantes; para purgar de la mala levadura que puede infectar toda la masa; para vindicar el honor de Cristo y la santa profesión del Evangelio; para prevenir la ira de Dios que justamente podría caer sobre la Iglesia si ella consintiera que su pacto y sus sellos fuesen profanados por ofensores notorios y obstinados. (1)
1. 1 Corintios 5; 1 Timoteo 5:20 y 1:20; Mateo 7:6; 1 Corintios 11:27-34 con Judas 23.
IV. Para lograr mejor estos fines, los oficiales de la iglesia deben proceder por la amonestación, por la suspensión del sacramento de la Santa Cena por un tiempo, y por la excomunión de la iglesia, según la naturaleza del crimen y la ofensa de la persona. (1)
1. 1 Tesal. 5:12; 2 Tesal. 3:6,14,15; 1 Corintios 5:4,5; 13; Mateo 18:17; Tito 3:10.

CAPÍTULO 31: DE LOS SÍNODOS Y CONCILIOSI. Para el mejor gobierno y mayor edificación de la iglesia debe haber tales asambleas como las comúnmente llamadas sínodos o concilios, (1) y corresponde a los presbíteros y otros oficiales de las determinadas iglesias, en virtud de su oficio y del poder que Cristo les ha dado para edificación y no para destrucción, convocar tales asambleas, (2) y reunirse en ellas con tanta frecuencia como juzguen conveniente para el bien de la iglesia. (3)
1. Hechos 15:2,4,6.
2. Hechos 15.
3. Hechos 15:22,23,25.
II. Corresponde a los sínodos y a los concilios determinar, como magistrados, en las controversias de fe y casos
de conciencia, establecer reglas e instrucciones para el mejor orden en el culto público a Dios y en el gobierno de su iglesia, recibir reclamaciones en casos de mala administración y determinar con autoridad en las mismas. Tales decretos y determinaciones, si concuerdan con la palabra de Dios, deben ser recibidos con reverencia y sumisión, no sólo por su concordancia con la palabra, sino también por el poder por el cual son hechos, siendo éste una ordenanza de Dios instituida en su Palabra. (1)
1. Hechos 15:15,19,24,27-31; 16:4; Mateo 18:17-20.
III. Todos los sínodos o concilios desde los tiempos de los apóstoles, ya sean generales o particulares, pueden errar, y muchos han errado; por eso es que no deben ser la regla de fe o de conducta, sino una ayuda para ambas. (1)
1. Hechos 17:11; 1 Corintios 2:5; 2 Corintios 1:24; Efesios 2:20.
IV. Los sínodos y los concilios no deben tratar ni decidir más que lo que es eclesiástico, y no deben entrometerse en los asuntos civiles que conciernen al estado, sino únicamente por medio de petición humilde en casos extraordinarios; o por medio de consejo para satisfacer la conciencia, si para ello son solicitados por el magistrado civil. (1)
1. Lucas 12:13,14; Juan 18:36.

CAPÍTULO 32: DEL ESTADO DEL HOMBRE DESPUÉS DE LA MUERTE Y DE LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOSI. Los cuerpos de los hombres después de la muerte vuelven al polvo y ven la corrupción, (1) pero sus almas (que ni mueren ni duermen), teniendo una subsistencia inmortal, vuelven inmediatamente a Dios que las dio. (2) Las almas de los justos, siendo entonces hechas perfectas en santidad, son recibidas en los más altos cielos en donde contemplan la faz de Dios en luz y gloria, esperando la completa redención de sus cuerpos. (3) Las almas de los malvados son arrojadas al infierno, en donde permanecen atormentadas y envueltas en densas tinieblas, en espera del juicio del gran día. (4) Fuera de estos dos lugares para las almas separadas de sus cuerpos, la Escritura no reconoce ningún otro.
1. Génesis 3:19; Hechos 13:36.
2. Lucas 23:43; Eclesiastés 12:7.
3. Hebreos 12:23; 2 Corintios 5:1,6,8; Filipenses 1:23; Hechos 3:21; Efesios 4:10.
4. Lucas 16:23,24; Judas 6,7; Hechos 1:25; 1 Pedro 3:19.
II. Los que se encuentren vivos en el último día, no morirán sino que serán transformados, (1) y todos los muertos serán resucitados con sus mismos cuerpos, y no con otros, aunque con diferentes cualidades, los cuales serán unidos otra vez a sus almas para siempre. (2)
1. 1 Tesal. 4:17; 1 Corintios 15:51,52.
2. Job 19:26,27; 1 Corintios 15:42-44.
III. Los cuerpos de los injustos, por el poder de Cristo, resucitarán para deshonra; los cuerpos de los justos, por su Espíritu, para honra; serán hechos entonces semejantes al cuerpo glorioso de Cristo. (1)
1. Hechos 24:15; Juan 5:28,29; Filipenses 3:21; 1 Corintios 15:43.

CAPÍTULO 33: DEL JUICIO FINALI. Dios ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia por Jesucristo, (1) a quien todo poder y juicio es dado por el Padre. (2) En tal día no sólo los ángeles apóstatas serán juzgados, (3) sino que también todas las personas que han vivido sobre la tierra, comparecerán delante del tribunal de Cristo para dar cuenta de sus pensamientos, palabras y acciones, y para recibir conforme a lo que hayan hecho en su cuerpo, sea bueno o malo. (4)
1. Hechos 17:31.
2. Juan 5:22,27.
3. 1 Corintios 6:3; Judas 6; 2 Pedro 2:4.
4. 2 Corintios 5:10; Eclesiastés 12:14; Romanos 2:16 y 14:10,12; Mateo 12:36,37.
II. El propósito de Dios al establecer este día es la manifestación de la gloria de su misericordia en la salvación eterna de los elegidos, y la de su justicia en la condenación de los reprobados que son malvados y desobedientes. Pues entonces los justos entrarán a la vida eterna y recibirán la plenitud de gozo y refrigerio que vendrá de la presencia del Señor; pero los malvados que no conocen a Dios ni obedecen el Evangelio de Jesucristo, serán arrojados al tormento eterno y castigados con perdición perpetua, lejos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder. (1)
1. Mateo 25:31-46; Romanos 2:5,6; 9:22,23; Mateo 25:21; Hechos 3:19; 2 Tesal. 1:7-10.
III. Así como Cristo quiso que estuviésemos ciertamente persuadidos de que habrá un día de juicio, tanto para disuadir a todos los hombres de pecar, como para el mayor consuelo de los piadosos en su adversidad; (1) así también mantendrá ese día desconocido para los hombres, para que se desprendan de toda seguridad carnal y estén siempre vigilando porque no saben a qué hora vendrá el Señor; y estén siempre listos para decir: Ven, Señor Jesús; ven pronto. Amén. (2)
1. 2 Pedro 3:11,14; 2 Corintios 5:10,11; 2 Tesal. 1:5-7; Lucas 21:27,28; Romanos 8:23,25.
2. Mateo 24:36,42,44; Marcos 13:35-37; Lucas 12:35,36; Apocalipsis 22:20.


Catecismo menor Westminster.


P. 1. ¿Cuál es el fin principal del hombre?R. El fin principal del hombre es el de glorificar a Dios, y gozar de él para siempre.
Sal. 86:9; Is. 60:21; Rom. 11:36; 1 Cor. 6:20; 1 Cor. 10:31; Apoc. 4:11; Sal. 16:5-11; Sal. 144:15; Is. 12:2; Lu. 2:10; Fil. 4:4; Apoc. 21:3-4.
P. 2. ¿Qué regla ha dado Dios para enseñarnos cómo hemos de glorificarle y gozar de él?R. La palabra de Dios que se contiene en las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, es la única regla que ha dado Dios para enseñarnos cómo hemos de glorificarle y gozar de él.
Mateo. 19:4–5; Gen. 2:24; Lucas 24:27, 44; 1 Cor. 2:13; 1 Cor. 14:37; 2 Pe. 1:20–21; 2 Pe. 3:2,15–16; Dt. 4:2; Sal. 19:7–11; Is. 8:20; Juan 15:11; Juan 20:30–31; Hechos 17:11; 2 Tim. 3:15–17; 1 Juan 1:4.
P. 3. ¿Qué es lo que principalmente enseñan las Escrituras?R. Lo que principalmente enseñan las Escrituras es lo que el hombre ha de creer respecto a Dios y los deberes que Dios impone al hombre.
Gen. 1:1; Juan 5:39; Juan 20:31; Rom. 10:17; 2 Tim. 3:15; Dt. 10:12–13; Jos. 1:8; Sal. 119:105; Mic. 6:8;
2 Tim. 3:16–17.
P. 4. ¿Qué es Dios?R. Dios es un Espíritu, infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, poder, santidad, bondad, justicia y verdad.
Dt. 4:15–19; Lucas 24:39; Juan 1:18; Juan 4:24; Hechos 17:29. 1 Reyes 8:27; Sal. 139:7–10; Sal. 145:3; Sal. 147:5; Jer. 23:24; Rom. 11:33–36; Dt. 33:27; Sal. 90:2; Sal. 102:12, 24–27; Apoc. 1:4, 8; Sal. 33:11; Mal. 3:6; Heb. 1:12; Heb. 6:17–18; Heb. 13:8; Santiago 1:17; Ex. 3:14; Sal. 115:2–3;1 Tim. 1:17; 1 Tim. 6:15–16; Sal. 104:24; Rom. 11:33–34; Heb. 4:13; 1 Juan 3:20; Gen. 17:1; Mateo 19:26; Apoc. 1:8; Hab. 1:13; 1 Ped. 1:15–16; 1 Juan 3:3, 5; Apoc. 15:4; Gen. 18:25; Ex. 34:6–7; Dt. 32:4; Rom. 3:5, 26; Sal. 103:5; Sal. 107:8; Mateo 19:17; Rom. 2:4; Ex. 34:6; Dt. 32:4; Sal. 86:15; Sal. 117:2; Heb. 6:18.
P. 5. ¿Hay más de un Dios?R. No hay sino uno solo, el Dios Vivo y verdadero.
Dt. 6:4; Is. 44:6; Is. 45:21–22; 1 Cor. 8:4–6; Jer. 10:10; Juan 17:3; 1 Tes. 1:9; 1 Juan 5:20.
P. 6. ¿Cuántas personas hay en la Divinidad?R. Hay tres personas en la Divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y estas tres personas son un solo Dios, las mismas en sustancia, iguales en poder y gloria.
Mateo 3:16–17; Mateo 28:19; 2 Cor. 13:14; 1 Ped. 1:2; Sal. 45:6; Juan 1:1; Juan 17:5; Hechos 5:3–4; Rom. 9:5; Col. 2:9. Judas 24–25.
P. 7. ¿Qué son los decretos de Dios?R. Los decretos de Dios son su propósito eterno, según el consejo de su propia voluntad, en virtud del cual ha preordenado, para su propia gloría, todo lo que sucede.
Sal. 33:11; Is. 14:24; Hechos 2:23; Ef. 1:11–12.
P. 8. ¿Cómo ejecuta Dios sus decretos?R. Dios ejecuta sus decretos en las obras de creación y de providencia.
Sal. 148:8; Is. 40:26; Dan. 4:35; Hechos 4:24–28; Apoc. 4:11.
P. 9. ¿Qué es la obra de creación?R. La obra de creación consiste en el haber hecho Dios todas las cosas de la nada, por su poderosa palabra, en el espacio de seis días y todas muy buenas.
Gen. 1:1; Sal. 33:6, 9; Heb. 11:3; Gen. 1:31.
P. 10. ¿Cómo creó Dios al hombre?R. Dios creó al hombre, varón y hembra, según su propia imagen, en ciencia, justicia y santidad, con dominio sobre todas las criaturas.
Gen. 1:27; Col. 3:10; Ef. 4:24; Gen. 1:28; Sal. 8.
P. 11. ¿Cuáles son las obras de providencia de Dios?R. Las obras de providencia de Dios son aquellas con que santa, sabia y poderosamente, preserva y gobierna a todas sus criaturas y todas las acciones de éstas.
Sal. 145:17; Sal. 104:24; Heb. 1:3; Neh. 9:6; Ef. 1:19–22; Sal. 36:6; Pr. 16:33; Mateo 10:30.
P. 12. ¿Qué acto particular de providencia ejecutó Dios respecto del hombre en el estado en el que éste fue creado?R. Cuando Dios hubo creado al hombre, hizo con él una alianza de vida bajo condición de perfecta obediencia; vedándole a comer del árbol de la ciencia del bien y del mal so pena de muerte.
Gen. 2:16–17; Santiago 2:10.
P. 13. ¿Permanecieron nuestros primeros padres en el estado en que fueron creados?R. Nuestros primeros padres, dejados a su libre albedrío, cayeron del estado en que fueron creados, pecando contra Dios.
Gen. 3:6–8, 13; 2 Cor. 11:3.
P. 14. ¿Qué es el pecado?R. El pecado es la falta de conformidad con la ley de Dios o la transgresión de ella.
Lev. 5:17; Santiago 4:17; 1 Juan 3:4.
P. 15. ¿Cuál fue el pecado por cuya causa nuestros primeros padres cayeron del estado en que fueron creados?R. El pecado por cuya causa nuestros primeros padres cayeron del estado en que fueron creados fue el comer del fruto prohibido.
Gen. 3:6.
P. 16. ¿Cayó todo el género humano en la primera transgresión?R. Habiéndose hecho la alianza con Adán, no para él solo, sino también para su posteridad, todo el género humano descendiendo de él según la generación ordinaria, pecó en él y cayó con él en su primera transgresión.
Gen. 2:16–17; Santiago 2:10; Rom. 5:12–21; 1 Cor. 15:22.
P. 17. ¿A qué estado redujo la caída al hombre?R. La caída redujo al hombre a un estado de pecado y de miseria.
Gen. 3:16–19, 23; Rom. 3:16; Rom. 5:12; Ef. 2:1.
P. 18. ¿En qué consiste lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre?R. Lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre consiste en la culpabilidad del primer pecado de Adán, la falta de justicia original y la depravación de toda su naturaleza, llamada comúnmente pecado original, con todas las transgresiones actuales que de ella dimanan.
Rom. 5:12, 19; Rom. 3:10; Col. 3:10; Ef. 4:24; Sal. 51:5; Juan 3:6; Rom. 3:18; Rom. 8:7–8; Ef. 2:3; Gen. 6:5; Sal. 53:1–3; Mateo 15:19; Rom. 3:10–18, 23; Gál. 5:19–21; Santiago 1:14–15.
P. 19. ¿En qué consiste la miseria del estado en que cayó el hombre?R. Todo el género humano perdió por su caída, la comunión con Dios, está bajo su ira, y maldición, y expuesto a todas las miserias de esta vida actual, a la muerte misma, y a las penas del infierno para siempre.
Gen. 3:8, 24; Juan 8:34, 42, 44; Ef. 2:12; Ef. 4:18; Juan 3:36; Rom. 1:18; Ef. 2:3.; Ef. 5:6; Gál. 3:10; Apon. 22:3; Gen. 3:16–19; Job 5:7; Ecl. 2:22–23; Rom. 8:18–23; Ezeq. 18:4; Rom. 5:12; Rom. 6:23; Mateo 25:41, 46; 2 Tes. 1:9; Apoc. 14:9–11.
P. 20. ¿Dejó Dios a todo el género humano perecer en su estado de pecado y de miseria?R. Habiendo Dios, de su propia soberana voluntad, elegido desde el principio a los que han de gozar de la vida eterna, entró en una alianza de gracia para libertarles de su estado de pecado y de miseria, e introducirles en un estado de salud, por medio de un Redentor.
Hechos 13:48; Ef. 1:4–5; 2 Tes. 2:13–14; Gen. 3:15; Gen. 17:7; Ex. 19:5–6; Jer. 31:31–34; Mateo 20:28; 1 Cor. 11:25; Heb. 9:15.
P. 21. ¿Quién es el Redentor de los elegidos de Dios?R. El único Redentor de los elegidos de Dios es el Señor Jesucristo, quien siendo el Hijo eterno de Dios, se hizo hombre; y así era y permanece para siempre, Dios y hombre en dos naturalezas distintas y una sola persona.
Juan 14:6; Hechos 4:12; 1 FIM. 2:5–6; Sal. 2:7; Mateo 3:17; Mateo 17:5; Juan 1:18; Isa. 9:6; Mateo 1:23; Juan 1:14; Gál. 4:4; Hechos 1:11; Heb. 7:24–25.
P. 22. ¿Cómo se hizo Cristo hombre siendo como era Hijo de Dios?R. Cristo el Hijo de Dios, se hizo hombre, tomándose un cuerpo verdadero y una alma racional; siendo concebido por obra del Espíritu Santo en el vientre de la Virgen María, de la cual nació, mas sin pecado.
Fil. 2:7; Heb. 2:14, 17; Lucas 1:27, 31, 35; 2 Cor. 5:21; Heb. 4:15; Heb. 7:26; 1 Juan 3:5.
P. 23. ¿Qué oficios ejecuta Cristo como Redentor nuestro?R. Cristo, como Redentor nuestro, ejecuta los oficios de Profeta, de Sacerdote y de Rey, tanto en su estado de humillación como en el de exaltación.
Dt. 18:18; Hechos 2:33Acts 3:22–23; Heb. 1:1–2; Heb. 4:14–15; Heb. 5:5–6; Is. 9:6–7; Lucas 1:32–33; Juan 18:37; 1 Cor. 15:25.
P. 24. ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Profeta?R. Cristo ejecuta el oficio de Profeta, revelándonos por su Palabra y Espíritu, la voluntad de Dios para nuestra salvación.
Lucas 4:18–19, 21; Hechos 1:1–2; Heb. 2:3; Juan 15:26–27; Hechos 1:8; 1 Ped. 1:11; Juan 4:41–42; Juan 20:30–31.
P. 25. ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Sacerdote?R. Cristo ejecuta el oficio de Sacerdote en haberse ofrecido a sí mismo, una sola vez en sacrificio para satisfacer las demandas de la justicia Divina, reconciliarnos con Dios. y en interceder continuamente por nosotros.
Is. 53; Hechos 8:32–35; Heb. 9:26–28; Heb. 10:12; Rom. 5:10–11; 2 Cor. 5:18; Col. 1:21–22; Rom. 8:34; Heb. 7:25; Heb. 9:24.
P. 26. ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Rey?R. Cristo ejercita el oficio de Rey. sujetándonos a sí mismo, rigiendo y defendiéndonos, y restringiendo y venciendo a todos sus enemigos y los nuestros.
Sal. 110:3; Mateo 28:18–20; Juan 17:2; Sal. 2:6–9; Sal. 110:1–2; Mateo 12:28; 1 Cor. 15:24–26; Col. 2:15.
P. 27. ¿En qué consistió la humillación de Cristo?R. La humillación de Cristo consistió en haber nacido, y esto, en una baja condición sujeto a la ley sufriendo las miserias de esta vida. La ira de Dios y la muerte maldita de la Cruz: en haber sido sepultado y en haber permanecido bajo el dominio de la muerte por algún tiempo.
Lucas 2:7; 2 Cor. 8:9; Gál. 4:4; Gal. 4:4; Is. 53:3; Lucas 9:58; Juan 4:6; Juan 11:35; Heb. 2:18; Sal. 22:1; Mateo 27:46; Is. 53:10; 1 Juan 2:2; Gál. 3:13; Fil. 2:8; Mateo 12:40; 1 Cor. 15:3–4.
P. 28. ¿En qué consiste la exaltación de Cristo?R. La exaltación de Cristo consiste en haber resucitado de entre los muertos al tercer día, en haber ascendido al cielo, en estar sentado a la diestra de Dios Padre y en venir, el último día para juzgar al mundo.
1 Cor. 15:4; Sal. 68:18; Hechos 1:11; Ef. 4:8; Sal. 110:1; Hechos 2:33–34; Heb. 1:3; Mateo 16:27; Hechos 17:31.
P. 29. ¿Cómo somos hechos partícipes de la redención comprada por Cristo?R. Somos hechos partícipes de la redención comprada por Cristo, por la aplicación eficaz que de ella nos hace el Espíritu Santo.
Tito 3:4-7.
P. 30. ¿Cómo nos aplica el Espíritu Santo la redención comprada por Cristo?R. El Espíritu Santo nos aplica la redención comprada por Cristo, obrando fe en nosotros, y uniéndonos así a Cristo por nuestro llamamiento eficaz.
Rom. 10:17; 1 Cor. 2:12–16; Ef. 2:8; Fil. 1:29. Juan 15:5; 1 Cor. 1:9; Ef. 3:17.
P. 31. ¿Qué es llamamiento eficaz?R. Llamamiento eficaz es la obra del Espíritu de Dios por la cual, convenciéndonos de nuestro pecado y de nuestra miseria, ilustrando nuestras mentes con el conocimiento de Cristo y renovando nuestras voluntades, nos persuade a abrazar a Cristo, que nos ha sido ofrecido gratuitamente en el Evangelio, y nos pone en capacidad de hacerlo.
Hechos 26:18; 1 Cor. 2:10, 12; 2 Cor. 4:6; Ef. 1:17–18; Dt. 30:6; Ez. 36:26–27; Juan 3:5; Tito 3:5; Juan 6:44–45; Hechos 16:14; Is. 45:22; Mateo 11:28–30; Apoc. 22:17.
P. 32. ¿De qué beneficio participan en esta vida los que son eficazmente llamados?R. Los que son eficazmente llamados participan en esta vida de la justificación, de la adopción de la santificación y de los varios beneficios que en esta vida acompañan a éstos, o se derivan de ellas.
Rom. 8:30; 1 Cor. 1:30; 1 Cor. 6:11; Ef. 1:5.
P. 33. ¿Qué es la justificación?R. La justificación es un acto de la libre gracia de Dios, por el cual él perdona todos nuestros pecados y nos acepta como justos delante de él: mas esto solamente en virtud de la justicia de Cristo, la cual nos es imputada, y que recibimos por la fe únicamente.
Rom. 3:24; Rom. 4:6–8; 2 Cor. 5:19; 2 Cor. 5:21; Rom. 4:6, 11; Rom. 5:19; Gal. 2:16; Fil. 3:9.
P. 34. ¿Qué es la adopción?R. La adopción es un acto de la libre gracia de Dios, por el cual somos recibidos en el número, y tenemos derecho; a todos los privilegios de los hijos de Dios.
1 Juan 3:1; Juan 1:12; Rom. 8:17.
P. 35 ¿Qué es la santificación?R. La santificación es aquella obra de la libre gracia de Dios por la cual somos completamente restablecidos a la imagen de Dios, y puestos en capacidad de morir más y más al pecado y de vivir píamente.
Ez. 36:27; Fil. 2:13; 2 Tes. 2:13; 2 Cor. 5:17; Ef. 4:23–24; 1 Tes. 5:23; Ez. 36:25–27; Rom. 6:4, 6, 12–14; 2 Cor. 7:1; 1 Pedro 2:24.
P. 36. ¿Cuáles son los beneficios que en esta vida acompañan a la justificación, la adopción y la santificación, o que se derivan de ellas?R. Los beneficios que en esta vida acompañan a la justificación, la adopción y la santificación o que se derivan de ellas, son la seguridad del amor de Dios, la tranquilidad de conciencia, el gozo en el Espíritu Santo, el crecimiento en gracia y la perseverancia en ella hasta el fin.
Rom. 5:5; Rom. 5:1; Rom. 14:17; 2 Pedro 3:18; Fil. 1:6; 1 Ped. 1:5.
P. 37. ¿Qué beneficios reciben de Cristo los creyentes, después de la muerte?R. Las almas de los creyentes son hechas después de la muerte, perfectas en santidad y pasan inmediatamente a la gloria; y sus cuerpos, estando todavía unidos a Cristo reposan en sus tumbas hasta la resurrección.
Heb. 12:23; Lucas 23:43; 2 Cor. 5:6, 8; Fil. 1:23; 1 Tes. 4:14; Dan. 12:2; Juan 5:28–29; Hechos 24:15.
P. 38. ¿Qué beneficios reciben de Cristo los creyentes, después de la resurrección?R. Los creyentes, levantándose en gloria en la resurrección, serán públicamente reconocidos y absueltos en el día del juicio, y entrarán en una perfecta bienaventuranza en el pleno goce de Dios por toda la eternidad.
1 Cor. 15:42–43; Mateo 25:33–34, 46; Rom. 8:29; 1 Juan 3:2; Sal. 16:11; 1 Tes. 4:17.
P. 39. ¿Cuál es el deber que Dios exige al hombre?R. El deber que Dios exige al hombre, es la obediencia a su voluntad revelada.
Dt. 29:29; Miq. 6:8; 1 Juan 5:2–3.
P. 40. ¿Cuál fue la primera regla que Dios reveló al hombre como guía de obediencia?R. La primera regla que Dios reveló al hombre como guía de obediencia, fue la "ley moral".
Rom. 2:14–15; Rom. 10:5.
P. 41. ¿En qué se halla comprendida sumariamente la ley moral?R. La ley moral se halla comprendida sumariamente en los diez mandamientos.
Dt. 4:13; Mateo 19:17–19.
P. 42. ¿Cuál es el resumen de los diez mandamientos?R. El resumen de los diez mandamientos es: Amar al Señor nuestro Dios de todo nuestro corazón, de toda nuestra alma, de todas nuestras fuerzas y de todo nuestro entendimiento y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Mateo 22:37–40.
P. 43. ¿Cuál es el prefacio de los diez mandamientos?R. El prefacio de los diez mandamientos es: "Yo soy Jehová tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de siervos."
Ex. 20:2. Dt. 5:6.
P. 44. ¿Qué nos enseña el prefacio de los diez mandamientos?R. El prefacio de los diez mandamientos nos enseña que siendo Dios el Señor y nuestro Dios y Redentor, estamos por tanto, obligados a guardar todos sus mandamientos.
Lucas 1:74–75; 1 Pedro 1:14–19.
P. 45. ¿Cuál es el primer mandamiento?
R. El primer mandamiento es: "No tendrás dioses ajenos delante de mí"
Ex. 20:3. Dt. 5:7.
P. 46 ¿Qué se ordena en el primer mandamiento?R. El primer mandamiento nos ordenan que conozcamos y confesemos a Dios como nuestro único y verdadero Dios, y que en consecuencia, le adoremos y le glorifiquemos.
1 Crón. 28:9; Is. 45:20–25; Mateo 4:10.
P.47. ¿Qué se prohíbe en el primer mandamiento?R. El primer mandamiento nos prohíbe que neguemos a Dios o que dejemos de adorarle y glorificarle como el verdadero Dios y el nuestro; o que rindamos a ningún otro ser la adoración y gloria que a él sólo son debidas. Sal. 14:1; Rom. 1:20–21; Sal. 81:10–11; Ez. 8:16–18; Rom. 1:25.P. 48. ¿Qué cosa especial se nos enseña con estas palabras "delante de mí", contenidas en el primer mandamiento?R. En estas palabras, "delante de mí", contenidas en el primer mandamiento, se nos enseña que Dios, que todo lo ve, se percibe del pecado de rendir culto a otro cualquiera y se ofende de ello.
Dt. 30:17–18; Sal. 44:20–21; Ez. 8:12.

P. 49. ¿Cuál es el segundo mandamiento?R. El segundo mandamiento, es: "No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra; no te inclinarás a ellas, ni las honrarás, porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, sobre los terceros y sobre los cuartos, a los que me aborrecen, y que hago misericordia en millares a los que me aman, y guardan mis mandamientos".
Ex. 20:4–6. Dt. 5:8–10.
P. 50. ¿Qué se ordena en el segundo mandamiento?R. En el segundo mandamiento se ordena que recibamos, observemos y guardemos puros y completos, todos actos de culto y todas las leyes que Dios ha establecido en su palabra.
Dt. 12:32. Mateo 28:20.
P. 51. ¿Qué se prohíbe en el segundo mandamiento?R. El segundo mandamiento prohíbe que rindamos culto a Dios por medio de imágenes o por cualquiera otro medio que no esté autorizado por su palabra.
Dt. 4:15–19; Rom. 1:22–23; Lev. 10:1–2; Jer. 19:4–5; Col. 2:18–23.
P. 52. ¿Cuáles son las razones determinantes del segundo mandamiento?R. Las razones determinantes del segundo mandamiento, son: la soberanía y dominio de Dios sobre nosotros, y el celo que él tiene por su propio culto.
Sal. 95:2–3, 6–7; Salmo 96:9–10; Ex. 19:5; Salmo 45:11; Is. 54:5; Ex. 34:14; 1 Cor. 10:22.
P. 53. ¿Cuál es el tercer mandamiento?R. El tercer mandamiento es: "No tomaras el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano".
Ex. 20:7. Dt. 5:11.
P. 54. ¿Qué se exige en el tercer mandamiento?R. El tercer mandamiento exige el usar santa y reverentemente de los nombres, de los títulos, los atributos, las ordenanzas, la palabra y las obras de Dios.
Dt. 10:20; Salmo 29:2; 1 Cron. 29:10–13; Apoc. 15:3–4; Hechos 2:42; 1 Cor. 11:27–28; Salmo 138:2; Apoc. 22:18–19; Salmo 107:21–22; Apoc. 4:11.
P. 55. ¿Qué prohíbe el tercer mandamiento?R. El tercer mandamiento prohíbe toda profanación o abuso de cualquier cosa por la cual Dios se da a conocer.
Lev. 19:12; Mateo 5:33–37; Santiago 5:12.
P. 56. ¿Cuál es la razón determinante del tercer mandamiento?R. La razón determinante del tercer mandamiento es, que por más que eviten los infractores de este mandamiento el castigo humano, el Señor nuestro Dios no les dejará escapar de su justo juicio.
Dt. 28:58–59; 1 Sam. 3:13; 1 Sam. 4:11.
P. 57. ¿Cuál es el Cuarto Mandamiento?R. El cuarto mandamiento, es: "Acordarte has del día de Reposo para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra; mas el séptimo día será Reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna; tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, la mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto Jehová bendijo el día del Reposo y lo santificó".
Ex. 20:8–11. Dt. 5:12–15.
P. 58. ¿Qué exige el cuarto mandamiento?R. El cuarto mandamiento exige que consagremos a Dios todo el tiempo que él ha señalado en su palabra, y especialmente un día entero en cada siete, como un descanso santificado a él.
Ex. 31:13, 16–17.
P. 59. ¿Cuál día de los siete ha señalado Dios para el descanso semanal?R. Desde la creación del mundo hasta la resurrección de Cristo, Dios señaló el séptimo día de la semana para ser el descanso semanal; mas desde entonces ha señalado el primer día de la semana para que sea el día de reposo; el cual ha de continuar hasta el fin del mundo y es el descanso cristiano.
Gén. 2:2–3; Éx. 20:11; Mar. 2:27–28; Hechos 20:7; 1 Cor. 16:2; Apoc. 1:10.
P. 60. ¿Cómo ha de santificarse el día de reposo?R. Hemos de santificar el día de reposo absteniéndonos en todo este día, aún de aquellos empleos o recreaciones mundanales que son lícitos en los demás días; y ocupando todo el tiempo en los ejercicios públicos y privados del culto de Dios salvo aquella parte que se emplee en hacer obras de necesidad o de misericordia.
Éx. 20:10; Neh. 13:15–22; Is. 58:13–14; Éx. 20:8; Lev. 23:3; Lucas 4:16; Hechos 20:7; Mateo 12:1–13.
P. 61. ¿Qué se prohíbe en el cuarto mandamiento?R. El cuarto mandamiento prohíbe la omisión o cumplimiento negligente de los deberes exigidos: la profanación del día por la ociosidad, o por hacer lo que es en sí pecaminoso, o por innecesarios pensamientos, palabras u obras respecto a nuestros empleos o recreaciones mundanas.
Neh. 13:15–22; Is. 58:13–14; Amós 8:4–6.
P. 62. ¿Cuáles son las razones determinantes del cuarto mandamiento?R. Las razones determinantes del cuarto mandamiento, son: el habernos concedido Dios seis días de la semana para nuestras propias ocupaciones; el haberse reservado para sí mismo una propiedad especial sobre el séptimo; el haber bendecido el día de descanso, y finalmente su propio ejemplo.
Éx. 20:9; Éx. 31:15; Lev. 23:3; Gén. 2:2–3; Éx. 20:11; Éx. 31:17.
P. 63. ¿Cuál es el quinto mandamiento?
R. El quinto mandamiento, es: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da".
Éx. 20:12. Dt. 5:16.
P. 64. ¿Qué se exige en el quinto mandamiento?R. El quinto mandamiento exige que rindamos el debido honor y cumplamos con nuestras obligaciones para con toda persona en su respectivo puesto o relación como superior, inferior o igual.
Rom. 13:1, 7; Ef. 5:21–22, 24; Ef. 6:1, 4–5, 9; 1 Pedro 2:17.
P. 65. ¿Qué se prohíbe en el quinto mandamiento?R. El quinto mandamiento prohíbe que descuidemos o rebajemos el honor o el servicio que corresponde a cada uno en el puesto o relación que ocupa.
Mateo 15:4–6.
P. 66. ¿Cuál es la razón determinante del quinto mandamiento?R. La razón determinante del quinto mandamiento es la promesa de larga vida y de prosperidad, (en cuanto sirve al bien humano y a la gloria de Dios), hecha a todos los que guarden este mandamiento.
Éx. 20:12; Dt. 5:16; Ef. 6:2–3.
P. 67. ¿Cuál es el sexto mandamiento?R. El sexto mandamiento es: "No matarás".
Éx. 20:13. Dt. 5:17.
P. 68. ¿Qué se exige en el sexto mandamiento?R. El sexto mandamiento exige que hagamos todos los esfuerzos legítimos para preservar nuestra vida y la de otros.
Ef. 5:28–29.
P. 69. ¿Qué se prohíbe en el sexto mandamiento?R. El sexto mandamiento prohíbe el destruir nuestra propia vida o el quitar injustamente la de nuestro prójimo, así como también todo lo que tiende a este resultado.
Gén. 9:6; Mateo 5:22; 1 Juan 3:15.
P. 70. ¿Cuál es el séptimo mandamiento?R. El séptimo mandamiento, es: "No cometerás adulterio".
Éx. 20:14. Dt. 5:18.
P. 71. ¿Qué se exige en el séptimo mandamiento?
R. El séptimo mandamiento exige que preservemos nuestra propia castidad y la de nuestro prójimo, en corazón, palabra y comportamiento.
1 Cor. 7:2–3, 5; 1 Tes. 4:3–5.
P. 72. ¿Qué se prohíbe en el séptimo mandamiento?
R. El séptimo mandamiento prohíbe todo pensamiento, palabra o acción deshonesta.
Mateo 5:28; Ef. 5:3,4.
P. 73. ¿Cuál es el octavo mandamiento?
R. El octavo mandamiento, es: "No hurtarás".
Éxodo 20:15: Dt. 5:19.
P. 74. ¿Qué se exige en el octavo mandamiento?
R. El octavo mandamiento exige que procuremos y promovamos por todo medio legítimo la prosperidad y bienestar de nosotros mismos y de los demás.
Lev. 25:35; Ef. 4:28b; Fil. 2:4.
P. 75. ¿Qué se prohíbe en el octavo mandamiento?R. El octavo mandamiento prohíbe todo lo que impide o tiende a impedir injustamente la prosperidad y bienestar nuestro o de nuestro prójimo.
Prov. 28:19ff; Ef. 4:28a; 2 Tes. 3:10; 1 Tim. 5:8.
P. 76. ¿Cuál es el noveno mandamiento?R. El noveno mandamiento, es: "No hablarás contra tu prójimo falso testimonio"
Éxodo 20:16; Dt. 5:20.
P. 77. ¿Qué se exige en el noveno mandamiento?R. El noveno mandamiento exige que sostengamos y promovamos la verdad entre hombre y hombre como también nuestra buena fama y la de nuestro prójimo, especialmente en dar testimonio.
Zac. 8:16; Hechos 25:10; 3 Juan 12; Prov. 14:5, 25.
P. 78. ¿Qué se prohíbe en el noveno mandamiento?R. El noveno mandamiento prohíbe todo lo que perjudica a la verdad, o que daña a nuestro buen nombre o al de nuestro prójimo. Lev. 19:16; Salmo 15:3; Prov. 6:16–19; Lucas 3:14.P. 79. ¿Cuál es el décimo mandamiento?R. El décimo mandamiento, es: "No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo".
Éx. 20:17. Dt. 5:21.
P. 80. ¿Qué se exige en el décimo mandamiento?R. El décimo mandamiento exige que nos contentemos con nuestra propia condición, y que tengamos siempre una justa caritativa disposición de ánimo respecto de nuestro prójimo y de todo lo que es suyo.
Sal. 34:1; Fil. 4:11; 1 Tim. 6:6; Heb. 13:5; Lucas 15:6, 9, 11–32; Rom. 12:15; Fil. 2:4.
P. 81. ¿Qué se prohíbe en el décimo mandamiento?
R. El décimo mandamiento prohíbe todo descontento de nuestra propia condición; la envidia, o pesar del bien de nuestro prójimo; y todo deseo o aflicción desordenada hacia las cosas que son suyas.
1 Cor. 10:10; Santiago 3:14–16; Gál. 5:26; Col. 3:5.
P.82. ¿Puede algún hombre guardar perfectamente los mandamientos de Dios?
R. Ningún mero hombre, desde la caída, puede en esta vida guardar perfectamente los mandamientos de Dios, mas diariamente los quebranta en pensamiento, en palabra y en hecho.
Gén. 8:21; Rom. 3:9ff., 23.
P. 83. ¿Son igualmente detestables todas las transgresiones de la ley?
R. Algunas transgresiones en sí, y por razón de circunstancias agravantes son más detestables que otras a la vista de Dios.
Ez. 8:6, 13, 15; Matt. 11:20–24; Juan 19:11.
P. 84. ¿Qué es lo que todo pecado merece?
R. Todo pecado merece la ira y maldición de Dios, tanto en esta vida como en la venidera.
Mateo 25:41; Gál. 3:10; Ef. 5:6; Santiago 2:10.
P. 85 ¿Qué nos exige Dios para que escapemos de la ira y maldición que hemos merecido por el pecado?
R. Para que escapemos de la ira y maldición de Dios que hemos merecido por razón del pecado, Dios exige de nosotros la fe en Jesucristo, el arrepentimiento para vida, y el empleo diligente de todos los medios externos, por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de redención.
Hechos 2:38; 1 Cor. 11:24–25; Col. 3:16.
P. 86. ¿Qué es la fe en Jesucristo?
R. La fe en Jesucristo es una gracia salvadora por la cual recibimos a Cristo como nos es ofrecido en el Evangelio, y confiamos solamente en él para la salud.
Ef. 2:8–9; Cf. Rom. 4:16; Juan 20:30–31; Gál. 2:15–16; Fil. 3:3–11.
P. 87. ¿Qué es el arrepentimiento para vida?
R. El arrepentimiento para vida es una gracia salvadora por la cual el pecador teniendo un verdadero sentimiento de sus pecados, y conociendo la misericordia de Dios en Cristo, con dolor y odio de sus pecados se convierten de ellos a Dios, con plena determinación de alcanzar una nueva obediencia.
Hechos 11:18; 2 Tim. 2:25; Sal. 51:1–4; Joel 2:13; Lucas 15:7, 10; Hechos 2:37; Jer. 31:18–19; Lucas 1:16–17; 1 Tes. 1:9; 2 Cron. 7:14; Sal. 119:57–64.; Mateo 3:8; 2 Cor. 7:10.
P. 88. ¿Cuáles son los medios externos y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención?
R. Los medios externos y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención, son sus ordenanzas, y especialmente, la palabra, los sacramentos y la oración; a todos los cuales hace él eficaces para la salvación de los elegidos.
Mateo 28:18–20; Hechos 2:41–42.
P 89. ¿Cómo viene la palabra a ser eficaz para la salvación?
R. El Espíritu de Dios hace que la lectura, y aún más especialmente la predicación de la palabra, sean medios eficaces de convencer y de convertir a los pecadores, y de edificarles en santidad y consuelo por la fe, hasta la salvación.
Neh. 8:8–9; Hechos 20:32; Rom. 10:14–17; 2 Tim. 3:15–17.
P. 90. ¿Cómo ha de ser leída y escuchada la palabra para que se haga eficaz para la salvación?
R. A fin de que la palabra se haga eficaz para nuestra salvación, hemos de prestarle atención con diligencia, preparación de espíritu y oración; hemos de recibirla con fe y amor, atesorarla en el corazón y practicarla en la vida.
Dt. 6:16ff; Sal. 119:18; 1 Ped. 2:1–2; Sal. 119:11; 2 Tes. 2:10; Heb. 4:2; Santiago 1:22–25.
P. 91. ¿Cómo se hacen los sacramentos medios eficaces de salvación?R. Los sacramentos vienen a ser medios eficaces de salvación, no porque haya alguna virtud en ellos, o en aquel que los administra; sino solamente por la bendición de Cristo, y la operación de su Espíritu en aquellos que los reciben con fe.
1 Cor. 3:7; Cf. 1 Cor. 1:12–17.
P. 92. ¿Qué es un sacramento?R. Un sacramento es una práctica sagrada instituida por Cristo; la cual, por medio de signos sensibles, representa a Cristo y a los beneficios de la nueva alianza, y los confirma y aplica a los creyentes.
Mateo 28:19; Mateo 26:26–28; Marcos 14:22–25; Lucas 22:19–20; 1 Cor. 1:22–26; Gál. 3:27; 1 Cor. 10:16–17.
P. 93. ¿Cuáles son los sacramentos del Nuevo Testamento?R. Los sacramentos del Nuevo Testamento son: "El Bautismo y la Cena del Señor."
Mateo 28:19; 1 Cor. 11:23–26.
P. 94. ¿Qué es el Bautismo?R. El bautismo es un sacramento, en el cual, el lavamiento con agua, en nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo, significa y sella nuestra unión con Cristo, nuestra participación en los beneficios de la alianza de gracia y nuestro comprometimiento de ser del Señor.
Mateo 28:19; Hechos 2:38–42; Hechos 22:16; Rom. 6:3–4; Gál. 3:26–27; 1 Ped. 3:21.
P. 95. ¿A quiénes ha de administrarse el Bautismo?R. El bautismo no debe administrarse a los que están fuera de la iglesia visible hasta que no profesen su fe en Cristo y su obediencia a él; más los párvulos de los que son miembros de la Iglesia visible, han de ser bautizados.
Hechos 2:41; Hechos 8:12, 36, 38; Hechos 18:8; Gén. 17:7, 9–11; Hechos 2:38–39; Hechos 16:32–33; Col. 2:11–12.
P. 96. ¿Qué es la Cena del Señor?R. La Cena del Señor es un Sacramento por el cual, dando y recibiendo pan y vino según la ordenanza de Cristo, se simboliza su muerte; y aquellos que dignamente lo reciben, no son hechos de una manera corporal y carnal, sino por la fe, partícipes de su cuerpo y sangre, como también de todos los beneficios consiguientes, lo cuál conduce a su nutrimiento espiritual y a su crecimiento en la gracia.
Lucas 22:19–20; 1 Cor. 11:23–26; 1 Cor. 10:16–17.
P. 97. ¿Qué se requiere para recibir dignamente la Cena del Señor?R. Para que los participantes reciban dignamente la Cena del Señor, es necesario que hagan un examen del conocimiento que tienen para discernir el cuerpo del Señor; de su fe para alimentarse en él; de su arrepentimiento, amor y nueva obediencia, para que no sea, que recibiendo indignamente el sacramento, coman y beban su propia condenación.
I Cor. 11:27-32.
P. 98. ¿Qué es la oración?R. La oración es un acto por el cual manifestamos a Dios, en nombre de Cristo, nuestros deseos de obtener aquello que sea conforme a su voluntad, confesando al mismo tiempo nuestros pecados y reconociendo con gratitud sus beneficios.
Sal. 10:17; Sal. 62:8; Mateo 7:7–8.; 1 Juan 5:14; Juan 16:23–24; Sal. 32:5–6; Dan. 9:4–19; 1 Juan 1:9; Sal. 103:1–5; Sal. 136; Fil. 4:6.
P. 99. ¿Qué regla nos ha dado Dios para dirigirnos en la oración?
R. Toda la palabra de Dios es útil para dirigirnos en la oración; pero la regla especial es aquella oración que Cristo enseñó a sus discípulos y que comúnmente se llama "La Oración del Señor".
1 Juan 5:14.; Mateo 6:9–13.
P. 100. ¿Qué nos enseña el prefacio de la Oración del Señor?R. El prefacio de "La Oración del Señor", que dice: "Padre nuestro, que está en los cielos", nos enseña a acercarnos con santa reverencia y toda confianza a Dios como a un padre que puede y quiere socorrernos; y también a orar con otros y por otros.
Sal. 95:6; Ef. 3:12; Mateo 7:9–11; Cf. Lucas 11:11–13; Ro. 8:15; Ef. 3:20; Ef. 6:18; 1 Tim. 2:1–2.

P. 101. ¿Qué rogamos en la primera petición?R. En la primera petición, que dice: "Santificado sea tu nombre", rogamos que Dios nos ayude nosotros y a los demás hombres a glorificarle en todo aquello por lo cual se da a conocer, y también que él disponga todas las cosas para su propia gloria.
Sal. 67:1–3; Sal. 99:3; Sal. 100:3–4; Rom. 11:33–36; Apoc. 4:11.
P. 102. ¿Qué rogamos en la segunda petición?R. En la segunda petición que dice: 'Venga tu reino", rogamos la destrucción del reino de Satanás; el progreso del reino de gracia; que nosotros y los demás hombres seamos introducidos y conservados en éste; y que venga pronto el reino de gloria.
Mateo 12:25–28; Rom. 16:20; 1 Juan 3:8; Sal. 72:8–11; Mateo 24:14; 1 Cor. 15:24–25; Sal. 119:5; 2 Tes. 3:1–5; Apoc. 22:20.
P. 103. ¿Qué rogamos en la tercera petición?R. En la tercera petición, que dice: "Sea hecha tu voluntad como en el cielo así también en la tierra, rogamos que Dios, por su gracia nos dé facultad y buena disposición para conocer, obedece y someternos en todo a su santa voluntad, así como lo hacen los ángeles en el cielo.
Sal. 19:14; Sal. 119.; 1 Tes. 5:23; Heb. 13:20–21; Sal. 103:20–21; Heb. 1:14.
P. 104. ¿Qué rogamos en la cuarta petición?R. En la cuarta petición que dice: "Danos hoy nuestro pan cotidiano" rogamos a Dios, el dador de todo lo bueno, que nos dé una porción suficiente de las cosas temporales, y que con ella nos conceda el goce de su bendición.
Prov. 30:8–9; Mateo 6:31–34; Fil. 4:11, 19; 1 Tim. 6:6–8.
P. 105. ¿Qué rogamos en la quinta petición?R. En la quinta petición que dice: "Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores", rogamos que Dios, por amor a Cristo, perdone gratuitamente todos nuestros pecados; y somos estimulados a pedir esto, porque con su gracia, nos hallamos en disposición de perdonar sinceramente a otros.
Sal. 51:1–2, 7, 9; Dan. 9:17–19; 1 Juan 1:7; Mateo 18:21–35; Ef. 4:32; Col. 3:13.
P. 106. ¿Qué rogamos en la sexta petición?R. En la sexta petición, que dice: "No nos metas en tentación más líbranos del mal", rogamos que Dios nos guarde de ser tentados a pecar, o que nos sostenga y nos libre cuando seamos tentados.
Sal. 19:13; Mateo 26:41; Juan 17:15; Lucas 22:31–32; 1 Cor. 10:13; 2 Cor. 12:7–9; Heb. 2:18.
P.107. ¿Qué nos enseña el final de la Oración Dominical?R. El final de la Oración Dominical, que dice: "Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria por todos los siglos. Amén", nos enseña a derivar solamente de Dios los incentivos que nos mueven a orar; y también a alabarle en nuestras oraciones, atribuyéndole a él sólo el dominio y el poder y la gloria. Y en testimonio de nuestro deseo y seguridad de ser oídos, decimos: "Amén".
Dan. 9:4, 7–9, 16–19; Lucas 18:1, 7–8; 1 Cron. 29:10–13; 1 Tim. 1:17; Apoc. 5:11–13; 1 Cor. 14:16; Apoc. 22:20.

Catecismo Mayor
Westminster.


P. 1. ¿Cuál es el fin principal y más alto de la existencia del hombre?R. El fin principal y más alto propósito de la existencia del hombre es glorificar a Dios y gozar plenamente de él para siempre.
Rom. 11:36, I Cor. 10:31; Sal. 73:24-26; Juan 17:22, 24.
P. 2. ¿Cómo se manifiesta que Dios existe?R. La misma luz de la naturaleza que hay en el hombre y las obras de Dios, manifiestan con claridad que hay un Dios; pero solamente su Palabra y Espíritu revelan a Dios suficiente y eficazmente a los hombres para su salvación.
Rom. 1:19-20; Sal. 19:1-3; 2 Tim. 3:15-17, 1 Cor. 2:10.
P. 3. ¿Qué es la palabra de Dios?R. Las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento son la Palabra de Dios, la única regla de fe y obediencia.
2 Tim. 3.16; 2 Ped. 1:19-21; Is. 8:20, Luc. 16:29, 31; Gal. 1:8, 9; 2 Tim. 3: 15-17.
P. 4. ¿Cómo se manifiesta que las Sagradas Escrituras son la Palabra de Dios?R. Las Escrituras manifiestan por sí mismas ser la Palabra de Dios por medio de su majestad y pureza; por la armonía de todas sus partes y por el propósito de todo su conjunto, el cual consiste en dar toda la gloria a Dios; por su luz y poder para convencer y convertir a los pecadores, para consolar y edificar a los creyentes para la salvación; pero el Espíritu de Dios, dando testimonio con y por medio de las Escrituras, en el corazón del hombre, es el único capaz de persuadirlo plenamente de que ellas son la verdadera Palabra de Dios.
Is. 66:1. Amos 9: 2, 3, 4; Sal. 76. Sal. 12:6; 119; 140; Hch. 10:43; 26:22. Rom. 3: 19, 27; Hch. 18:28; Sant. 1:18; Sal. 19:7-9; ll) Juan 16:13,14; 1 Juan 2:20, 27.
P. 5. ¿Qué es lo que enseñan principalmente las Escrituras?R. Las Escrituras enseñan principalmente lo que el hombre debe creer con respecto a Dios, y los deberes que Dios exige al hombre.
Juan 20:31; 2 Tim. 1:13; 2 Tim. 3:15-17

Lo que el hombre debe creer respecto a Dios

P. 6. ¿Qué es lo que las Escrituras dan a conocer acerca de Dios?R. Las Escrituras dan a conocer lo que es Dios, las personas que hay en la Divinidad, sus decretos y la ejecución de sus decretos.
Ex. 34:6-7; Jn. 4:24; Heb. 11:6; Dt. 6:4-6; 1 Co. 8:4, 6; Mt. 3:16-17; Hch. 15:14-15, 17; Hch. 4:27-28
P. 7. ¿Qué clase de ser es Dios?R. Dios es Espíritu, en sí y por sí mismo infinito en su ser, gloria, bienaventuranza y perfección; todo suficiente, eterno, inmutable, incomprensible, omnipresente, todopoderoso, omnisciente, sapientísimo, santísimo, justísimo, misericordiosísimo y lleno de gracia, tardo para la ira y abundante en bondad y verdad.
Jn. 4:24; Ex. 3:14; Job 11:7-9; Hch. 7:2; 1 Ti. 6:15; Mt. 5:48; Gn. 17:1; Ex. 3:14; Sal. 90:2; Ml. 3:6; Stg. 1:17; 1 R. 8.27; Sal. 139:1-13; Ap. 4:8; He. 4:13; Sal. 147:5; Ro. 16.27; Is. 6:3; Ap. 15:4; Dt. 32:4
P. 8. ¿Hay más de un Dios?R. No hay sino uno solo, el Dios vivo y verdadero.
Dt. 6:4; Jer. 10:10; 1 Co. 8:4,6
P.9 ¿Cuántas personas hay en la Divinidad?R. En la Divinidad hay tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; y estas tres personas son un solo Dios verdadero y eterno, idénticas en sustancia, iguales en poder y gloria, aunque distintas por sus propiedades personales.
Mt. 3:16-17; Mt. 28:19; 2 Co. 13:14; Jn. 10:30
P. 10. ¿Cuáles son las propiedades personales de las tres personas que hay en la Divinidad?R. Es propio del Padre engendrar al Hijo, y es propio del Hijo ser engendrado por el Padre, y es propio del Espíritu Santo proceder del Padre y del Hijo desde toda la eternidad.
He. 1.5-6, 8; Jn. 1.14, 18; . Jn. 15.26; Gl. 4.6

Credo
Apostólico.


"

Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.Y en Jesucristo su único Hijo, Señor nuestro,
que fue concebido por el Espíritu Santo.
Nació de María virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió al Hades;
Al tercer día resucitó de entre los muertos;
subió al cielo.
Está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso;
desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo.
La santa Iglesia Universal.
La comunión de los santos.
EI perdón de los pecados.
La resurrección de la carne.
Y la vida eterna.
Amén.

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Reglamento de la "Biblioteca Reformada Los Olivos"

Objetivo
La biblioteca de la Iglesia Presbiteriana Los Olivos tiene como propósito ofrecer a sus miembros y a la comunidad en general acceso a materiales teológicos, bíblicos y otros recursos para el crecimiento espiritual y el conocimiento de la fe cristiana.
La biblioteca promueve la educación cristiana tanto entre los miembros de la iglesia como entre aquellos interesados en aprender más sobre teología, historia cristiana y temas relacionados, fomentando una comunidad de estudio, reflexión y crecimiento espiritual, deseamos fortalecer a la comunidad más allá de los muros de la congregación.1. Acceso a la Biblioteca
1.1. Miembros de la Iglesia: Los miembros de la Iglesia Presbiteriana Los Olivos tienen acceso completo a la biblioteca, incluyendo la posibilidad de llevar libros prestados.
1.2. Público General: La biblioteca está abierta para la consulta y lectura presencial de los libros en nuestras instalaciones. No se permite el préstamo externo para no miembros de la iglesia.2. Horarios de Atención
2.1. La biblioteca está abierta al público en los siguientes horarios:
Viernes: 7:00 p.m. - 9:00 p.m.
2.2. Los horarios pueden estar sujetos a cambios según las actividades de la iglesia. Cualquier modificación será comunicada previamente.3. Normas para el Público General
3.1. El público en general puede consultar cualquier libro dentro de las instalaciones de la biblioteca.
3.2. Está prohibido sacar libros o cualquier otro material fuera de las instalaciones sin autorización.3.3. Se recomienda mantener un ambiente de respeto y silencio para facilitar la lectura de todos los usuarios.3.4. Los visitantes deberán firmar en el registro de entrada con sus datos personales antes de acceder a la lectura.4. Normas para los Miembros de la Iglesia
4.1. Los miembros de la iglesia pueden llevar prestados hasta 3 libros a la vez, con un plazo de 14 días.
4.2. Los libros prestados deben ser devueltos en las mismas condiciones en las que fueron recibidos. En caso de daño o pérdida, el miembro será responsable de reponer el libro o cubrir su costo.4.3. Se pueden realizar hasta 2 renovaciones por libro, siempre y cuando no haya otra persona en lista de espera.4.4. La membresía debe estar vigente para poder acceder al servicio de préstamo.4.5. En caso de no devolver el libro a tiempo, se aplicará una restricción temporal de uso del servicio de préstamo hasta que el libro sea devuelto.5. Reservas de Libros
5.1. Los libros en préstamo pueden ser reservados por otros miembros. Una vez devuelto el libro, el siguiente miembro en la lista de espera será notificado.
5.2. Las reservas se mantienen activas durante un período máximo de 3 días hábiles desde la notificación. Si el libro no es recogido en ese plazo, la reserva quedará anulada.6. Cuidado y Conservación de los Materiales
6.1. Todos los usuarios deben manejar los libros con cuidado. Está prohibido escribir, subrayar, doblar páginas o causar cualquier daño a los materiales de la biblioteca.
6.2. Los libros deben ser devueltos en las mismas condiciones en las que fueron prestados. El mal uso del material podría restringir el acceso al servicio de préstamo.7. Uso de los Espacios
7.1. La biblioteca cuenta con un espacio designado para la lectura y estudio. Se debe mantener una conducta adecuada, respetando el silencio y orden del lugar.
7.2. No se permite el consumo de alimentos ni bebidas dentro de la biblioteca, excepto en áreas autorizadas.8. Restricción de Acceso a Áreas No Autorizadas
8.1. Está estrictamente prohibido que los usuarios de la biblioteca ingresen a áreas que no estén designadas para el público. Esto incluye oficinas, depósitos, o cualquier espacio restringido dentro de las instalaciones de la iglesia.
8.2. Asimismo, no se permite que los usuarios se desplacen más allá de las instalaciones de la biblioteca sin autorización. Los visitantes deben permanecer en las áreas asignadas para la consulta y lectura.9. Sanciones
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